Iraq, 28 de noviembre de 2023 – En años recientes un enemigo silencioso ha aparecido en la zona sur de Iraq. Los bajos niveles del flujo de agua de los ríos Tigris y Éufrates, que convergen en las tierras bajas de Basra, no han logrado hacer retroceder la ola de marea de agua marina salada que se mueve lentamente hacia el norte. Esta artera agua salada está destruyendo a su paso grandes cantidades de bosquecillos de palmeras, árboles de cítricos y otros cultivos que han estado floreciendo por milenios gracias a la sombra que les brindan las palmeras y que los protegen de la abrasadora luz del sol.
Adnan Khdheir Al-Sinafi, del Distrito Al-Bihar en Basra, la Gobernación más meridional de Iraq, ha trabajado en este bosquecillo de palmeras toda su vida. Lo mismo hicieron sus ancestros, generación tras generación. Adnan y muchos otros como él han tenido dos opciones: quedarse y luchar – algo que con frecuencia deriva en grandes pérdidas para los agricultores – o irse a otros lugares a la búsqueda de medios de subsistencia.
Adnan intentó ambas opciones. Y si no se emprenden medidas cuanto antes, posiblemente este sea el destino inevitable de muchas más personas en los próximos años puesto que las condiciones se están volviendo cada vez más volátiles en Iraq a causa del cambio climático.
“Esta tierra era un paraíso. La luz solar ni llegaba a tocar el terreno gracias a que las palmeras que había eran muy frondosas. Yo plantaba árboles de citrus bajo la sombra y teníamos más de 60 variedades de dátiles de la mejor calidad, tales como Al-Barhi, Sayer, Gintar y Balyani”, recuerda Adnan.
“La salinidad empezó a aumentar y vi cómo los árboles morían y la tierra de a poco se iba degradando. Seguí intentándolo y sembraba lo mismo año tras año, pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Perdí una suma cercana a los 45 millones de dinares de Iraq (30.000 dólares EE.UU.).
Adnan no es el único que ha vivido esta historia de pérdidas y padecimiento. Otros agricultores como él han corrido la misma suerte y no han tenido muchas opciones.
“Lo único que queda ahora son troncos y tocones”, agrega.
Hacia el norte, en la Gobernación de Thi-Qar, los pantanos se están secando por los bajos niveles de las aguas de los ríos Tigris y Éufrates, ya que las precipitaciones son cada vez más escasas, por la construcción de presas en países vecinos como Türkiye e Irán sobre los mencionados ríos o sus tributarios, y por la falta de una gestión sostenible de los recursos acuíferos a nivel local. Estos pantanos eran famosos por su biodiversidad, sus comunidades sostenidas y las prácticas de pesca y cría de ganado que se remontan a la época de la antigua Mesopotamia.
“La escasez de agua y la salinidad han provocado degradación del ecosistema y de la biodiversidad de la flora y fauna en esta zona”, dice el Dr. Wisam Kadhim Sankour Al-Asadi. Nacido y criado en los pantanos de Chebayesh ahora trabaja con la Organización Clima Verde de Iraq, una ONG dedicada a preservar los pantanos y a desarrollar la resiliencia de las comunidades que allí viven de cara a los desafíos del cambio climático.
“La cantidad de búfalos y de peces ha decrecido dramáticamente en años recientes, lo cual ha provocado que mucha gente perdiera sus medios de subsistencia”, agrega. “En diez años el paisaje de los pantanos cambiará completamente. Ya vemos que eso está ocurriendo ante nuestros ojos…los pantanos se están extinguiendo gradualmente”.
Pero el impacto del cambio climático va mucho más allá. La migración rural a urbana en respuesta a la degradación ambiental y los peligros naturales está aumentando a niveles alarmantes mientras las familias buscan trabajo en zonas urbanas o se ven forzadas a enviar a sus hijos a trabajar en las ciudades para poder compensar la pérdida de ingresos.
“El cambio climático en Iraq no es meramente un problema ambiental. Tiene el potencial para convertirse en una crisis humanitaria. Fomenta la explotación y contribuye con la movilidad forzosa. Debemos actuar ya mismo para evitar, minimizar y abordar los impactos del cambio climático. De lo contrario, las consecuencias de la inacción serán muy severas para una gran cantidad de personas”, dice el Jefe de Misión de la OIM Iraq, Giorgi Gigauri.
El Seguimiento de las Emergencias Climáticas de la OIM en Iraq ha registrado el desplazamiento de más de 130.000 personas entre 2016 y septiembre de 2023 debido a los efectos adversos del cambio climático en sus zonas de origen. Diez lugares evaluados en Thi-Qar para una nueva Evaluación sobre Vulnerabilidad Climática de la OIM – publicada en noviembre de 2023 – han sido completamente abandonados. La mayor parte de esos lugares abandonados se encuentran en Thi-Qar, particularmente en los distritos de Nassriya y Suq Al-Shoyokh.
Desde 2018 la OIM Iraq ha estado trabajando muy estrechamente con asociados locales y nacionales para el abordaje de los impactos adversos del cambio climático. Los proyectos de la OIM referidos a infraestructura para el agua han conectado a más de un millón de personas con agua segura y accesible para beber y para tareas agrícolas. El apoyo de la OIM a empresas agrícolas pequeñas y medianas, orientadas a la sostenibilidad, han creado más de 1.600 puestos de trabajo: y los fondos para comenzar con negocios y paquetes de desarrollo han ayudado a 2.200 pequeños agricultores a adaptarse mejor al cambio climático.
La dimensión del impacto realmente supera cualquier esfuerzo que una organización podría hacer para revertirlo. Mientras el Gobierno de Iraq implementa su estrategia para la acción climática, es imperativa la colaboración entre la comunidad internacional, los asociados gubernamentales, la sociedad civil, el sector privado y la diversidad de comunidades en el país.
Las inversiones en infraestructuras inteligentes para el cambio climático; sistemas y políticas de gestión equitativa de tierras y del agua; oportunidades de medios de subsistencia sostenibles y diversificados; y los sistemas de alerta temprana y de preparación para desastres son cruciales para reducir las vulnerabilidades y desarrollar resiliencia tanto a nivel local como nacional.
Si bien la realidad parecería ser desalentadora para Iraq, no se trata de una historia de pérdidas. La lucha no ha terminado aún y no es demasiado tarde para mitigar el impacto del cambio climático en Iraq, todos juntos. Justo antes de la COP28 este es un llamado unificador en favor de esfuerzos concertados y más amplios a nivel nacional y regional. Puesto que esta no es una crisis regional sino mundial y demanda acciones inmediatas.
Esta historia fue escrita por Raber Aziz, Oficial de Prensa de la OIM Iraq.