Banjul, 28 de febrero de 2022–Hace veintidós años, una joven llamada Olimatou Chongan decidió dejar su casa e irse al Reino Unido para poder asistir a la universidad.
“Mis padres siempre me alentaron a que estudiara. Tuve un padre muy trabajador y una madre muy afectuosa”, recuerda Olimatou. “Después del golpe de 1994 en Gambia muchos de los integrantes de mi familia abandonaron el país de modo que yo ya tenía algunos parientes en el Reino Unido”.
Al principio Olimatou estudió tecnología de la información y se mostró muy complacida de poder trabajar por tiempo parcial como voluntaria en un pabellón de salud mental. “Pude concretar mi pasión e ir a la universidad para obtener un diploma de posgrado en estudios de salud mental. No he mirado hacia atrás desde entonces”.
Alhagie Camara tomó la misma decisión de migrar al Reino Unido, si bien lo hizo en una etapa posterior de su vida. Natural de una comunidad rural en la Región de North Bank, Alhagie incursionó en la enseñanza, la fotografía, la construcción y el desarrollo comunitario antes de focalizarse en su pasión por la salud mental – pasión que descubrió mientras trabajaba en el sector del desarrollo.
“Decidí mudarme después de haber cumplido los cuarenta años con el objetivo de profundizar mi educación en el área de la salud mental”.
Olimatou y Alhagie tienen ahora carreras bien establecidas en el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido. Forman parte de los más de 118.000 migrantes de Gambia que se encuentran viviendo en el exterior. Las remesas del exterior equivalen aproximadamente a un 21% del PBI del país. Se estima que en 2020, un monto aproximado de 589,81 millones de dólares EEUU en concepto de remesas convirtieron a Gambia en el cuarto país de África que más remesas ha recibido, las cuales representaron una proporción del PBI de ese país para ese año y llegaron durante el pico de la pandemia de COVID-19.
Pero cabe destacar que el potencial de los miembros de la diáspora no reside meramente en las remesas. Los migrantes también desarrollan capacidades y conocimientos de gran valor que no podrían haber adquirido en sus países de origen y que ahora pueden devolver allí.
Este fue el origen del programa de mentoreo de la diáspora establecido por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) junto al Ministerio de Asuntos Exteriores, Cooperación Internacional y Gambianos en el Exterior (MOFA) de Gambia. Olimatou y Alhagie fueron dos de los cuatro mentores seleccionados para un programa de un mes, que tuvo como objetivo facilitar la transferencia de capacidades y el fortalecimiento institucional en instituciones de gobierno especialmente seleccionadas. Por sus antecedentes en el área de la salud mental, a Olimatou y Alhagie se les asignó la tarea de orientar a jóvenes profesionales en el Centro Psiquiátrico de Tanka-Tanka, que depende del Ministerio de Salud. Se asignaron otros mentores de la diáspora al Directorio de Migración y de la Diáspora del Ministerio de Asuntos Exteriores y al Consejo Nacional de Deportes de la Juventud.
“Cuando vi un aviso relacionado con un programa de mentoreo de la diáspora, sabía que esa podía ser una excelente oportunidad para ofrecer mis servicios”, recuerda Olimatou. “Decidí postularme porque era algo que siempre había querido hacer. Sería un gran honor para mí regresar y hacer un aporte”, coincide Alhagie.
Olimatou había sido ya por mucho tiempo patrocinadora de Tanka-Tanka, el único centro del país dedicado al tratamiento de la salud mental. En 2014 fundó una institución de caridad llamada Better Thoughts Africa, la cual hizo una serie de donaciones al mencionado centro. Tras esas contribuciones financieras, ahora tenía la oportunidad de brindar apoyo usando las capacidades y el conocimiento adquirido en el exterior.
Entre las personas con las cuales Olimatou comparte sus conocimientos se encuentran seis miembros del personal del centro de salud mental y cuatro puntos focales de salud mental procedentes de otras regiones. “En la primera semana hicimos una evaluación de lo que funciona bien en la instalación y de lo que no. En la segunda semana nos enfocamos en una capacitación para el manejo de la medicación a fin de asegurar que cada paciente reciba el cuidado adecuado. Luego presentamos sesiones de simulación sobre Terapia Cognitiva Conductual y Terapia y Formulación del Habla para capacitar a los trabajadores del cuidado de la salud en el contexto de nuevas terapias que están por implementarse”.
Alhagie adoptó un enfoque similar con el foco puesto en compilar y analizar devoluciones y comentarios regulares de parte de los destinatarios del mentoreo. “Fue una oportunidad excelente de poder interactuar y aprender del personal, intercambiando maneras de unir nuestras capacidades y compartir nuestros conocimientos”.
Las discusiones que tuvieron lugar en el programa contribuyeron con los cambios propuestos para los procedimientos operativos estándares del centro. “A través de ejercicios grupales, pudimos elaborar protocolos de admisión y formularios de consentimiento que necesitamos aquí. También discutimos el almacenamiento adecuado, por ejemplo, la mejor manera de separar las drogas de control de otras drogas”, explica el encargado del centro Omar Bojang.
Alhagie espera que aquellos a quienes su mentoreo va dirigido logren adquirir un “mejor conocimiento de sus obligaciones y responsabilidades para lograr un impacto en la vida de los pacientes y de sus familias”. Una de esas personas, Ebrima Bah, comparte sus reflexiones sobre esta cuestión. “Mi principal conclusión es que quienes trabajamos aquí somos los que podemos comenzar a abordar diferentes problemáticas. Y la mejor forma de hacerlo es trabajar de manera colaborativa para que el entorno laboral mejore”. Ebrima comparte el ejemplo de que, a través del programa, el centro pudo ciertamente definir mejor los roles y las responsabilidades y asimismo fortalecer la rendición de cuentas de los productos finales.
Mientras tanto, Olimatou revela que el programa les ha brindado una plataforma a los destinatarios del mentoreo para que puedan acceder a buenas prácticas sobre el cuidado de la salud mental.
El programa de mentoreo de un mes fue como una muestra del potencial de la diáspora en cuanto a contribuir de manera significativa con el desarrollo nacional. El concepto de “circulación cerebral” es usado cada vez más en todo el mundo, destacando la oportunidad que tiene la diáspora de poder transferir capacidades, conocimiento, tecnología y redes– que son esenciales para el desarrollo de una economía moderna.
“El programa fue un excelente puntapié inicial, y ciertamente se podrá lograr mucho más a través de programas a largo plazo”, explica el Coordinador de Programas para la Gestión de la Migración en Gambia Stephen Matete. “Junto a MOFA, seguimos pidiendo recursos para poder incrementar este trabajo a través de programas de retorno permanente, temporario o incluso virtual, en los cuales los miembros de la diáspora brinden servicios como profesionales que puedan cubrir brechas críticas de conocimiento y de recursos. Esto puede hacerse por medio de investigación colaborativa con los actores locales; de acuerdos para conectar a las comunidades a través de las fronteras; colocación individual en las redes científicas, técnicas y de negocios; facilitación de la inversión en industrias emergentes y mucho más”.
Para cuando el programa llegue a su fin, ambos mentores están pensando ya en otros desafíos estructurales más amplios que desearán abordar en una etapa ulterior. “Deberíamos promover un mejor acceso a los servicios de salud mental, demostrándoles a las personas que no deben sentirse avergonzadas por necesitar recibir servicios de salud mental”, dice Olimatou.
Alhagie también expresa la necesidad de contar con capacidades más sólidas y un mejor discurso público sobre salud mental. “La clave para el aseguramiento del apoyo psicosocial es contar con un mayor número de profesionales debidamente capacitados y acercar los servicios a las personas, en especial a las que viven en zonas rurales. Lo que yo he visto recientemente es que más jóvenes están interesados en este segmento. Espero que en los próximos diez años o tal vez un poco más, se le brinde mayor atención al área de la salud mental”.
Si bien no es posible erigir un sistema sólido para el cuidado de la salud mental en Gambia del día a la noche, lo que la diáspora puede ofrecer realmente sirve para cubrir la brecha existente. Alhagie y Olimatou son ejemplos de las ventajas que pueden cosecharse de la movilidad humana. Las capacidades, el conocimiento, y el capital ganados en el exterior son aprovechados en última instancia para el desarrollo de las comunidades de origen que pudieran llegar a necesitarlos – cuando se regresa, se invierte en estructuras de contención para los marginalizados que a menudo son los más expuestos a la discriminación y estigmatización.
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El programa de mentoreo de la diáspora fue financiado por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo a través del Proyecto de Apoyo al Desarrollo Económico Local (SLED).
Esta historia fue escrita por Miko Alazas y Jaka Ceesay Jaiteh, Unidad de Prensa de la OIM en Gambia.