Kabul, 18 Oct 2021 – Por tres décadas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estado brindando servicios sanitarios esenciales a las personas en movimiento y a poblaciones en Afganistán a las cuales es difícil llegar. También se ha mantenido en la primera línea de la respuesta de Naciones Unidas a la pandemia de COVID-19 en ese país, teniendo presencia en este momento en cuatro provincias fronterizas: Herat, Nimroz, Kandahar y Nangarhar. Desde que comenzó el año, casi medio millón de personas ha accedido a la asistencia sanitaria esencial brindada por la OIM. Los equipos sanitarios de la Organización se están preparando ahora con gran rapidez para aumentar la capacidad y adaptar el apoyo destinado a cubrir brechas urgentes y ayudar a asegurar que el sistema de cuidados de salud de Afganistán no colapse en el mediano plazo.
Más de 40 años de conflicto han hecho que Afganistán se convierta en un país con uno de los más bajos puntajes en el Índice de Desarrollo Humano. La expectativa de vida de su población es de apenas 50 años y un alto porcentaje sufre de condiciones severas de salud. El país está muy dañado por los efectos de la polución medioambiental y es uno de los dos países del mundo en los cuales la polio sigue siendo endémica.
En 2021 los conflictos, los desastres naturales, la pandemia de COVID-19, han forzado a casi la mitad de la población de Afganistán calculada en 40 millones a procurar urgente asistencia humanitaria.1 Se ha pronosticado asimismo que esta cifra aumentará de manera dramática. Entre otros factores, el colapso de la economía, la dificultad para el acceso a los servicios sanitarios, la inseguridad alimentaria cada vez mayor, y un acceso cada vez más limitado a agua apta para el consumo han aumentado de manera dramática la presión sobre la salud física y mental de la población.
En 2021, la cantidad de personas con trauma físico aumentó en al menos un tercio, un 54% de los afganos han informado que el tamaño de sus comidas se ha visto limitado, y se espera que la mitad de los menores de cinco años padezcan mal nutrición severa.
Provisión de cuidados sanitarios vitales
La OIM está actualmente brindando servicios para el cuidado de la salud en ocho provincias en Afganistán. Una manera de hacerlo es a través de los equipos móviles de salud de la OIM (MHT por su sigla en inglés) los cuales ofrecen servicios a las comunidades en las regiones fronterizas, mayormente a retornados, refugiados, y personas desplazadas internamente (IDP) que por lo común cuentan con acceso muy limitado a tales servicios o bien los que están establecidos en el país no son suficientes. Los servicios de los MHT incluyen cuidados básicos de la salud y derivaciones a cuidados especializados, además de servicios de salud reproductiva, promoción de la salud, inmunizaciones de rutina, y apoyo en materia de nutrición – y muy pronto se extenderán para incluir los servicios de vacunación contra la COVID-19. Adicionalmente se ofrecen cuidados de salud mental y cuidados básicos para traumatismos. Antes del 15 de agosto, cuando los talibanes tomaron el control en Kabul, siete MHT se encontraban activos con 60 miembros del personal trabajando en 93 pueblos en coordinación con el Ministerio de Salud Pública.
En este momento, a pesar de las recientes turbulencias, siete de los MHT de la OIM están operativos en cuatro provincias fronterizas. Se ha planeado que la asistencia se extenderá de manera inminente a Kabul, a la provincia occidental de Ghor, y a las provincias norteñas de Balk, Badakhshan y Badghis. En estas provincias del norte, la OIM está aumentando su apoyo al Departamento Provincial de Salud Pública a través de los MHT, de los equipos de respuesta rápida (RRT) para COVID-19 y de vacunadores adicionales.
Mitigación del impacto sanitario de la COVID-19
La pandemia de COVID-19 ha castigado a Afganistán desde varios ángulos: baja capacidad para realizar pruebas, infraestructura clínica limitada para tratar los casos severos, y falta de vacunas y de personal sanitario debidamente entrenado. Para limitar el impacto de la pandemia sobre la población, los RRT de la OIM, compuestos por 100 trabajadores sanitarios, ofrecen controles para detección de casos de COVID-19, seguimiento de contactos, vacunación, educación sanitaria, comunicación de riesgos y participación de la comunidad, como así también capacitación de los trabajadores sanitarios de la comunidad y de otros tipos de personal médico que ayude con el fortalecimiento institucional dentro del sistema nacional de salud.
Después de una interrupción de los servicios de dos semanas tras la toma de poder por parte de los talibanes en Kabul, la OIM retomó su asistencia en el ámbito de la COVID-19 en las cuatro provincias fronterizas y también se encuentra extendiendo la respuesta de los RRT a las provincias del norte: Balkh, Badakhshan y Badghis.
En Afganistán, el reciente congelamiento y la consiguiente reestructuración del financiamiento de la infraestructura sanitaria esencial, que atraviesa a todo el sistema, han agravado las dificultades existentes para acceder a los cuidados de la salud y para la entrega de las vacunas. El 3 de octubre la OIM facilitó las campañas de vacunación en comunidades de migrantes y de personas desplazadas internamente en Balkh y Badakhshan, y la vacunación contra la COVID-19 también se está llevando a cabo en Nimroz con ayuda de la OIM.
Lucha contra la tuberculosis (TB)
Actualmente se mantienen las barreras culturales dominantes y la estigmatización en torno a la tuberculosis, y las mismas se ven agravadas por una situación de seguridad cada vez peor que dificulta el acceso a los servicios. La pandemia de COVID-19 limitó aún más los servicios para tuberculosis debido a las restricciones a los movimientos y a una re asignación de los recursos. La inadecuada capacidad humana en las instalaciones sanitarias y la falta de buenos procesos de control de calidad en los laboratorios también agravan la situación. Por otro lado los tratamientos para muchas personas se vieron interrumpidos lo cual ha aumentado el riesgo de resultados de salud negativos para quienes están infectados con tuberculosis, además de aumentar el peligro de la resistencia a los medicamentos.
La OIM permite que estos servicios tan esenciales para la tuberculosis no se interrumpan en las comunidades de fronteras intentando detectar los casos activos, usando su capacidad para hacer diagnósticos, facilitando las pruebas de laboratorio, y brindando apoyo (incluyendo el de derivación) a las personas que den positivo.