"Ningún día es igual al otro. El mañana vendrá con nuevas esperanzas".
Umpiem Mai, Tailandia – Para Aye Win [nombre cambiado para proteger su identidad], de 21 años de edad, la vida en el albergue temporal de Umpiem es todo lo que ha conocido. Nació en ese albergue en la zona noroeste de Tailandia. El mismo aloja a más de 11.000 refugiados*. Los hogares temporales y los senderos angostos han definido totalmente el mundo de Aye Win. Sin embargo, ese entorno no logró disuadirla respecto de renunciar a su sueño de un futuro mucho más allá de sus actuales límites – un futuro en el que la educación allanará el camino hacia una vida mejor.
Las dificultades financieras, el acceso limitado a la educación y la falta de exposición al mundo exterior forman parte de la realidad cotidiana de quienes viven en el albergue temporal. Para Aye Win, que ha crecido en una familia con muchos hermanos, estos desafíos se han agravado por la competencia permanente por los recursos y la atención.
“Tengo diez hermanos y a veces, por ser la del medio, me siento perdida”, dice Aye Win. “Hay momentos en los que sentí que mis padres no me amaban o que yo no les importaba ya que no podían mandarme a la escuela. Por supuesto que no era así”.
“Yo siempre he tenido una avidez por el estudio y realmente quería acceder a educación”, declara ella reflexionando profundamente sobre su vida.
Con la firme determinación de seguir estudiando, Aye Win se fue de su casa y se trasladó al albergue temporal de Mae La, situado a 150 km de distancia, para registrarse en un programa de educación secundaria de dos años. La transición fue complicada por tener que vivir lejos de sus padres, dependiendo de la amabilidad de otras personas para poder acceder a alimentos y a albergues y por tener que navegar en un entorno poco familiar. Pero aún en medio de todas estas dificultades, Aye Win logró descubrir oportunidades inesperadas para el crecimiento y el aprendizaje.
“Incorporé capacidades importantes para mi vida como por ejemplo el modo de interactuar con nuevas personas, hacer amigos y lo que es todavía más importante, ser independiente”, recuerda. “Fue complicado, pero me permitió ser quien soy en este momento”.
La perseverancia y resiliencia de Aye Win dieron sus frutos. Ella no solamente logró completar su educación secundaria, sino que también incorporó valiosas capacidades que la ayudarían a adaptarse a su vida más allá del campamento.
Ahora mientras se prepara para reasentarse con sus padres y hermanos en Australia, vislumbra un futuro lleno de oportunidades para poder educarse aún más.
Para Aye Win, la educación no tiene que ver solamente con ella; es un medio de brindar apoyo y sustentar a comunidades enteras.
“Estudiar en Australia me dará acceso a educación internacional y me permitirá ayudar a mi familia y a mi comunidad”, dice.
Ella comprende de primera mano las luchas que muchos jóvenes refugiados deben enfrentar, incluyendo los sentimientos de aislamiento, la incertidumbre y el temor de que sus sueños podrían no cumplirse. Esto ha fortalecido su resolución de apoyar a los y las jóvenes que se encuentran en situaciones similares.
"Deseo ser una voz para los y las jóvenes que se sienten invisibles”, dice. “Quiero que sepan que sin que importe su lugar de origen o lo que hayan tenido que atravesar, tienen el poder de forjarse sus propios futuros”.
"Muchos jóvenes que viven en el albergue temporal se sienten varados en el limbo”, explica por medio de anécdotas tomadas de sus experiencias personales.
“Lo he sentido yo misma, muchas veces. La vida puede parecer muy abrumadora, haciéndote sentir pequeño y cuestionándolo todo. Pero yo he rechazado la idea de permitir que eso me defina. He visto cómo la gente joven lucha para salir adelante y si se rinden eso podría a veces llegar a destruirles la vida”, señala Aye Win compartiendo la lección aprendida acerca de cómo las elecciones que hacemos pueden determinar nuestro futuro en su totalidad.
“Me aferro a mi creencia de que las cosas van a mejorar. No todos los días serán iguales. El día de hoy pasará y el mañana traerá nuevas esperanzas y oportunidades. Tan sólo necesitamos seguir avanzando”.
“Incluso en el campamento, incluso con recursos limitados, hay maneras de aprender y de crecer. La internet, el teléfono, cualquier cosa puede llegar a ser una ventana al mundo. Todo lo que se necesita es tener una mentalidad abierta y estar dispuesto a buscar las oportunidades”.
Sus experiencias de vivir en un albergue temporal y de ver cómo el trauma afectó a sus compatriotas refugiados, incluyendo a sus padres, la han inspirado a seguir una carrera en psicología para trabajar como terapeuta. Espera poder ayudar a las personas, en especial a los jóvenes, para que puedan enfrentar los desafíos y las luchas vinculadas a la salud mental.
Volver a restablecerse en Australia ofrece un pasaporte para que ella pueda continuar con sus sueños y aspiraciones.
Si bien se siente emocionada por el futuro, el viaje largo que tendrá que hacer le genera también ansiedad.
“Nunca he estado siquiera cerca de un avión real”, dice Aye Win. “Solamente los he visto en películas y videos. No sé cómo va a reaccionar mi cuerpo cuando estemos volando y tengo temor de equivocarme con alguna cosa en el aeropuerto”.
Para ayudar a calmar esta y otras ansiedades de quienes ingresan al programa humanitario para refugiados, personas que se están preparando para una nueva vida en Australia, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estado facilitando en todo el mundo el Programa de Orientación Cultural de Australia (AUSCO). AUSCO es un programa auspiciado por el Departamento de Asuntos Internos del Gobierno de Australia que busca compartir con quienes han obtenido una visa en algunas de las categorías contempladas en este programa humanitario conocimiento esencial acerca de la vida en Australia.
Establecido en 2003, el Programa AUSCO facilitado por la OIM ha beneficiado a más de 148.000 personas por medio de clases en 15 países con sitios permanentes de entrega y en más de 50 países en los que se implementó orientación de manera irregular tal como fuera requerido. La capacitación busca brindar información precisa acerca de los procesos de partida y ofrece datos sobre apoyo en materia de servicios de asentamiento tras la llegada a Australia. El curso presenta un panorama realista de la vida en Australia, alienta al aprendizaje del idioma inglés y brinda a los participantes las herramientas y capacidades necesarias para realizar trámites propios con alta eficacia y lograr de tal modo una adaptación exitosa.
“Cada participante, al igual que Aye Win, que se inscribe en un curso de AUSCO tiene su propia y singular historia y sus aspiraciones personales”, destaca Constanze Voelkel-Hutchison, Coordinadora Mundial de la OIM para AUSCO. “Nuestro objetivo no es solamente brindar a los concurrentes el conocimiento y las capacidades necesarias para navegar por su proceso de reasentamiento y reconstruir así sus vidas en Australia, sino que lo que también se busca es hacerlos sentir con confianza suficiente y empoderarlos para que puedan empezar bien este nuevo capítulo en el viaje de sus vidas”.
“Todos los temas me interesaban”, expresa Aye Win. “Aprendí acerca de qué puedo esperar durante el viaje, qué tengo que poner en las valijas y cómo enfrentar los desafíos. Todo esto es nuevo para mí, pero me siento mucho más preparada ahora”.
“Realmente aprecio la forma en que los capacitadores han estado dando el curso y nos han hecho participar. Soy joven y me encanta la manera de fomentar la participación por medio de los ejercicios de juegos de roles, para poder comprender las ventajas y desventajas de cada cosa”.
"Por ejemplo, en el caso del ejercicio de empacar, si no hubiéramos hecho la capacitación, hubiésemos intentado traernos todo desde casa. Pero ahora comprendemos qué es lo que importa traer, lo que es mejor dejar allá, y también los motivos para hacer lo uno o lo otro, para poder así prepararnos”.
Aye Win piensa en el futuro antes de embarcarse en este nuevo capítulo de su vida. Lleva consigo no solamente sus propios sueños sino también las esperanzas de muchas otras personas iguales a ella. Impulsada por su pasión por estudiar y de devolverle a la comunidad a la que pertenece todo lo que recibió, tiene la firme determinación de quebrar las normas y barreras de género y de crear un futuro más venturoso lleno de propósitos y oportunidades.
“Yo quiero que mis padres se sientan orgullosos de mí. También quiero brindarles apoyo, no solamente desde el punto de vista financiero sino también con mi educación y mis capacidades”.
*Datos del ACNUR al mes de enero de 2024
Esta iniciativa ha sido posible con el apoyo del Departamento de Asuntos Internos del Gobierno de Australia.
Esta historia fue escrita por Anushma Shrestha, Oficial de Prensa de la OIM Tailandia.