Metema, Etiopía – La campana del mediodía suena en la Escuela Primaria Metema Yohannes y de inmediato empiezan a escucharse risas en todo el patio. Los niños y niñas salen de las aulas, recogen sus viandas para el almuerzo, improvisan un partido de fútbol o van corriendo hacia los baños. Son preciosos minutos de alegría y movimiento.
Para estos niños y niñas, muchos de los cuales han escapado del conflicto en Sudán, el tañido de esa campana significa mucho más que un simple recreo: se trata de experimentar una frágil sensación de seguridad tras meses de haber sentido solamente incertidumbre.
Ubicada en Metema, una ciudad fronteriza muy tranquila en la zona occidental de Etiopía, la escuela se ha convertido en un refugio para niños y niñas sudaneses y etíopes que están escapando de la violencia que estalló en abril de 2023. El repentino flujo de refugiados ha ejercido una enorme presión sobre esta comunidad que alguna vez fuera totalmente ignorada.
“Incluso antes de la crisis debíamos soportar muchas carencias”, señala Mekonnen Kassa, Vice director de la Escuela Primaria Metema Yohannes. “Pero cuando la cantidad de estudiantes creció tan de prisa, nos enfrentamos a un gran problema, sobre todo en lo vinculado al saneamiento”.
Una letrina para 265 estudiantes. Esa era la realidad.
Para Kalkidan, de 14 años, la escuela ofrecía esperanza – pero esa esperanza no estaba libre de desafíos. “Tenemos solamente 15 minutos de recreo. La fila para ir al baño siempre era muy larga. Por ese motivo siempre me retrasaba al momento de volver al aula. Una vez la maestra pensó que yo estaba en al patio saltando la cuerda”, dice, con la mirada triste.
Su compañera Dagim, de 13, agrega: “No tenía que ver simplemente con la espera. Se relacionaba con sentir vergüenza. No había baños suficientes. Y cuando eso te preocupa, es muy difícil que pienses en las tareas escolares”.
Pero las consecuencias del problema exceden la mera incomodidad. El saneamiento inadecuado trae enfermedades, los alumnos y alumnas pierden días de estudio y sufren estrés emocional, sobre todo las adolescentes. La falta de baños limpios y seguros amenaza silenciosamente la salud, la dignidad y el futuro del alumnado.
Reconociendo la urgencia del problema, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se hizo presente en el lugar. Tras haber evaluado las necesidades de la escuela por medio de sus Servicios de Agua, Saneamiento e Higiene para Todos (WASH) la OIM construyó dos bloques de letrinas semi permanentes, cada una con 12 casetas separadas, algunas para varones y otras para mujeres, y equipadas con características inclusivas para los alumnos con alguna discapacidad.
“Estas instalaciones no son simplemente estructuras, sino que también restauran la dignidad”, dijo Alehegn Ayele, quien trabaja como asistente del área de Servicios WASH en la OIM. “Cuando los estudiantes tienen acceso a baños limpios y seguros, su actitud cambia totalmente. Se enfocan en el estudio, participan, progresan”.
El cambio fue inmediato y visible. “Ahora la proporción entre baños y estudiantes es de un baño para 105 estudiantes”, dijo el Vice directo Mekonnen. “Es un cambio enorme. Hemos podido comprobar que ahora hay menos ausencias y que ha mejorado la confianza del alumnado”.
Para Kalkidan, la diferencia es totalmente palpable. “Ahora no tengo necesidad de apurarme ni de preocuparme por llegar tarde. Puedo enfocarme debidamente en el aprendizaje”.
Desde 2023 hasta la fecha la OIM ha construido o rehabilitado más de 5.300 letrinas en toda Etiopía – beneficiando a más de 100.000 personas refugiadas, desplazadas y retornadas, y también a los miembros de las comunidades que las acogen. Pero en lugares como Metema el impacto se mide no solamente en cifras sino también en las sonrisas de los estudiantes que reclaman su derecho a aprender.
Porque cuando un niño o niña se siente lo suficientemente seguro como para aprender, no sobrevive simplemente, sino que empieza a soñar nuevamente. Y con cada letrina que se construye, con cada mano lavada, y con cada campana resonando, la esperanza resuena con más fuerza a través de la frontera.
Historia escrita por Alemayehu Seifeselassie, OIM Etiopía.