Skip to main content

De muros a punto de derrumbarse a recuperar la ilusión: cómo la rehabilitación de una escuela hizo renacer la esperanza en Cap-Haïtien 

Cap-Haïtien, Haití – Cada mañana más de 600 niñas atraviesan las puertas de la Escuela Nacional de Niñas Fanelie-François et Philippe d’Haut, una escuela pública exclusivamente para niñas en Cap-Haïtien. Para muchas de ellas, la escuela es más que un lugar para el aprendizaje – se trata de un refugio para la estabilidad en medio de la incertidumbre. Cap-Haïtien, la segunda ciudad más grande de Haití, ha ganado relevancia desde el cierre del aeropuerto de Puerto Príncipe por motivos de inseguridad. Ahora funciona como el principal punto de acceso del país y tiene un rol vital en cuanto a recibir a personas en movimiento – incluyendo a migrantes deportados y a familias desplazadas.  

En 2024, la deteriorada infraestructura escolar se había convertido en una amenaza para la seguridad de estudiantes y profesores por igual. “Estábamos permanentemente con miedo de que la infraestructura pudiera colapsar”, recuerda Jean-Julia Saint-Fleur, ex profesora y actual directora de la escuela desde 2014. “No se trataba de incomodidad simplemente — sino también de peligro. Incluso cada tablón roto del piso y cada teja suelta en el techo nos recordaba que estábamos a tan solo un paso de la tragedia”.  

 

Reconociendo la urgencia, en diciembre de 2024 la comunidad transmitió sus inquietudes al Ministerio de Educación que luego se comunicó con la OIM para apoyar la rehabilitación de la escuela con fondos aportados por Global Affairs Canada. El Proyecto fue el resultado de un diálogo colaborativo entre la OIM, el Ministerio de Educación, las autoridades locales y los representantes de la comunidad.  

Juntos procedieron a evaluar el estado de las instalaciones escolares, identificaron necesidades prioritarias, y conjuntamente desarrollaron un plan de rehabilitación sobre la base de las realidades y expectativas locales. Este enfoque participativo garantiza que la intervención sea no solamente sólida desde el punto de vista técnico, sino que la comunidad local se apodere del proyecto y que sea socialmente significativo. 

Diálogo comunitario para reconstruir la esperanza 

Con apoyo del Ministerio de Educación, de ingenieros y de contratistas de la OIM, se llevaron adelante tareas cruciales: el techo fue reparado, se reconstruyeron divisorios interiores en el piso superior, se reemplazaron los pisos de la planta baja y el edificio en su totalidad fue pintado nuevamente. 

Estos trabajos transformaron la escuela, que dejó de ser una estructura frágil para convertirse en un entorno seguro para el aprendizaje. “Gracias a este proyecto, pasamos de la preocupación por sufrir posibles heridas a observar cómo nuestras alumnas ingresaban a la escuela llenas de orgullo”, dijo Saint-Fleur. “No son meros trabajos de reconstrucción – se está enviando un mensaje en relación a que la educación importa”.  

Este trabajo forma parte del enfoque más amplio de la OIM en materia de reintegración y estabilización. Se trata de un enfoque de base comunitaria que procura fortalecer la infraestructura pública esencial, conformada por escuelas, centros de salud y espacios comunitarios. Mejorando el acceso a servicios, el Ministerio de Educación y la OIM apoyan tanto a los migrantes deportados como a las comunidades que los acogen.   

La rehabilitación de esta escuela también pone de manifiesto el compromiso de la OIM con el fortalecimiento del acceso a servicios básicos – en especial el de educación – como una herramienta para el empoderamiento y la estabilidad. Muchas de las estudiantes que concurren a esta escuela son niñas pertenecientes a familias vulnerables, incluyendo familias que han sido deportadas o desplazadas. 

Si bien la escuela se convirtió en un espacio seguro gracias a las mejoras introducidas, quedan todavía desafíos por delante. La escuela sigue sin pupitres adecuados, instalaciones sanitarias convenientes para las niñas y el personal de sexo femenino, además de un programa de alimentación sostenible. Pero la transformación de todas maneras ha traído esperanza y con ella, una renovada energía entre los estudiantes y el personal.  

“Finalmente sentimos que nuestras voces fueron escuchadas”, dice la Sra. Joseph, profesora que ha estado en la institución por más de una década. “Por años tuvimos que enseñar con miedo.  Hoy enseñamos con confianza – y eso marca una gran diferencia para todas nuestras estudiantes.

“Este apoyo llegó cuando más lo necesitábamos”, señala Saint-Fleur. “Y le recordó a la comunidad toda – incluso a nuestras alumnas – que no había sido olvidada”.  

La escuela como la base del futuro 

“Me encanta venir a la escuela ahora”, dice Rosemène, alumna de 12 años que cursa sexto grado. “Se siente como una verdadera escuela – limpia, refulgente y segura. Quiero ser maestra un día, ser como la Sra.  Saint-Fleur.” 

Mientras el año escolar avanza, Saint-Fleur sigue con su determinación de defender a sus estudiantes. “Hay mucho más por hacer. Pero este paso que dimos fue muy grande — y les demostró a nuestras alumnas que realmente nos importan”. 

Esta renovación fue posible gracias al generoso aporte del Gobierno de Canadá, como parte de un proyecto de mayor envergadura para proteger y asistir a las mujeres y menores de Haití en situación de vulnerabilidad – incluyendo a los afectados por el desplazamiento, el retorno o la explotación. La contribución de Canadá a esta iniciativa no solamente está ayudando a restaurar los espacios físicos, sino también a reconstruir las vidas, su dignidad, y a proteger sus futuros.  

Esta historia fue escrita por Antoine Lemonnier, Oficial de Comunicaciones de la OIM Haití.  

SDG 4 - EDUCACIÓN DE CALIDAD
SDG 5 - IGUALDAD DE GÉNERO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS
Escrito por
Antoine Lemonnier

SHARE THIS STORY