Ma’rib, Yemen – Era un típico día de verano cuando Abdullah salió en su motocicleta, recorriendo la ciudad de Ma'rib en busca de clientes que necesitaran un transporte. Este era su medio de vida, con el que mantenía a su mujer y a su hija de un año, que esperaban pacientemente su regreso a su refugio en el asentamiento de Jaw Al Naseem, en Ma'rib.
El cielo estaba despejado por la mañana, pero pronto aparecieron nubes oscuras y un viento penetrante empezó a cortar el aire, llenando a Abdullah de una profunda sensación de temor a medida que se acercaba la tormenta.
“Fui inmediatamente a casa para ver cómo estaba mi familia y ayudarla, pero el viento arreciaba”, recuerda Abdullah. “Le pedí a mi mujer que llevara a nuestra hija a un refugio más pequeño, con la esperanza de que estuviéramos mejor protegido”.
Para su consternación, el viento era tan fuerte que arrancó el refugio de sus cimientos y se vieron arrojados al suelo entre escombros voladores. Trágicamente, la hija de Abdullah sufrió una herida mortal en la cabeza. En menos de 20 minutos, la vida cambió irrevocablemente para Abdullah y miles de familias como la suya.
Yemen es uno de los países más vulnerables del mundo al cambio climático, pero sigue estando mal preparado para mitigar sus efectos o adaptarse a ellos. A principios de agosto, violentas tormentas y fuertes vientos devastaron varias provincias y tuvieron un impacto de gran alcance en más de medio millón de personas en todo Yemen.
En este difícil contexto, Ma'rib se ha convertido en un centro de desplazamiento y ha sido testigo de una importante afluencia de familias en los últimos años. Miles de estas familias residen ahora en lugares de desplazamiento, enfrentándose a continuos desafíos. Sólo en Ma'rib, las recientes tormentas de viento han afectado a casi 150.000 residentes y desplazados internos. Las tormentas derribaron muros, destrozaron refugios y provocaron grandes pérdidas de ganado y propiedades.
“En un abrir y cerrar de ojos, todo quedó destruido y todo por lo que habíamos trabajado nos fue arrebatado”, explica Ali, el padre de Abdullah. “Perdí a mi nieta, mi dinero, mi ropa y todas mis pertenencias en este vendaval”.
Tras esa tormenta, semanas de lluvias torrenciales e inundaciones infligieron más daños. Miles de familias vieron arruinadas sus casas y refugios. Las infraestructuras públicas, incluidas escuelas, carreteras, electricidad e instalaciones sanitarias, quedaron devastadas por las incesantes lluvias. Decenas de personas perecieron trágicamente y muchas otras sufrieron heridas graves en toda la región.
Ahmed Al Zabidi, Asistente Principal del Programa de Protección de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Ma'rib, vivió una visita profundamente conmovedora en el emplazamiento de Alsit durante una evaluación de protección. Allí conoció a una mujer embarazada cuya vida se había visto drásticamente afectada por la reciente tormenta de viento, las fuertes lluvias y las inundaciones.
“Mientras evaluaba la situación, la mujer empezó de repente a llorar en silencio”, cuenta Ahmed. “Entre lágrimas, se lamentaba: 'Oh, mi bebé, lo siento mucho. Has muerto antes de ver este mundo. No quería perderte. Eras mi primer bebé; tu padre y yo lo habíamos preparado todo para ti, pero, por desgracia, te has ido antes incluso de que tuviéramos la oportunidad de conocerte’”.
Ahmed esperó pacientemente a que se serenara antes de continuar su relato. Embarazada de seis meses, había estado descansando en su tienda durante la tormenta mientras su marido estaba fuera cuidando de las cabras. De repente, sintió que la tierra se movía bajo sus pies. Sola, sin electricidad y en medio del caos de los vecinos que gritaban fuera, se encontró atrapada e incapaz de escapar de su refugio. En un instante, el techo de madera de su tienda se derrumbó sobre ella.
Cuando recobró el conocimiento, se encontró en casa de su vecino, sangrando abundantemente. Su marido, muy apenado, le informó que había perdido al bebé. El peso de su dolor era insoportable, una de las muchas pérdidas devastadoras que numerosos padres e hijos tuvieron que afrontar tras la catástrofe.
En medio del caos, Jamal Ahmed, Asistente de Campo del Grupo Sectorial de Coordinación y Gestión de Campamentos (CCCM, por su sigla en inglés) de la OIM, fue uno de los primeros en responder. Describió la escena como una de las más difíciles que ha vivido. “La devastación estaba por todas partes. Era abrumador; ni siquiera sabíamos por dónde empezar”, dice.
Las comunidades de acogida, que habían abierto sus casas a los desplazados, también sufrieron importantes pérdidas. “Mujeres y niños se acurrucaron bajo lo que quedaba de sus casas, tiritando de frío. Ni siquiera el ganado se salvó de la lluvia y el viento”.
Jamal y su equipo trabajaron diligentemente para evaluar la situación y coordinarse con los socios humanitarios, haciendo todo lo posible para entregar la mayor cantidad de ayuda posible. Sin embargo, las condiciones siguen siendo sombrías, ya que las continuas tormentas agravan la difícil situación de miles de familias que carecen de cobijo.
“Muchas de estas personas han sido desplazadas varias veces y han pasado años intentando reconstruir sus vidas aquí", dice. “n un instante, el viento arrasó todo lo que habían construido. Las familias no podían localizar sus refugios, pertenencias e incluso a sus hijos. Fue más que un desastre; ha sido una pesadilla para todos los implicados”.
Desde que se desató la primera tormenta, los equipos de la OIM han estado trabajando sin descanso para proporcionar refugio de emergencia, artículos no alimentarios, ayuda en efectivo polivalente y apoyo en materia de agua, saneamiento e higiene a las familias afectadas. Sin embargo, la magnitud de la catástrofe supera con creces los recursos disponibles. Vea el video.
En respuesta a esta abrumadora necesidad, la OIM ha lanzado un llamamiento urgente para obtener financiación adicional a fin de apoyar estos esfuerzos. Para más información o para contribuir, lea el llamamiento completo.
Historia escrita por Mennatallah Homaid, Asistente Senior de Comunicaciones de la OIM con OIM Yemen.