El Salvador, 7 de marzo de 2023 – “Yo le tenía mucha aprensión a las computadoras”, recuerda Alicia, migrante que regresó a El Salvador, su país de origen. Ella forma parte de un grupo de mujeres migrantes que tras haber regresado a esta nación centroamericana participaron de una capacitación sobre software de ofimática y el desarrollo de capacidades de vida para poder fortalecer sus oportunidades de encontrar un empleo.

“Ahora que me he capacitado en ciencia informática siento que estoy preparada para trabajar”, dice Alicia. “Personalmente me ha ayudado también con mis hijos porque el mayor ya puede usar la computadora y lo ha logrado porque yo pude enseñarle”.

Luego de haber asistido a la capacitación, Alicia pudo enseñarles a sus hijos como usar la computadora. Foto: OIM/Ana Javier

Si bien estas capacitaciones y procesos de apoyo tienen como objetivo el fortalecimiento de las capacidades y del conocimiento de estas mujeres, las participantes dejan más que claro que mucho más allá de ese objetivo estos talleres también les permiten ayudar a los niños y niñas que están en las escuelas.

“Mi plan es seguir creciendo como persona y poder ir a la universidad”, dice Alicia. “Les digo a mis hijos que, si bien mi madre no pudo darme todo lo que quería, al menos yo sí se los estoy dando a ellos, y les pido que sigan mi ejemplo. Nunca es demasiado tarde para empezar desde cero”.

Doña Cecy, como sus colegas la llaman, es una mujer de 41 años que también participó en el taller de ofimática y que recientemente pudo terminar el curso de educación financiera.

Actualmente Doña Cecy maneja un negocio de pastelería tradicional salvadoreña, siendo las quesadillas su especialidad. Para ella los talleres de educación financiera han sido de gran utilidad pues le han brindado conocimientos acerca de cómo ahorrar, cómo invertir y qué modelos de negocios existen.

Además de sus capacidades en informática, las mujeres migrantes retornadas en El Salvador fueron capacitadas en el modo de desarrollar sus propios emprendimientos. Foto: OIM/Ana Javier

"Por ejemplo, yo estudié sobre herramientas para ahorrar y cómo diferenciar una buena inversión de otra que es innecesaria”, dijo Doña Cecy. "De modo que todos estos talleres han sido de gran utilidad para mí y yo voy a llevar a la práctica todo lo aprendido junto a mi familia, mis hijas, tratando de inculcarles la importancia que tiene la educación financiera en la vida cotidiana”.

Esta iniciativa forma parte del proyecto regional “Promoción de la inclusión regional de mujeres migrantes en las políticas públicas de Centroamérica y la República Dominicana: prevención de la violencia basada en género”, fundado por el Gran Ducado de Luxemburgo.

Estas mujeres migrantes compartieron sus propias experiencias en relación a partir, retornar e intentar encontrar un medio de subsistencia. Este enfoque personal enriqueció los talleres. Foto: OIM/Ana Javier

El proyecto no olvida que estas mujeres tienen hijos e hijas a cargo y por eso se les cuida mientras ellas asisten a los cursos.

"Gracias a ese apoyo pude contratar a una niñera para que cuide a mis hijas. Ahora tengo tiempo para ir a las capacitaciones. A mí no me importa tener que levantarme temprano. Lo que me gusta es estar en movimiento y seguir aprendiendo”, dice Doña Cecy.

El proyecto también ha suscripto acuerdos con empresas para que brinden oportunidades de pasantías, y también capital semilla para todas aquellas personas que quieran empezar sus propios emprendimientos, como por ejemplo Alicia y Doña Cecy.

Doña Cecy, como sus colegas la llaman, tiene un negocio de pastelería tradicional salvadoreña y usará las capacidades adquiridas en el curso para mejorarlo. Foto: OIM/Ana Javier

La historia de Alicia es testimonio del potencial que las mujeres migrantes aportan a su propio desarrollo y el de sus familias. A través de estas iniciativas las mujeres migrantes como Alicia y Doña Cecy empiezan a superar barreras y a concretar todo su potencial como agentes del cambio en sus comunidades.

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