Vista aérea de la ciudad de Tacloban que muestra la devastación que en 2013 provocó el tifón Haiyan. Foto: OIM Filipinas/Conrad Navidad 

Tacloban, Filipinas – Cuando el súper tifón Haiyan – que a nivel local fue bautizado como Yolanda – sacudió a las Filipinas en noviembre de 2013, Nancy estaba trabajando como enfermera en un hospital en Singapur. Estuvo atenta a las noticias para estar al tanto de lo que ocurría en su ciudad natal, Tacloban, zona oriental de Filipinas, donde su familia estaba viviendo. 

“Tengo amigos de Tacloban que también estaban viviendo en el exterior”, explica Nancy. “Todos estábamos muy ansiosos. Nadie lograba ponerse en contacto con su familia. No teníamos noticias”.  

Preocupada por la seguridad de su familia decidió dejarlo todo y volar de regreso a Tacloban al día siguiente.    

Su objetivo inmediato fue mudar a su familia hacia la capital, Manila, para ponerlos a resguardo mientras Tacloban se recuperaba. Con el dinero que había ahorrado mientras trabajaba en el exterior los últimos cuatro años, Nancy pudo quedarse en las Filipinas para cuidar a su familia sin tener que preocuparse demasiado por los aspectos financieros.  

La familia de Nancy es una de las tantas cuyas vidas fueron alteradas por el tifón Haiyan. Sin embargo, han sido las familias como la de ella que tenían vínculos sociales con personas que se encontraban en el exterior las que pudieron recuperarse con mayor rapidez por medio de la asistencia material y las remesas. Diez años después de que el tifón arremetiera, los residentes de Tacloban siguen sintiendo el impacto positivo de la asistencia que reciben de los trabajadores filipinos que viven y trabajan en el exterior. 

Nancy trabajaba como enfermera en Singapur y luego decidió regresar a Tacloban, su lugar de origen, para ayudar con los esfuerzos de recuperación de su ciudad tras el paso del súper tifón Haiyan. Foto: OIM Filipinas/Andrea Empamano 

De acuerdo con el Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres, el súper tifón afectó a más de 16 millones de personas, de las cuales al menos 6.300 perdieron la vida. Más de 1,1 millones de familias terminaron con daños considerables a sus viviendas, y cerca de 11 millones, desplazadas. La ciudad de Tacloban fue considerada la ‘zona de impacto’.  

Después de haber llevado a su familia a Manila, Nancy se quedó para ayudar en la recuperación de Tacloban a través de una organización local. Dejó su trabajo de enfermera en Singapur y eventualmente empezó a manejar un negocio de venta de aves de corral que sirvió para paliar las necesidades familiares y abastecer a distintos clientes en la zona.  

Reconstruyendo hogares y haciéndolos más resistentes gracias a las remesas 

Para las personas trabajadoras migrantes de Filipinas que no se encontraban en su país cuando Haiyan arremetió, fue la excelente cobertura de los medios de comunicación tras el evento lo que los incentivó a enviar asistencia. Los proveedores de servicios de remesas y los bancos hicieron una dispensa de las comisiones para el envío de remesas para colaborar con las donaciones destinadas a los residentes afectados. 

Rosario Bactol estaba viviendo en Tacloban cuando Haiyan sembró el caos en la ciudad. Si bien su casa se encontraba en la zona costera, estaba construida con concreto y eso la convirtió en un refugio seguro para los residentes de su comunidad que no pudieron irse a tiempo.  

Rosario, cuya casa en Tacloban fue demolida tras el tifón, pudo reconstruir su hogar y hacerlo más resistente a futuros desastres gracias a las remesas enviadas por su hijo, un trabajador migrante que se encontraba en Arabia Saudita. Foto: OIM Filipinas/Andrea Empamano  

Años más tarde su casa fue demolida por el gobierno de su ciudad tras declarar a esa zona como no apta para la construcción. Rosario entonces se reubicó en el St. Francis Village, un proyecto de viviendas del gobierno a 13 kilómetros del centro de Tacloban. 

Con la ayuda de su hijo que estaba trabajando como ingeniero en el Reino de Arabia Saudita, pudo renovar su casa en el sitio de reubicación junto a las viviendas de sus hijos.  

“No reconstruimos la vieja casa porque estábamos cerca de la costa”, relata Rosario. “Aquí en el sitio de reubicación la casa estaba vacía cuando nos fue entregada. Pero luego cuando la renovamos, le pusimos cemento para hacerla más resistente con la ayuda de las remesas enviadas por mi hijo”. 

St. Francis Village es uno de los sitios de reubicación liderados por el Gobierno para familias desplazadas en la ciudad. Foto: OIM Filipinas/Andrea Empamano

De migrantes a ayudar con la recuperación  

En 2023, las remesas enviadas por las personas trabajadoras migrantes de Filipinas alcanzaron un nivel récord de 40.000 millones de dólares EE.UU. lo cual colocó a las Filipinas como el cuarto mayor receptor de remesas del mundo, proyectándose un crecimiento aún mayor en el futuro. La Encuesta Nacional sobre Migraciones más reciente mostró que las Filipinas Orientales recibieron el mayor volumen de remesas de ese año lo cual sugiere que el nivel de remesas es mayor en las regiones con mayores desventajas económicas.  

Las experiencias de Rosario y Nancy tras el paso del Haiyan muestran de qué manera las redes de migrantes y las remesas pueden ayudar con la recuperación posterior a los desastres y apoyar la resiliencia al cambio climático. Para Rosario implicó el mejoramiento de su casa en el sitio de reubicación para poder enfrentar tifones en el futuro. Por su parte Nancy reinvirtió sus ahorros, usando sus capacidades para ayudar a impulsar la economía de Tacloban.

Nancy y Rosario comparten sus experiencias como testigos de la destrucción provocada por el tifón Haiyan y de qué manera los vínculos familiares que tenían en el exterior las ayudaron a ellas y a sus familias a recuperarse. Foto: OIM Filipinas/Andrea Empamano 

En su estudio acerca del impacto de las remesas de las personas migrantes en la recuperación de Tacloban posterior al paso del tifón Haiyan  – la Dra. Yvonne Su de la Universidad de York sugiere que las remesas fueron más accesibles para las familias de clase media en comparación con la clase baja. Era mucho más probable que las familias de clase media tuvieran parientes o amigos trabajando en otro país y por ende el acceso a remesas y a otras formas de asistencia desde el exterior las ayudaron a recuperarse con mayor rapidez.

Rosario considera que la asistencia de personas migrantes filipinas en el exterior es un aspecto importante en los esfuerzos de recuperación tras el tifón Haiyan. El país es una importante fuente de origen de mano de obra migrante internacional, con estimaciones del gobierno que indican que ha habido un total de 10,2 millones de filipinos en el exterior en 2023, cifra que incluye a 2,3 millones de personas trabajadoras migrantes filipinas fuera de su país.  

“Cabe esperar que los filipinos que están en el exterior no se cansen de ayudar a sus compatriotas”, señaló Nancy. “Ha sido un gran impacto porque a partir de mi propia experiencia he recuperado las esperanzas. Si bien yo me encontraba mal de ánimos [en el fondo yo sabía] que me ayudarían”.  

Cables eléctricos y escombros esparcidos en el centro de Tacloban, que han dejado a los residentes sin un lugar donde albergarse ni electricidad durante meses. Foto: OIM Filipinas 

Las personas trabajadoras migrantes han mostrado que su ayuda puede movilizarse en favor de la recuperación posterior al desastre y el desarrollo de la resiliencia al cambio climático. Sus remesas alivian de manera directa la situación de pobreza y contribuyen al crecimiento económico rural. Sin embargo, puesto que el cambio climático hace que los tifones sean cada vez más poderosos en Filipinas, se impone la necesidad de traducir este apoyo de las familias individuales con vínculos con migrantes en soluciones más duraderas por medio del desarrollo a nivel comunitario. La OIM está trabajando con las comunidades de origen de los trabajadores migrantes y con el sector privado a través de Apple en la construcción de albergues resilientes a los tifones en las comunidades vulnerables con la ayuda de las remesas.  

Al navegar los desafíos y riesgos planteados por el cambio climático, aprovechar la ayuda tan valiosa de las comunidades de la diáspora y del sector privado en lo atinente a la recuperación de los desastres y la resiliencia al cambio climático pueden ayudar a lograr un futuro más sostenible en Filipinas.  

Para más información, datos y análisis sobre tendencias de remesas y otros cambios significativos en los patrones migratorios mundiales consulte el Informe de la OIM sobre las Migraciones en el Mundo 2024

Historia escrita por Buboy Figueroa. 

SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 13 - ACCIÓN POR EL CLIMA
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS