Saint Elizabeth, Jamaica – En la comunidad rural agrícola de Belmont, enclavada en la parroquia sureña de Santa Isabel, las secuelas del huracán Beryl son un crudo recordatorio del implacable poder de la naturaleza. Rosemary White, una granjera de 56 años, está sentada en una silla de plástico entre los restos de su casa, y sus ojos reflejan la desesperación de haber perdido todo lo que había construido en las últimas tres décadas. "Fue un momento devastador de mi vida, lo he perdido todo. Es un desastre", se lamenta, rodeada de colchones empapados de agua, ropa, muebles rotos y sueños destrozados.
Rosemary y su familia son pequeños granjeros que se ganaban la vida principalmente con la cría de aves de corral, cerdos y cabras. Este medio de subsistencia se interrumpió bruscamente cuando el huracán Beryl arrasó la isla el 3 de julio. Ahora vive con su hermana, su hija, su hijo y su nieta, dependiendo únicamente del apoyo familiar. "No sé qué hacer ahora, tengo muchas ganas de volver aquí, pero necesito ayuda para reparar mi casa y mi gallinero", comenta, al tiempo que observa su tejado roto y la lluvia cae a cántaros sobre lo poco que queda de su casa.
El impacto del huracán Beryl
El huracán Beryl, de categoría 4, tocó tierra el 3 de julio, dejando un reguero de destrucción en el corazón agrícola de Jamaica. Se calcula que causó daños por valor de 6.500 millones de dólares y afectó a unos 45.000 granjeros de las parroquias sureñas de Clarendon, Manchester y Saint Elizabeth.
Beryl descargó su furia sobre las granjas, diezmando cultivos básicos como plátanos, ñames, mandioca, árboles del pan, akí, mangos y plátanos. Las industrias pesquera y ganadera también sufrieron importantes pérdidas. Para agravar los problemas en el sur de Jamaica, el servicio eléctrico sigue interrumpido, ya que algunas líneas aún necesitan reparación.
Nakaya, un granjero de 44 años, recuerda los aterradores momentos en que el huracán arrasó su pueblo. "Cuando se puso muy fuerte, metí a mi madre debajo de la cama. Me estremecí un poco cuando me arrancó el techo y lo único que vi fue agua y el cielo", cuenta. Nakaya perdió su sustento, incluidas las 100 gallinas que mantenían a su madre de 67 años, enferma de Parkinson. Ahora, con tan sólo las paredes de su casa en pie, está decidido a reconstruirla y buscar ayuda.
Esfuerzos de reconstrucción y recuperación
Según estimaciones del Gobierno de Jamaica, el huracán Beryl dañó 8.700 viviendas. El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de Jamaica ha anunciado subvenciones monetarias de rehabilitación para las personas cuyas viviendas hayan resultado dañadas o destruidas, y también para 500 operadores de microempresas cuyos medios de subsistencia se hayan perdido. El gobierno también ha manifestado su intención de dar prioridad a la reconstrucción y restauración de escuelas y hospitales.
La ONU, a través de su brazo de emergencia, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por su sigla en inglés), ha prometido 4 millones de dólares en fondos de Recuperación de Emergencia para apoyar las actividades del Gobierno de Jamaica.
En colaboración con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) forma parte de un esfuerzo más amplio de la ONU para ayudar a los jamaiquinos a recuperarse de Beryl y crear capacidad de resistencia frente a futuras tormentas.
"La OIM se ha comprometido a apoyar a las comunidades más afectadas de Jamaica, a las que el huracán ha afectado gravemente. Nuestros equipos de campo están trabajando activamente para evaluar los daños con el objetivo de reparar sus techos y restablecer su forma de vida normal", dijo Natasha Greaves, Jefa interina de la Oficina de la OIM en Jamaica.
Los esfuerzos de la OIM ayudarán a 1.500 hogares en las zonas más afectadas de Jamaica con la sustitución y reparación de tejados, junto con la sustitución y reparación de ventanas y puertas y fontanería, así como el recableado de los sistemas eléctricos. Estas iniciativas son cruciales para familias como la de Rosemary, que están ansiosas por volver a sus hogares y restablecer sus medios de vida.
Mientras Jamaica hace frente a las secuelas del huracán Beryl, la resistencia y determinación de su comunidad agrícola brilla con luz propia. Pero la amenaza inminente del cambio climático añade una capa de incertidumbre a su futuro. "Ya no tenemos árboles, así que el cambio climático ya nos está afectando", señala Rosemary, destacando la urgente necesidad de soluciones sostenibles para mitigar el impacto de futuras tormentas.
Esta historia fue escrita por Gema Cortés, Unidad de Prensa y Comunicación de la OIM, Oficina del Enviado Especial para la Respuesta Regional a la Situación de Venezuela.