Trípoli, 11 de Julio de 2022 – Cuando Ime* se fue de Nigeria en 2016, lo hizo con la esperanza de encontrar alternativas para poder mantener a su familia. Con tan solo 18 años tenía ya su propia peluquería en Nigeria, la cual gestionó durante cuatro años. Debido a la situación socioeconómica en su país, Ime se vio forzada a abandonr su negocio.
Algo más tarde se encontró con una amistad cercana que le ofreció pagarle el transporte a Europa y la promesa de un empleo. Irme se entusiasmó con el ofrecimiento y aceptó de buen grado, pensando que su futuro iba a mejorar drásticamente.
Pese a que la familia de Ime recibió la noticia con descontento, por temor a que le ocurriera algo en el camino, Ime tomó la determinación de irse y de transformar su vida. Desde Lagos viajó hacia Agadez en Níger, y desde allí a Sebha en Libia.
“Pasamos más de un mes en ruta y enfrentamos numerosos desafíos. Estábamos sentados en la parte trasera de un camión bajo el sol abrasador. Sentía gran temor cada vez que miraba a mi amiga que había viajado conmigo desde Nigeria y al resto de las chicas; podía ver en sus rostros lo cansadas que estaban”, recuerda Ime. “Fueron los peores días de mi vida”.
El viaje la llevó a Sebha, y una semana más tarde, a Trípoli. Más tarde, a la embarcación que la llevaría en su primer intento de cruzar el mar. Habiendo oído historias exitosas acerca de personas que habían logrado llegar a Europa, Ime confiaba en que todo saldría bien. Pero a pocas horas de iniciar el viaje, la embarcación empezó a tener problemas. Se quedaron varados en el mar. Los guardias de búsqueda y rescate de Libia los encontraron y los llevaron de regreso a la costa.
“Me sentí feliz de estar viva”, dice.
Según la más reciente Actualización Marítima de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 9.000 migrantes han regresado a Libia entre enero y junio de 2022, incluyendo a 656 mujeres y 342 menores. Cuando son regresados a la costa, todos recibieron asistencia directa y apoyo psicosocial y de salud mental de parte de los equipos de la OIM.
Tras el primer intento de travesía por mar rumbo a Europa, Ime fue traída de regreso a Trípoli,donde quedó detenida por un par de meses, hasta que fue empleada por una familia libia como trabajadora doméstica. Su único propósito era trabajar y ahorrar para intentar el cruce nuevamente.
Un año después, Ime conoció a un hombre de Ghana con el cual se casó. Cuando su marido perdió su empleo al inicio de la pandemia de COVID-19, los dos lucharon para poder llegar a fin de mes. Ella finalmente logró separar suficiente dinero como para intentar cruzar el mar de nuevo, siempre teniendo Europa en su cabeza, y convenció a su marido para que la acompañara.
Durante este periodo, Ime descubrió que estaba embarazada de su primer hijo. Ella y su marido se sintieron conmovidos por la noticia y por el hecho de ser padres, pero, desafortunadamente, Ime perdió el bebé al cumplir las 28 semanas de gestación.
“Me sentí desesperanzada y lloré mucho cada noche. La única persona en la cual podía apoyarme era mi esposo, quien me convenció de intentar de nuevo tener un bébé”.
A finales de ese mismo año el sueño de Ime de volver a quedarse embarazada se convirtió en realidad mientras el proyecto de viajar a Europa también iba tomando forma.
Su marido no apoyaba el viaje de Ime por temor a que perdiera su embarazo nuevamente, pero Ime ya lo había decidido. Se mantuvo firme.
En marzo de 2021 junto a su esposo intentó nuevamente cruzar el mar, con más nervios y ansiedad en esta oportunidad. “Le recé todo el tiempo a Dios para que nos ayudara”.
Después de 48 horas, los guardias de Libia volvieron a enviarlos de regreso a Trípoli. Esta vez Ime se reunió con personal de la OIM que ayuda a los migrantes retornados a la costa, pero decidió no contarle a nadie que estaba en estado. Unas semanas más tarde volvió a perder este segundo embarazo. Estaba devastada.
Pese a todo, Ime no renunció a tener una familia y pronto volvió a esperar familia por tercera vez, pero esta vez ella discutió su situación con sus amigas nigerianas que le aconsejaron procurar la asistencia de la OIM. En febrero pasado decidió visitar la oficina de la OIM en Trípoli y el personal la derivó a una ginecóloga de la OIM.
Cuando Ime se reunió por primera vez con la Dra. Sarah Alnaemi de la OIM, llevaba ya entre 10 y 11 semanas de embarazo. “La mayor parte de los migrantes vienen a nuestro consultorio para un seguimiento pre natal y para tomar los medicamentos esenciales que recetamos, además de prepararse para el parto. Los derivamos al hospital para que tengan un parto seguro”, dice la Dra. Alnaemi.
“Aceptamos todos los casos que nos deriva la OIM. La mayor parte de las veces admitimos a las pacientes al momento del parto, pero a la vez realizamos todo tipo de procedimientos, dependiendo de las necesidades individuales”, explica el Dr. Ramadan Elgantri, Consultor en Obstetricia y Ginecología en una clínica privada de Trípoli.
Gestionada por la OIM, tan sólo en 2021 esta oficina ha asistido a más de 7.000 migrantes que al igual que Ime, estaban varados sin medios como para poder continuar con sus viajes al exterior o para poder regresar a sus hogares.
El equipo sanitario de la OIM en Libia sigue brindando su apoyo a los migrantes y asegura que todos tengan el derecho y el acceso a cuidados de la salud. Desde enero de 2022 el equipo ha brindado asistencia a 431 migrantes embarazadas y ha derivado a 272 para que den a luz.
Ahora con 28 semanas de embarazo y en condición estable, Ime finalmente se permite sentir entusiasmo acerca del futuro y acerca de su sueño más importante que es el de ser madre.
Las actividades sanitarias de la OIM en Libia son financiadas por la Unión Europea.
Los nombres han sido cambiados para proteger las identidades.
Esta historia ha sido escrita por Moayad Zaghdani del Equipo de Comunicaciones de la OIM en Libia.