Sobel, 19 de junio de 2023 – Bajo el sol abrasador, Jaqueline marca el camino a través de los albergues de emergencia recientemente construidos, hacia lo que ahora ella y su familia llaman su hogar. Severas precipitaciones han recientemente forzado a Jacqueline y a sus siete hijos a mudarse desde Gatumba – una zona peri-urbana de la provincia de Bujumbura en las riberas del Lago Tanganica y del Río Rusizi – para buscar albergue en el sitio para personas desplazadas internamente de Sobel.
En tan solo un par de días Sobel se ha expandido de manera significativa para adaptarse a la llegada de las personas afectadas por los más recientes desastres inducidos por el clima en Burundi. En las últimas semanas, los equipos de construcción compuestos por miembros de las comunidades de personas desplazadas y por especialistas técnicos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han construido 215 albergues de emergencia en Sobel.
El sitio es ahora el hogar de personas que han perdido sus casas por las devastadoras inundaciones que asolaron a Gatumba a principios del mes de mayo de 2023. Las inundaciones desplazaron a más de 10.000 personas en tan solo un par de semanas.
Jaqueline abre su albergue y nos invita a pasar. El calor es sofocante debajo de los 3,5 x 5 metros de lona impermeable, que sin embargo es un lugar acogedor para esta madre de 48 años y su familia. En 2021, la casa de ladrillos y de chapa en Gatumba fue destruida por las inundaciones pero ella logró reconstruirla. En esta oportunidad no queda nada por reconstruir porque las inundaciones se lo han llevado todo.
En los últimos meses, lluvias torrenciales han provocado devastadoras inundaciones en la región de los Grandes Lagos en África Oriental, afectando no solamente a Burundi sino también a la República Democrática del Congo (DRC por su sigla en inglés) y a Rwanda.
La OIM está trabajando muy estrechamente con el Gobierno de Burundi y otros actores humanitarios para brindar asistencia vital a las poblaciones desplazadas. Además de los albergues de emergencia, la Organización ha suministrado hasta el momento 442 kits de higiene y de artículos no alimentarios a las personas desplazadas con el apoyo financiero de la Oficina de Asistencia Humanitaria de los Estados Unidos.
"Cuando yo era joven había escuchado acerca de personas forzadas a mudarse por los conflictos, pero nunca por desastres climáticos como las inundaciones” cuenta Jaqueline.
En años recientes cerca del 90% de los desplazamientos internos registrados en Burundi fueron inducidos por desastres climáticos de acuerdo con la Matriz de Seguimiento de Desplazamiento (DTM) de la OIM. Se estima que 2008 a 2022 las inundaciones han sido la causa de más de tres cuartos de tales desplazamientos, de acuerdo con datos del Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC).
La recurrencia de desastres inducidos por el clima en Burundi en combinación con el costo de vida cada vez mayor y otros impactos externos siguen socavando la resiliencia de las poblaciones afectadas. Además de haber perdido sus hogares, muchos en repetidas ocasiones han perdido sus medios de subsistencia puesto que las inundaciones destruyen cosechas y dañan negocios.
“Vivimos al día y lo hacemos penosamente”. Jackson de 35 años y padre de seis hijos, también ha sido afectado por las inundaciones por segunda vez. En ambas ocasiones, las inundaciones lo tomaron de sorpresa destruyendo sus planes comerciales junto a sus esperanzas de un mejor futuro.
"Estas inundaciones han puesto nuestras vidas de pies a cabeza. Yo alquilé un lote de terreno por 200.000 francos de Burundi [cerca de 70 dólares EE.UU.]. Esa inversión debería haber generado una cifra mayor a los dos millones y medio [unos 880 dólares]. Pero con las inundaciones, lo he perdido todo. Mi proyecto de ganado también se hizo humo: mis cabras, cerdos, patos y pollos – todo murieron a causa de las inundaciones. Es una gran pérdida para mí. Cuando una inundación nos afecta, lo perdemos todo, incluso te afecta mentalmente”.
El 90% de la población en Burundi depende de la agricultura para subsistir. Peligros como el que ha afectado a Jackson son prevalecientes tras los desastres inducidos por el clima debido al vínculo que tienen con sus fuentes de medios de subsistencia, en este caso la agricultura.
Si bien no es ella la que cultiva su propio terreno, el ingreso de Jaqueline también dependía del trabajo agrícola para poder sostener a sus siete hijos. Habiendo ahora encontrado albergue lejos de donde trabajaba, no puede ya trabajar en las granjas. Dejó a sus dos hijos menores con vecinos en Gatumba para que pudieran continuar sus estudios. Pero no todos los menores gozan de semejante red de contención social cuando los desastres alteran sus vidas en más de un sentido. Para algunos las clases han tenido que interrumpirse por las inundaciones; para otros, porque sus escuelas fueron convertidas en albergues para personas desplazadas.
Por el momento Jaqueline está viviendo con una de sus hijas y con su nieta de cinco meses, dependiendo totalmente de la ayuda humanitaria.
Tanto Jaqueline como Jackson están agradecidos por la asistencia vital que han recibido pero también se preocupan por la naturaleza temporal de la misma.
“Las inundaciones son un círculo vicioso. Me siento segura aquí en comparación con Gatumba pero no creo que vaya a ser una solución duradera. El albergue de emergencia es una solución transitoria. Me gustaría una solución permanente como por ejemplo la construcción de un dique para poder recuperar mi terreno y protegerlo de nuevas inundaciones, o bien ser reubicada en zonas menos proclives a ese tipo de peligros”, dice Jaqueline.
Jackson pone también de relieve la necesidad de medidas preventivas para proteger a Gatumba. “Queremos un dique para poder regresar a nuestros hogares en donde vivíamos antes”.
Para romper el círculo de desastres recurrentes y vulnerabilidades extendidas, fortalecer la recuperación y la resiliencia ante futuras crisis, se necesita de una respuesta holística que vaya mucho más allá de la mera respuesta de emergencia y de la asistencia humanitaria, que incluya tanto apoyo a largo plazo como medidas preventivas.
En consonancia con esto la OIM junto a las contrapartes gubernamentales implementa en la actualidad el Programa de Reducción de Riesgos de Desastres (DRR) de mayor envergadura en Burundi, a fin de fortalecer la preparación y reducir los riesgos de desastres, gracias al apoyo financiero de la Unión Europea.
Sobre la base de un detallado mapeo de riesgos de los principales peligros naturales en Burundi, la administración, los líderes y las comunidades locales, como también los actores humanitarios, pueden ahora identificar las actividades de mitigación que podrían llegar a implementar para el abordaje de otros riesgos de desastres, o los lugares donde planificar la reubicación cuando no hay otra opción mejor para proteger a las personas de los desastres inducidos por el cambio climático.
Las políticas y los marcos regionales relacionados con el cambio climático, con la DRR y con el desarrollo juegan un rol crítico en el apoyo a las comunidades para que puedan adaptarse al cambio climático y reducir los riesgos asociados con los desastres, los efectos adversos del cambio climático y la degradación medio ambiental.
Algunos de los compromisos claves de la Declaración Ministerial de Kampala, aprobada por Burundi en julio de 2022, incluye el fortalecimiento de la resiliencia y la adaptación al cambio climático, además de emprender acciones para evitar, minimizar y abordar el desplazamiento en el contexto del cambio climático y los desastres tanto entre fronteras como dentro de las mismas.
La OIM está trabajando en estrecha colaboración con el Gobierno de Burundi para garantizar una estrategia de respuesta holística a la crisis. El cambio climático y la protección del medio ambiente deben seguir siendo considerados e integrados a las políticas e intervenciones a largo plazo diseñadas para el logro de soluciones duraderas.
Escrito por Romain Laetitia, Oficial de Comunicaciones de la OIM Burundi