Asentamiento de Refugiados de Bidibidi, 8 de mayo de 2023 – Confisase Wani Hadi y su familia se sientan y charlan bajo la sombra de un arbolito en medio de cinco cabañas de paja que los protege del sol abrasador. No lejos de allí, una linterna solar se está cargando encima del viejo auto abandonado de Wani.
“Llevé mi lámpara a nuestro negocio local, pero no podían repararla, así que decidí quedármela. No tenemos acceso a electricidad aquí, dependemos de las lámparas solares, pero la mayor parte de las que se venden en este lugar no duran mucho. Por eso tenemos que comprar nuevas todo el tiempo y eso es costoso”, dice este hombre de 46 años que reside en la zona 2 del Asentamiento de Refugiados de Bidibidi.
Las linternas solares son la única fuente de luz para los más de 270.000 refugiados que residen en el asentamiento de Bidibidi, al noroeste de Uganda.
La lámpara solar de Wani es una de las miles que hasta ahora han sido reparadas de manera gratuita y devuelta a su dueño en el marco del proyecto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM): “Ofreciendo respuestas humanitarias y cuidando el medio ambiente por medio de la recuperación, la reparación y el reciclado de productos solares en entornos de desplazamiento” (“Greening Humanitarian Responses Through Recovery, Repair, And Recycling of Solar Products in Displacement Settings”).
El desecho de estos productos solares, sin embargo, sigue siendo un desafío que plantea graves riesgos a la salud. Cuando estos productos no se eliminan adecuadamente, interfieren con la calidad del suelo lo cual lleva a pobres cosechas y evita la regeneración de los bosques. La razón es la gran cantidad de metales y elementos peligrosos que contienen como el plomo, el cadmio y el cromo.
De acuerdo con el Monitoreo Global de Residuos Electrónicos 2020 de Naciones Unidas, en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas métricas de desechos electrónicos en todo el mundo. De ellos, tan solo un 17,4% fue recolectado y reciclado. El informe predice que los residuos electrónicos en el mundo alcanzarán las 74 toneladas métricas en 2030, haciendo que esa sea la corriente de desechos domésticos de más rápido crecimiento a nivel global. Lo que acelera tal corriente son las altas tasas de consumo de equipamiento eléctrico y electrónico, los ciclos cortos de vida y las pocas opciones para su reparación.
La OIM lidera un proyecto para minimizar los riesgos de los residuos electrónicos en Bidibidi, por medio de la reparación y el uso alternativo de linternas solares y de baterías de iones de litio, mientras también se crean puestos de trabajo y se brinda apoyo a los medios de subsistencia. El proyecto también busca crear conciencia en torno a los peligros de la mala disposición de los residuos electrónicos como parte de los esfuerzos para proteger el medio ambiente.
La OIM se ha asociado con Mercy Corps para establecer sistemas de recolección de productos y realizar tareas de concientización, empleando a 10 movilizadores comunitarios en las cinco zonas de Bidibidi y en la comunidad de acogida. El equipo trabaja con visitas familiares, reuniones en la comunidad, y recorridos por los caminos para juntar linternas rotas, sensibilizando asimismo a las comunidades acerca de los peligros de un inadecuado manejo de los residuos electrónicos.
Los elementos que se recolectan de esta manera terminan en el centro principal de reparación en el que los técnicos, usando partes sueltas del producto solar de origen noruego fabricado por la empresa BRIGHT, proceden a reparar las linternas. Usando un modelo circular de economía, recogen partes reutilizables de las linternas que ya no funcionan para extender la vida útil de otras. A las linternas viejas se les colocan baterías nuevas, y las viejas son testeadas por los técnicos, quienes se encargan de ensamblar cualquier célula viable en paquetes de baterías de segunda vida.
“No sabíamos dónde llevarlas [a las linternas solares] para que fueran reparadas y no sabíamos los riesgos que la disposición inadecuada de los productos electrónicos podía tener sobre la salud y el medio ambiente”, dijo Confisase Wani.
Las autoridades locales han ponderado el proyecto de residuos electrónicos de la OIM para apoyar a las comunidades con energía alternativa y facilitar el acceso a los servicios de reparación y reciclado.
Reida Kiden Moses, de21 años, es una de los siete técnicos que han sido capacitados por asociados en el proyecto en la reparación de linternas, el testeo de baterías y su ensamblaje. Trabaja en el Batlab, un centro especializado en el testeo y uso alternativo de baterías. Para Kiden, el trabajo en ese lugar no solamente le brinda la oportunidad de mantener a su madre y cuatro hermanos sino que también mantiene vivo su sueño de acceder a educación superior.
“Las personas me dicen todo el tiempo que este es un trabajo de varones, pero yo creo que toda mujer es capaz de hacerlo puesto que Dios nos dado el don y el talento. Mi sueño era ser enfermera, pero ahora me parece que voy a continuar con un curso relacionado con mi trabajo actual”, dice Kiden, que ahora adoraría convertirse en ingeniera eléctrica.
En estrecha coordinación con Solvoz, asociado del proyecto, la OIM espera poder mejorar la transferencia de conocimiento y el intercambio de información acerca del aspecto de las adquisiciones de la cadena de valor de los residuos electrónicos solares. Cuestiones de relevancia como por ejemplo los criterios de sostenibilidad de los productos electrónicos que ponen el foco en la toxicidad, la calidad, la posibilidad de su reparación, la gestión de recursos, la responsabilidad corporativa, y la producción local de productos solares, entre otras, han sido discutidas en estrecha coordinación con actores claves humanitarios y del sector privado.
La OIM también espera que las conclusiones de este proyecto piloto sirvan de insumos para programas de adquisiciones sostenibles del Gobierno, el sector privado, y las Naciones Unidas. El proyecto también podría hacer contribuciones a iniciativas de mayor envergadura como por ejemplo los grupos de trabajo del Plan Mundial de Acción para Soluciones Sostenibles del ámbito de la Energía en Situaciones de Desplazamiento y el Acceso Seguro a Combustible y Energía (SAFE) que desarrollan actividades en todo el mundo.
“Los impactos del cambio climático se están sintiendo en todas partes y con tales enfoques nosotros, en tanto asociados humanitarios, podemos implementar estrategias para mitigar esos efectos. Estamos informando a los beneficiarios acerca de los riesgos tanto sobre la salud como sobre el medio ambiente que los residuos de los productos solares plantean cuando su vida útil llega a su fin, y acerca del hecho de que pasará mucho tiempo hasta que puedan reducirse tales riesgos”, dijo Sanusi Tejan Savage, Jefe de Misión de la OIM en Uganda.
El proyecto de desechos electrónicos se propuso reparar 5.000 linternas solares; hasta la fecha se han reparado 3.412. La OIM y sus asociados planean recoger más de 8.000 linternas cuando el proyecto finalice. El proyecto también aspira a ensamblar 260 paquetes de baterías extraídas de células de iones de litio viables, rescatadas de las linternas reparadas. Las baterías de segunda vida serán usadas para dar energía a pequeños negocios e iluminar clínicas e instituciones educativas.
“Hemos estado usando la lámpara nueva para estudiar cada noche. Ahora sé que mi tarea escolar estará mucho mejor”, dice uno de los hijos de Wani.
El proyecto es financiado por Innovation Norway.
Esta historia fue escrita por Abubaker Mayemba, Asistente de Comunicaciones, OIM Uganda.