Türkiye, 11 de septiembre de 2023 – En una era en la que casi todo el mundo tiene una computadora, una laptop o un smartphone, ¿siguen siendo necesarios los laboratorios informáticos en nuestras escuelas?
En este momento tan especial en el que la comunidad internacional debe enfrentar una confluencia de crisis y de profundas transformaciones en todo el mundo, la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2023 en Nueva York (18 y 19 de septiembre) debería ser un momento de verdad y reflexión. El Secretario General de las Naciones Unidas ha pedido a los líderes mundiales que preparen un Plan de Rescate para la Cumbre y es imperativo que el mismo incorpore la movilidad humana.
En Türkiye, la OIM está redoblando los esfuerzos para avanzar en el ámbito del ODS 4 (Educación de calidad), brindando apoyo a la educación para menores migrantes, acelerando el viaje hacia la Agenda 2030 por medio de la reducción de la brecha digital.
A medida que más y más estudiantes tienen acceso a tecnología de avanzada en sus hogares o en sus bolsillos, es natural reflexionar acerca de la importancia de las aulas llenas de monitores brillantes. Sin embargo, dos tercios de la totalidad de los niños y niñas en edad escolar en todo el mundo – 1.300 millones de menores de entre 3 y 17 años- no tienen acceso a internet en sus hogares. Muchos de estos menores no tienen tampoco acceso a salas de informática privadas o compartidas. En muchas partes del mundo, los laboratorios de informática siguen cumpliendo un rol vital en las escuelas, creando entornos de aprendizaje inclusivos y controlados que preparan a niños y niñas para sus futuros, con independencia de las circunstancias que los rodean.
“Es crucial que sigamos apoyando el acceso de los menores a la educación y a la tecnología, en especial para aquellos que han tenido que irse de sus hogares hace ya varios años”, dijo la Asistente de Proyecto de la OIM Fatih Alakuş.
Para apoyar a estas comunidades en Türkiye, que han acogido a migrantes, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha establecido 27 laboratorios, ocho de los cuales se encuentran en las provincias afectadas por los terremotos (Adana y Osmaniye). Desgraciadamente uno de estos ocho laboratorios ya no puede usarse más debido al impacto del sismo. La educación y el acceso igualitario a la tecnología se han vuelto mucho más significativos en las regiones afectadas por los terremotos, brindando a las comunidades el conocimiento y la resiliencia que necesitan para manejar con éxito las dificultades y efectos colaterales de los mencionados desastres.
Islam tenía una computadora antes de que el conflicto estallara en Siria, pero tuvo que dejarla junto a todas sus pertenencias cuando su familia tuvo que huir a Türkiye en 2016. Ahora está cursando el sexto grado en una escuela pública en Adana, en donde ya ha demostrado ser un entusiasta estudiante con grandes cualidades para la tecnología. El ejemplo que le dieron su hermano mayor y sus hermanas, que han sido exitosos en su propio viaje hacia la educación superior, lo ha inspirado a seguir sus pasos.
“Yo era el estudiante más joven en mi escuela en Siria, y nunca olvidaré el día en el que obtuve mi certificado tras haber cursado el primer año de estudios. Todo el mundo me aplaudió mientras yo me dirigía hacia el escenario para recibirlo”, recuerda este joven de 11 años.
En un nuevo país, en el que debía aprender usando un nuevo idioma, Islam se mantuvo reservado y tímido durante los primeros años – un contraste bastante marcado con su manera de ser cuando vivía en Siria. Después del tercer grado, cuando sus habilidades en el manejo del idioma turco mejoraron, comenzó a hacer nuevas amistades y se convirtió en un destacado alumno.
"Cuando entré por primera vez al laboratorio de informática, pensé: '¡Finalmente, finalmente podré usar una computadora después de seis años!' Me sentía tan feliz", dijo Islam acerca del nuevo laboratorio de informática establecido por la OIM en su escuela. Antes de tener acceso a un laboratorio, el plan de estudios de la escuela de Islam tenía un enfoque acotado y todo era enseñado en una pizarra inteligente. Ahora los estudiantes aprenden nuevos programas y métodos de programación, ampliando así su conocimiento y sus capacidades.
"Lo que he aprendido hoy me será útil en el futuro”, dijo Islam, cuya actividad favorita después de clase es construir casas de papel junto a su madre. Espera poder convertir este pasatiempo en una carrera algún día convirtiéndose en un ingeniero en construcción.
En los días de clase en el laboratorio, asiste a la escuela con gran entusiasmo, testimonio del modo en que las computadoras impactan de forma positiva sobre el trabajo en equipo y las tareas colaborativas con los compañeros de aula.
Naz se maneja también muy bien con la tecnología y al igual que Islam está cursando sexto grado. Su pasión por la tecnología le fue inculcada por sus maestros, quienes la incentivaron a participar en proyectos interactivos para el desarrollo de juegos. Pasa su tiempo libre investigando y leyendo acerca de las tendencias más novedosas en tecnología, como por ejemplo la tecnología sostenible e inteligente para viviendas. Su sueño es convertirse en diseñadora de interiores y crear hogares modernos llenos de tecnología.
Cuando el laboratorio de informática abrió, Naz se sintió muy contenta porque ya no iba a tener que depender de su memoria para recordar los códigos que su maestra había escrito en la pizarra inteligente. En lugar de eso, ella iba escribiendo los códigos junto a su profesora, y le quedaban grabados en la memoria. Advirtió que incluso sus compañeros y compañeras, que no tenían acceso a los mismos recursos que otros estudiantes, podían participar y aprender mutuamente.
El establecimiento del laboratorio de informática no solamente ha hecho que los estudiantes se involucren más con sus estudios, sino que ha llevado a que la escuela ofrezca cursos fuera del horario escolar que con gran rapidez cubrieron las vacantes disponibles.
Actualmente, a raíz de los terremotos, los laboratorios de informática juegan un rol crucial en cuanto a garantizar el acceso igualitario a la tecnología y como complemento de la educación tradicional que se brinda en las aulas. Asimismo, sirven para promover el trabajo en equipo y el aprendizaje activo entre los estudiantes.
“Inspirando a los menores a disfrutar del aprendizaje, el apoyo de la OIM aspira a formarlos para que tengan un futuro mejor con acceso a mayores oportunidades”, agregó Torsten Haschenz, Coordinador Sénior de Programas.
Debido a la brecha digital que amplía la desigualdad entre países y comunidades, mejorar el acceso a la tecnología tiene el potencial de generar cambios de relevancia para las futuras generaciones, no dejando a ningún menor atrás en este mundo que evoluciona con tanta rapidez.
La OIM ha podido establecer los laboratorios de informática gracias al apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de EE.UU.
Esta historia fue escrita por Begüm Başaran del equipo de Comunicaciones de la OIM Türkiye.