Pakistán, 16 de noviembre de 2023 – Hace un año, Pakistán sufrió inundaciones sin precedentes. Más de 13 millones de personas se vieron directamente afectadas, y la abrumadora cifra de 20,6 millones requirió de asistencia humanitaria. Las consecuencias fueron verdaderamente extremas – 7,9 millones de personas fueron desplazadas y más de 2 millones de viviendas fueron destruidas.  

Si bien las aguas han bajado, un año más tarde, las cicatrices de este riesgo natural siguen estando. Más de 1,5 millones de personas se encuentran todavía desplazadas. Las necesidades más básicas, como las de alimentos y albergues, siguen sin estar cubiertas para una gran proporción de la población afectada por las inundaciones, más del 40% de la cual depende de la asistencia humanitaria para poder sobrevivir.  

Si bien se han podido documentar en gran medida las necesidades en materia de alimentos, albergues, y agua potable, la ansiedad climática en las comunidades afectadas por las inundaciones en todo Pakistán no aparece en los titulares.

Y si bien “ansiedad climática” es un término acuñado recientemente, el mismo refleja la angustia que estas comunidades han sentido por mucho tiempo.   

En medio de las crecientes amenazas del cambio climático, las inundaciones en Pakistán se han vuelto mucho más frecuentes, provocando que algunas comunidades deban enfrentar un ciclo interminable de desplazamiento y desesperación. Para esas comunidades, la fatiga provocada por los desastres inducidos por el cambio climático ha comenzado a pasar factura. No solamente están agotadas sino que también están mucho más ansiosas que nunca por la potencial amenaza de que ocurran desastres en cascada.

Hombres, mujeres y niños y niñas por igual en estas zonas afectadas por las inundaciones sienten temor por un futuro lleno de incertidumbre. Estas personas lidian con la dura realidad de no contar con la preparación necesaria para poder enfrentar otra inundación, y no tienen planes claros en cuanto a dónde albergarse en el supuesto caso de que sus hogares, ya de por si frágiles, se volvieran inhabitables.

Estas comunidades luchan permanentemente para poder cubrir sus necesidades básicas y sobrevivir. La ansiedad por los desastres climáticos recurrentes agrega un nivel adicional de incertidumbre a sus vidas.

A pesar de haber contribuido poco al actual descalabro climático, Pakistán sigue siendo uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático. Mientras la nación debe enfrentar los devastadores impactos del fenómeno, la ansiedad climática posiblemente siga aumentando, en especial entre las poblaciones más vulnerables.

Foto: OIM Pakistán 2022/Muhammad Zeeshan Siddiqui

"Estoy muy preocupada por el mundo que le vamos a dejar a mis hijos, por la constante destrucción de nuestra aldea a causa de las inundaciones”, expresó Gul Khatoon. Estaba embarazada de siete meses cuando las devastadoras inundaciones de 2022 arremetieron, desplazándola de su aldea. Terminó dando a luz en un albergue temporal al lado del camino sin ningún tipo de asistencia médica o cuidados adecuados.

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

"Antes de las inundaciones yo podía comprar lo que quería para mis hijas – henna, calzados, ropa. Pero ahora ya no. No sé cuándo las cosas se normalizarán. Incluso si se normalizan, es cuestión de tiempo hasta que nuevamente tengamos que enfrentar la adversidad”, dice Abida, una madre de cinco hijos que mantiene sola a toda su familia.

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

"La reconstrucción no tiene mucho sentido si lo tengo que hacer una y otra vez”. Arjun recuerda cómo su vivienda en el distrito de Badin fue totalmente destruida en tres oportunidades por las inundaciones. El ciclo permanente de destrucción y reconstrucción lo ha dejado abrumado y en estado de ansiedad.

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

“Somos pobres. Nuestra vivienda quedó completamente destruida por las inundaciones. Sin el apoyo de la OIM no hubiera contado con los medios financieros para reconstruir nuestra casa”, explicó Qari Saeed, haciéndose eco de muchos en su aldea en D.I. Khan, región noroeste de Pakistán. Temen quedar atrapados en un ciclo de vulnerabilidad, y si bien algunos han podido volver a reconstruir mejor, muchos están preocupados de tener que reconstruir sus hogares una y otra vez y para luego verlos nuevamente  destruidos por las inundaciones.

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

"Nuestra aldea fue próspera alguna vez, pero ahora está en ruinas. Nuestra tierra alguna vez fue fértil, pero ahora está devastada. Nuestra única esperanza es que la intervención divina nos proteja de la arremetida implacable de estos patrones pluviales que no perdonan. Nuestro destino depende de lograr un equilibrio”, reflexionaron los adultos mayores de la comunidad en el distrito de Shikarpur mientras examinaban lo que había quedado en su aldea. 

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

"Algunos días me duele mucho la espalda porque tengo que acarrear agua y apenas si me puedo mover. Con cada paso que doy pienso qué va a pasar conmigo si tengo que hacerlo por el resto de mi vida”, dice Sania, que tiene 15 años y que debe caminar varios kilómetros por día junto a sus primas para poder juntar agua limpia para beber. Esta pesada tarea es agotadora, tanto física como mentalmente.

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

"Como padre de ocho hijos, es mi deber conseguir lo necesario para mi familia, pero me siento impotente tras estas inundaciones. Si ocurriera otra el año próximo, todo nuestro duro trabajo de reconstrucción habrá sido en vano”, reflexiona Ali Bux con tristeza mientras observa cómo su tierra, que alguna vez fue fértil, ahora se degrada. 

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

Por varias semanas Ali, de cuatro años, lloró por miedo a que lo picara una serpiente alguna de las noches que tuvieron que pasar en un albergue al costado del camino tras las inundaciones. Este año, durante el Eid, rezó para tener una bicicleta de color rojo y una temporada de monzones seca. Las preocupaciones por inundaciones en el futuro y sus consecuencias no dejan de dar vueltas por las cabezas de los niños y niñas, del mismo modo que ocurre con sus padres’.

Foto: OIM Pakistán 2023/Muhammad Zeeshan Siddiqui

Responsable de sus seis hijos, dos de los cuales tienen discapacidades, y con su marido fallecido seis años atrás, Fatima Bibi se preocupa mucho por el futuro de los menores, en especial cuando ella ya no esté y no pueda cuidarlos ante la amenaza de las inundaciones recurrentes.

Esta historia fue escrita por Maha Akbar, Oficial de Comunicaciones en la OIM Pakistán.

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