Abene, 26 de octubre de 2021 – Caminando por la playa de Abene, Boubacar Diatta de 65 años tiene recuerdos claramente contrastantes mientras evita los tocones de los árboles de manglares que han sido arrancados y arrastrados por el aumento del nivel de las aguas del mar.
“Yo nací aquí y formamos parte del primer grupo que comenzó a pescar en este lugar. En aquel momento la línea costera estaba mucho más alejada en comparación con lo que podemos ver hoy”, dice.
Abene, en el extremo costero de la zona sur de Senegal en Casamance, en algún momento fue un lugar muy conocido por su cultura pesquera pero eso ahora ha cambiado, dice Boubacar. El aumento en el nivel de las aguas del mar ha hecho que la comunidad deba replegarse y las estructuras que estaban en la playa terminaran destruidas.
"En aquel entonces nosotros atracábamos nuestras embarcaciones en la playa después de ir de pesca. Pero como pueden ver, ahora no queda mucha playa y la mayor parte de los pescadores se ven forzados a atracar en el agua”, dice Boubacar.
El aumento de los niveles marítimos ha también aumentado la polución puesto que la basura flota cerca de la costa. Los peces se han retirado hacia aguas más profundas, forzando a los pescadores a tener que internarse aún más y durante períodos más prolongados para obtener la pesca del día. Para algunos es demasiado complicado y han debido recurrir a la migración interna hacia otras zonas de Senegal o aún peor, a la migración irregular que es muy peligrosa, para de tal modo obtener un medio de vida alternativo.
“Hay pescadores que yo conozco que se han ido. Hay otros que han regresado y otros que no tuvieron esa suerte y fallecieron en el camino”, cuenta Boubacar. “Hay botes pesqueros que ahora requieren de cuatro o cinco tripulantes, pero solamente pueden acceder a tres porque muchas personas se han ido”.
La migración irregular se discute en tono bajo, pero el tema es conocido por todos en Abene. Algunas de las embarcaciones que anteriormente eran usadas para la pesca han sido modificadas y usadas en la peligrosa ruta hacia Europa. Algunas de las personas que se han quedado, entre ellas Keba Sonko de 35 años, han intentado detener el nivel de aguas cada vez mayor y la contaminación por medio de la creación de barricadas con bolsas de arena pero ha sido un ejercicio totalmente fútil.
“Ocurre con bastante rapidez. Intentamos hacer todo lo posible para detener la erosión por medio de la construcción de pequeñas presas”, señala Keba. “Pero el agua nos ha ganado y la arena ha perdido terreno, y en el proceso hemos también perdido una extensa superficie de playa”.
Con la actividad pesquera bajo amenaza, la alternativa para la comunidad en Abene y en muchas otras aldeas a lo largo de la línea costera del sur de Senegal es la agricultura – específicamente la producción de arroz – pero esa actividad también se encuentra amenazada debido a que la salinidad del suelo aumenta a medida que el nivel de las aguas del mar también aumenta. Lo mismo ocurre en Kafountine, una aldea costera vecina en donde las mujeres participan mayormente de la compra y venta de pescado tras su procesamiento.
Nyota Fatou, quien dirige el grupo de mujeres en la playa, dice que sus negocios se han visto afectados.
“Cultivábamos mucho arroz aquí, pero ahora los campos de arroz han sido arruinados por la sal. La estación de procesamiento estaba al lado de la playa. Pero tuvimos que trasladarla porque el agua ya estaba aumentando ahí donde nos encontrábamos y los campos de arroz ya no eran productivos”.
Los efectos adversos del cambio climático amenazan los medios de subsistencia a lo largo de la línea costera y cada vez más también los de la zona continental al sur de Senegal. Lo que es muy angustiante es que los canales migratorios irregulares son con frecuencia considerados como una alternativa por la cual vale la pena arriesgar la vida.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) junto a asociados y al gobierno está observando enfoques de base comunitaria para el mejoramiento de los medios de subsistencia y para identificar proyectos de resiliencia marina y costera que tengan como objetivo la reducción de la erosión costera y la pérdida del hábitat costero.
Boubacar, Keba, y Nyota son parte de un diálogo que involucra a los migrantes que retornan, incluyendo a mujeres y jóvenes de familias afectadas por la migración, a fin de encontrar soluciones posibles a la degradación marina y costera tal como la deforestación de los bosques de manglares y la salinización de las tierras para agricultura.
Tras el diálogo, varios proyectos serán implementados con estos objetivos por medio de efectivo a cambio de trabajo con las Asociaciones Comunitarias para Ahorro y Préstamos en las Aldeas (VSLA por su sigla en inglés) que se han creado para asegurar la sustentabilidad y ayudar a mitigar la inestabilidad económica que conduce a la migración.
Boubacar supervisa la playa en calidad de Presidente del Área Protegida de Abene, un rol que ha asumido durante la última década para intentar preservar la playa y prevenir la degradación adicional y la pérdida de pesca. Da la bienvenida a la acción climática y medio ambiental puesto que considera que la misma es crucial si se espera que Abene pueda recuperar sus pasados días de gloria.
Estos esfuerzos son parte del proyecto liderado por la OIM sobre la "Implementación de Políticas Mundiales sobre Migración Medio Ambiental y Desplazamientos por Desastres en África Occidental”, financiado por el Gobierno de Francia.
Ayude a la OIM a seguir brindando asistencia a los migrantes, refugiados y comunidades de acogida a fin de garantizar un futuro sostenible y aumentar su resiliencia ante futuros desastres.