Malakal, 13 Sep 2021 – Nyaluok Malith de veintiséis años de edad estaba en el campo recogiendo hojas silvestres para cocinar cuando la hija de un vecino llegó corriendo y gritando: “Mamá, ven a casa. El bebé está herido”.
Nyaluok cuenta que se le heló la sangre si bien no quedaba claro a quién estaba llamando esa niña.
"Dios sabe bien que cuando ella dijo que el bebé estaba herido, deseé con todas mis fuerzas que no me estuviera llamando a mí”, dice Nyaluok.
Dejando caer el manojo de hojas, corrió para descubrir que su hijo menor, de dos años, llamado John Malut, gritaba de dolor. Su pierna derecha se había quemado cuando una ola con agua hirviendo se derramó.
“Es una escena que ninguna madre debería vivenciar”, dice Nyaluok. “Fue desgarrador”.
Los últimos meses han sido particularmente duros para ella y su familia.
“No estaba preparada para otro golpe. Hacía muy poco tiempo nos habíamos visto obligados a dejar nuestra casa después de que nuestra aldea había sido arrasada por tremendas inundaciones”, relata. “Vinimos a quedarnos con nuestros parientes porque nuestra choza había quedado bajo el agua”.
Nyaluok dice que trataron la quemadura de su hijo en su casa porque no había ninguna instalación sanitaria en las cercanías, pero la quemadura se le infectó en cuestión de días. Ella y un pariente entonces se embarcaron en un viaje de un día de a pie y en bote hacia el Centro de Cuidados de la Salud Primaria de Bam (PHCC), el cual se encuentra a aproximadamente a cuatro kilómetros en las afueras de la ciudad de Malakal en el Estado del Nilo Superior, Sudán del Sur.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) renovó la Clínica de Bam en octubre de 2020. Antes de esa fecha, estaba en decadencia y no abrió sino tras la finalización del conflicto a fines del 2013. La Unidad de Salud y Migración (MHU) de la OIM ha capacitado a los asistentes médicos, enfermeras y parteras que trabajan en la clínica.
Hoy la clínica presta servicios a más de 6.000 personas de la aldea de Bam y zonas aledañas.
“Me siento muy aliviada porque están ayudando a mi bebé”, dice Nyaluok. “El doctor me aseguró que su pierna sanará”.
Nyaluok agregó que está muy feliz de que su hijo esté recibiendo los cuidados médicos de manera gratuita porque ella “no tenía dinero para pagarlos”.
El PHCC de Bam que es manejado por la Unidad de Salud y Migración de la OIM examina a diario a unos 50 pacientes ambulatorios. La OIM también brinda servicios sanitarios gratuitos en la clínica del Sitio para Protección de Civiles (PoC) de Malakal y en otras zonas del Estado del Nilo Superior. A través de sus equipos de respuesta estática y móvil la OIM provee directamente cuidados de la salud primaria vitales, tanto preventivos como curativos, e inmunización de rutina, a más de 800.000 personas en todo Sudán del Sur.
“Atender a pacientes con quemaduras no es tan común”, dice el enfermero Musa. “Vemos muchos casos de malaria y fiebre tifoidea y también muchos de infecciones del tracto respiratorio. Y asimismo, brindamos cuidados de salud materna”.
Tras convencer al bebé John la pierna pudo ser vendada. Nyaluok tenía que traerlo cada día para cambiarle el vendaje y para control hasta que estuviera totalmente curada.
“Nos quedaremos con unos parientes en Malakal para poder traer al bebé de vuelta a la clínica otra vez mañana”, dice Nyaluok.
Tras esto, Nyaluok y su hijo se fueron del lugar, con John dando saltitos enfrente de su madre, ya con las lágrimas secas.
La actividades de la Unidad de Salud y Migración de la OIM son financiadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO); Gavi, la Alianza para las Vacunas, y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID/BHA).
Escrito por Liatile Putsoa, Oficial de Prensa de la OIM en Sudán del Sur.