Río Chiquito, 16 de noviembre de 2023 – Dunia, Gloria y Merly conocen muy bien los efectos del cambio climático. Ellas y sus familias en Omoa, al norte de Honduras, cuando las tormentas tropicales Eta y Iota azotaron este país centroamericano en noviembre de 2020, lo perdieron todo. Los ciclones no llegaron a ser catalogados como huracanes, pero aun así sembraron el caos.

"Escuché en la radio que una tormenta se estaba acercando y que iba a llover. Pero no nos imaginábamos que a las 4 de la tarde nos íbamos a quedar sin un techo sobre nuestras cabezas”, dice Merly que estaba embarazada de seis meses cuanto la tormenta arremetió. “Me quedé llorando, todo lo que tenía había sido arrastrado por el río”.

Eta y Iota han sido los fenómenos naturales más severos que afectaron a Honduras en más de 20 años, dejando a su paso inundaciones, daños y una mayor vulnerabilidad en la población local. Foto: OIM/Ismael Cruceta

Desde inicios de este siglo, Honduras y los países vecinos se han visto cada vez más afectados por múltiples desastres relacionados al clima que han llevado a que las poblaciones, que ya estaban en situación de vulnerabilidad, tuvieran que enfrentar nuevos desafíos.

El Índice de Riesgo Climático Global a Largo Plazo, desarrollado por la ONG alemana Germanwatch, revela que Honduras fue el segundo país más afectado en todo el mundo por el cambio climático en el período 1998-2017.

En medio de las consecuencias de las inundaciones, Dunia, Gloria y Merly se han convertido en una gran familia, mostrando resiliencia a pesar de haberlo perdido todo. Foto: OIM/Sonia Lagos

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), cerca de 437.000 personas en Honduras fueron afectadas por estas dos tormentas, 55% de ellas en la zona norte. Tan sólo en el Departamento de Cortés, más de la mitad de la población fue evacuada y un 54% de las personas que accedieron a albergues en el país estuvieron concentradas allí.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en coordinación con otros actores de la Red Humanitaria de Honduras, enfocó sus esfuerzos en asegurar la asistencia y protección adecuadas a las personas afectadas por el cambio climático, incluyendo a las personas desplazadas por factores ambientales.

Tener que vivir con su familia en un albergue es toda una lucha para personas como Dunia. Por este motivo, los equipos de la OIM les han brindado constante apoyo humanitario. Foto: OIM/Sonia Lagos

"Yo trabajaba en los campos, cortando pimientos o haciendo cualquier trabajo que me brindara un sustento. Tengo hermosos recuerdos de esa época de mi vida, visitaba a mi madre por las tardes y estaba muy feliz con mi familia”, dijo entre lágrimas.

Las tormentas forzaron a Merly y a sus tres hijas a mudarse al albergue comunal en Río Chiquito, en donde conocieron a Dunia.

Dunia, por su parte, es originaria de Copán Ruinas, Honduras occidental, y se mudó a Omoa a los 12 años. Ella nunca había vivido una tormenta tropical como las de 2020. Al igual que Merly, su vida era tranquila, tenía un empleo y podía mantener a su familia.

"Los fines de semanas íbamos con mis hijos a nadar en el río. Era hermoso, con agua cristalina, y nunca nos imaginamos que podía llegar a crecer de esa forma y llevarse todo lo que teníamos”, cuenta Dunia.

La OIM apoya la rehabilitación de los albergues gestionando la provisión de alojamiento digno para todas las personas desplazadas por las inundaciones. Foto: OIM/Sonia Lagos

Su casa se encontraba a más de 300 metros de la ribera del río. Aun así, se partió en dos. En el río había una presa para prevenir las inundaciones, pero debido a la fuerza de la naturaleza, ocurrió lo inimaginable.

"Hemos aprendido muchas cosas en el albergue; nos consideramos una familia”, dice. “Esas tormentas nos han marcado, nunca pensamos que nos íbamos a quedar sin casa. Es triste no tener un lugar para vivir pero ahora todo ha cambiado”.

Gloria camina junto a sus hijas afuera del albergue. A pesar de la destrucción que han provocado, las inundaciones también han revelado la fortaleza y la determinación de las personas para reconstruir sus vidas y sus comunidades. Foto: OIM/Sonia Lagos

La OIM ha asistido a estas tres familias y a muchas más por medio de albergues e instalaciones de alojamiento tras el desastre, debiendo pagar la renta antes de acceder a su propia vivienda, lo cual es posible gracias a la ayuda de la ONG hondureña CEPUDO.

Esto ha permitido que la esperanza y la alegría regresen a las vidas de estas mujeres, al igual que la dignidad que les brinda contar con un lugar para vivir y poder recomenzar.

"Por tres años hemos tenido que luchar, pero hemos salidos airosas. Estamos muy felices de tener finalmente nuestra casa. No ha sido fácil, pero hemos podido alcanzar nuestros sueños”, dijo Dunia.

Después de varios meses las familias afectadas por las tormentas podrán acceder a un nuevo hogar. Foto: OIM/Sonia Lagos

Las consecuencias del cambio climático, de los desastres y de la degradación ambiental están modificando los patrones migratorios en todo el mundo. El cambio climático es ahora una de las causas principales de la movilidad humana. En el marco de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28) en Dubai, la OIM demanda acciones concretas para evitar, minimizar y abordar los impactos adversos del cambio climático en las comunidades más afectadas.

Texto por Ismael Cruceta, Marcela Díaz y Sonia Lagos, Unidad de Prensa de la OIM Honduras

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