Un nuevo capítulo en las vidas de Rehana y su bebé, en el que comenzarán a sanar heridas y a recuperar la esperanza tras el espantoso viaje que realizaron. Foto: OIM/Abeer Alhasani 

En 2023, Yemen fue testigo de una significativa llegada de mujeres y jóvenes desde el Cuerno de África. Del total de 21.130 mujeres, 3.773 eran jóvenes. Muchas de estas migrantes tuvieron que soportar difíciles formas de violencia, abuso y explotación sexual de parte de implacables tratantes y traficantes.  Rehana* fue una de las que enfrentó tales horrores. 

Yemen – Desde pequeña, la familia de Rehana fue siempre muy unida a pesar de las dificultades que tuvieron que enfrentar en Etiopía. La prolongada lucha de su padre con un desorden mental dejó a su madre la responsabilidad de criar a Rehana por sus propios medios. Si bien intentó garantizar de muchas formas una mejor vida a su hija, las circunstancias se volvieron extremadamente duras.  Súbitamente la situación de la familia se volvió tan complicada que ni siquiera pudieron cubrir sus necesidades básicas. 

Con tan solo 15 años y llena de energía y determinación, Rehana se dijo que había llegado el momento de devolverle a su madre todo lo que había hecho por ella. Decidió embarcarse en la ruta migratoria desde el Cuerno de África a Yemen, una de las más peligrosas del mundo, en la que aproximadamente un  10% de las llegadas son de menores, en gran medida viajando solos y solas.

Fascinada por las historias que circulaban en su pueblo acerca del dinero que las personas migrantes podían llegar a ganar en los países del Golfo, Rehana tomó la determinación de seguir ese mismo camino. Vislumbrando un destello de esperanza en la ambición de Rehana, su madre le dio el poco dinero que les quedaba y la preparó para el viaje que iba a emprender.

El viaje de las mujeres migrantes está lleno de peligros, desde abusos físicos hasta explotación. Foto: OIM/Rami Ibrahim

Con esa idea en su cabeza, Rehana partió rumbo a Yemen, un país del que conocía muy poco. Sus amigos le habían comentado que el viaje por Yemen sería tranquilo y que llegaría a destino en un par de días. Sin embargo le advirtieron también que en el camino podría llegar a cruzarse con traficantes, que a menudo tientan a las personas migrantes con falsas promesas de un viaje fácil y ocultan los severos riesgos que la travesía conlleva.

“La mayoría no tenemos televisor en casa como para poder ver las noticias”, explica Rehana. “Creo que nadie correría riesgos, si conociéramos bien la realidad”.  

La primera sorpresa que tuvo Rehana fue que el viaje que en teoría iba a durar dos días finalmente duró  dos semanas. A pesar de haber pagado una cifra significativa por el viaje, los traficantes le entregaron muy poca comida, que apenas si alcanzaba para sobrevivir. Débil y esquelética, Rehana tuvo que caminar durante días bajo el sol abrasador hasta llegar a la costa de Yemen.

Cuando finalmente llegó a destino en la Gobernación de Al Bayda se encontró con una realidad aún más dura. Los traficantes inmediatamente les detuvieron y  encerraron en patios hacinados y en condiciones antihigiénicas.  

Cerca del 10% de quienes llegan por la ruta migratoria que viene desde el Cuerno de África hacia Yemen son menores, muchos no acompañados. Foto: OIM/Majed Mohammed

Fue en ese instante que la sombría realidad de su situación se manifestó. Solamente quienes podían pagarles a los tratantes más dinero accedían a mayores raciones de comida y se libraban de los abusos. Para Rehana, cuya familia no podía enviar más dinero, la situación se volvió crítica.

En medio del sufrimiento incesante, la salud de Rehana se fue deteriorando paulatinamente. Ahora tenía un embarazo de ocho meses, y aún en ese estado no se liberaba de los abusos, hasta que un día los traficantes la dejaron ir sin estar del todo convencidos, más que nada porque temían que diera a luz en el patio de detención.

Sin un centavo y con un embarazo avanzado, Rehana buscó refugio a través del único contacto en  Sana’a. Mientras los días se convertían en semanas, pudo finalmente sostener la delicada mano de su bebé. “En el momento en que escuché la voz de mi bebé por primera vez, el cansancio desapareció pues yo necesitaba protegerlo del terrible mundo exterior”, recuerda.

El apoyo esencial a mujeres incluye el acceso a cuidados de la salud, psicológicos, y espacios seguros para recuperarse de sus complicadas travesías. Foto: OIM/Rami Ibrahim

Poco después del nacimiento, la nueva madre fue forzada por las circunstancias a irse de Sana’a a la búsqueda de un lugar más seguro para ella y su bebé, de modo que siguió con la complicada travesía. Con el bebé en brazos, más de una vez tuvo que pedir un aventón a personas extrañas o seguir de a pie rumbo a Adén, mendigando comida y agua para ella y el niño.

Después de su llegada a Adén, Rehana se enteró de la existencia de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y de su apoyo a las personas migrantes. El agotador viaje y la falta de alimentos habían impactado severamente su salud, dejándola a ella y a su bebé en avanzado estado de fragilidad. En el Punto de Respuesta a Migrantes (MRP) de la OIM en Adén, por primera vez desde que su viaje empezó, sintió una sensación de alivio. En ese centro, la joven madre recibió los alimentos que tanto necesitaba y pudo acceder a servicios de registración.

A Rehana y su bebé también les ofrecieron un lugar seguro para quedarse en los Cuidados de Base Comunitaria (CBC) de la OIM, que son lugares en los que se brinda apoyo integral a migrantes vulnerables. Este entorno de seguridad le dio a Rehana un renovado sentido de esperanza, permitiéndole  focalizarse en la tarea de cuidar a su bebé sin la constante preocupación de conseguir leche y otros elementos básicos. En los CBC, Rehana también pudo acceder a atención médica esencial y a los cuidados necesarios para su bienestar.

En el espacio seguro que brindan los CBC, Rehana y su bebé encontraron el alivio y apoyo necesarios para su viaje hacia la sanación. Foto: OIM/Abeer Alhasani

Cuando llegan a las instalaciones de la OIM, muchas personas migrantes, entre ellos Rehana, con frecuencia presentan heridas, cuadros de deshidratación severa y signos evidentes de abuso. Su frágil estado pone de manifiesto las condiciones durísimas que han debido soportar. Muchass personas son mantenidas por los traficantes en pésimas condiciones, sujetos a violencia tanto física como sexual. Al igual que Rehana, muchas mujeres quedan atrapadas en esta violencia durante meses.

En el MRP, Rehana también comenzó a asistir a sesiones regulares de Apoyo Psicosocial y de Salud Mental (MHPSS), muy importantes para recuperarse emocionalmente del traumático viaje. Gracias a los dedicados cuidados y a la orientación brindada en el MRP, Rehana gradualmente comenzó a sanar.  

Los servicios de protección de la OIM brindados a través de los MRP y los CBC son financiados por la Agencia Europea de Ayuda Humanitaria, la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega.

*El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad.

 Esta historia ha sido escrita por Abeer Alhasani, Asistente de Comunicaciones y de Traducciones en la OIM Yemen. 

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