Sana’a, 6 Sep 2021 –Exhaustos, hambrientos, perdidos y atemorizados. Así es como la mayor parte de los migrantes se sienten cuando llegan a Yemen.
“No contaba con asistencia alguna. Cuando llegué a Yemen dormía en las veredas – con miedo, con hambre y enfermo”, recordó Bilal Muhammad, un migrante etíope de 18 años quien recientemente quedó varado en ese país.
Bilal es uno de los miles de migrantes cuyo sueño de tener una nueva oportunidad en su vida en los países cercanos del Golfo se vio sacudido por el conflicto y las restricciones a los movimientos con motivo de la pandemia de COVID-19. Ha quedado, junto a otros 32.000 más, varado en Yemen, y vive en condiciones extremadamente difíciles.
A pesar de ser muy joven Bilal dejó a su madre y a tres hermanos en su casa en Etiopía y decidió embarcarse por esta peligrosa ruta rumbo a Yemen, con la esperanza de encontrar una buena fuente de ingresos en el Reino de Arabia Saudita que le permitiera brindarle una mejor vida a su familia.
“Yo viajé desde Etiopía a Djibouti, luego crucé el mar de Yemen hacia la costa de Shabwah, me trasladé a la Gobernación de Adén, luego viajé de a pie a la gobernación de Sa’dah”, señaló.
Con la reciente flexibilización de las restricciones a los movimientos internacionales, las llegadas de migrantes a Yemen han comenzado a mostrar un ligero aumento, aunque las cifras totales siguen siendo bajas en comparación con los años previos a la pandemia.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que en 2019 más de 138.000 migrantes llegaron a Yemen, en tanto que poco más de 37.500 llegaron en 2020. Hasta ahora en 2021 la Organización ha registrado más de 11.500 llegadas de migrantes al país.
Los migrantes que logran llegar a Yemen siguen enfrentando barreras significativas en el acceso a los servicios humanitarios y al empleo, tan necesario para poder sobrevivir. La pandemia y el conflicto constante los ha empujado hacia las sombras y han hecho que deban depender de las redes de traficantes para poder arreglárselas.
La mayor parte de los migrantes que vienen desde el Cuerno de África llegan a la costa occidental de Yemen – a algún lugar entre Hajjah y Shabwah – antes de intentar continuar con la travesía.
Los traficantes entonces ofrecen transporte a aquellos migrantes que pueden pagar el viaje, llevándolos hasta Adén. Los migrantes que no tienen dinero usualmente viajan durante semanas de a pie para llegar al mismo destino.
Con gran ansiedad por cruzar las fronteras rumbo al Reino de Arabia Saudita, emprenden luego un viaje extremadamente peligroso desde Adén a Sa’dah. En el camino muchos migrantes quedan atrapados en enfrentamientos armados.
Mientras se encontraba en esta misma ruta intentando cruzar la frontera en Sa’dah, Bilal fue atacado y sufrió numerosas heridas en su cabeza y pérdida parcial del conocimiento.
En el mismo incidente de violencia, Yaseen Omar, un migrante etíope de 27 años que estaba viajando con Bilal al Reino de Arabia Saudita fue también víctima de un ataque en Sa’dah.
Perdió mucha sangre y quedó inconsciente tras recibir múltiples disparos en su abdomen y en la pelvis. Yaseen necesitó ser operado con urgencia para poder detener las hemorragias internas.
Tanto Bilal como Yaseen se encontraban en peligro de muerte y fue necesario trasladarlos a Sana’a para poder brindarles mejores cuidados.
La OIM colabora con el Gobierno de Alemania para brindar servicios sanitarios esenciales y de emergencia a migrantes vulnerables en Yemen, incluyendo medicinas e insumos médicos. La Organización también deriva casos médicos moderados y severos a hospitales para que reciban cuidados adicionales.
“Cuando algunos de los miembros de la comunidad etíope trajeron a Bilal a la clínica de la OIM en Sana’a, se encontraba desorientado, agitado y deshidratado”, explicó el Dr. Raidan Al-Dahmashi, quien forma parte del equipo de Salud y Migración de la OIM en Sana’a.
“Sabíamos que debía ser derivado inmediatamente para recibir cuidados médicos de urgencia”, agregó.
De igual modo, el equipo de Salud y Migración de la OIM derivó a Yaseen para que recibiera mayores cuidados ni bien la comunidad etíope lo llevó a la clínica de la OIM en Sana’a debido a la severa condición en la que se encontraba.
Bilal fue ingresado en el Hospital Al Jomhori, en la unidad de cuidados intensivos, pero fue mucho más complicado para Yaseen, quien apenas si estaba consciente y sufría de múltiples fracturas en la pelvis al momento de su llegada al hospital.
Fue derivado al Departamento de Urgencias de otro hospital público, el Hospital Al-Thawra, a fin de obtener un mejor diagnóstico, y más tarde a un hospital privado, el Hospital Moderno Al-Ahli, en donde se le realizaron dos operaciones importantes y quedó en cuidados intensivos durante un mes.
La OIM le brindó su apoyo tanto a Bilal como a Yaseen, quienes estuvieron internados por un tiempo en la unidad de cuidados intensivos, bajo estricta observación del personal médico y recibiendo medicación, apoyo de salud mental y siendo alimentados adecuadamente durante aproximadamente un mes.
Tras su recuperación fueron enviados para que se quedaran con una familia de adopción, a través del Programa de Familias Sustitutas de la OIM, la cual les brindó un espacio seguro para vivir hasta que recibieran cuidados adicionales y nutrición adecuada.
Ahora Bilal y Yaseen desean retornar con sus familias y registrarse para retornar voluntariamente a sus hogares a través del programa de Retorno Humanitario Voluntario de la OIM.
“La Organización me salvó y restauró mi esperanza de poder regresar a mi país, junto a mi familia y mis amigos”, dijo Bilal, sintiéndose aliviado por haber podido recuperar su salud.
La OIM con fondos del Gobierno de Alemania ha podido atender las consultas médicas de casi 3.000 migrantes, ha organizado 3.700 sesiones se concientización en materia de salud y ha realizado 300 derivaciones entre enero y mayo de 2021.
Escrito por Mennatallah Homaid, Asistente de Comunicaciones en la OIM Yemen