Ma’rib, Yemen, 27 de noviembre de 2023 – En un país arrasado por nueve años de conflicto, en el que 4,5 millones de personas han quedado desplazadas, la definición de hogar varía de manera significativa. Para Faiz, el hogar es el lugar en donde está la familia.
La vida de Faiz en Al Hodeidah, la cuarta ciudad de Yemen, tenía sus desafíos pero él estaba feliz entre las paredes de su casa de dos habitaciones en la que vivía con su esposa y sus cuatro hijos. Trabajaba como chofer de motocicleta y con esa actividad obtenía un ingreso digno que al menos le alcanzaba para alimentar a sus hijos y cubrir la mayoría de sus necesidades básicas.
Para Faiz y su familia, contar con un techo sobre sus cabezas que los protegía del sol y de la lluvia y que les permitía dormir plácidamente era suficiente como para llamar a ese lugar su hogar, hasta que la guerra se llevó todo.
“Es difícil ponerlo en palabras”, dice Faiz, recordando la Guerra que lo obligó a desplazarse cinco años atrás. “Las incursiones aéreas nos torturaban desde lo alto y nuestras paredes terminaban con grietas y llenas de agujeros por las metrallas. No teníamos electricidad ni medio alguno de generar un sustento”.
Faiz aún recuerda vívidamente el día en que llegó a Ma’rib con su familia. Durante el primer mes, se quedó con sus hermanos, quienes ya habían sido desplazados, antes de lograr asegurarse un lugar en el campamento Al Jufainah, el mayor sitio de desplazamiento en Yemen, que en la actualidad alberga a más de 13.700 familias desplazadas.
“La situación era verdaderamente extrema”, recuerda Faiz. “Yo no tenía materiales como para construir un albergue pero lo hicimos con algunas bolsas de harina, pedazos de tela y ropa vieja. Teníamos un único colchón que yo compartía con mi esposa y mi hija”.
El albergue que Faiz hizo era tan frágil que no podía soportar la lluvia y el viento y además era tan pequeño que Faiz tuvo que pedirle a su hermana que alojara a tres de sus hijos en su albergue que se encontraba cuesta abajo en el campamento.
Faiz empezó a desesperarse pero se alegró mucho cuando encontró en el valle una vieja tienda que alguien había tirado. Inmediatamente la reparó y le sirvió para mejorar su albergue y traer a toda su familia bajo un mismo techo nuevamente. Lo triste fue que más tarde este albergue temporal tampoco pudo soportar las duras condiciones climáticas.
“Mi vecino se sintió muy mal por todos nosotros cuando vio que nuestro albergue estaba totalmente destruido y nos dio una tienda grande para proteger a mi familia de las inclemencias del tiempo”, explica. “Su amabilidad reavivó mi esperanza y las cosas muy pronto empezaron a mejorar para mi familia”, agrega Faiz. Más tarde empezó a trabajar como chofer de motocicleta y eso le permitió sostener a su familia y comprarles lo esencial.
Un día, mientras la lluvia empezaba a caer, la familia se sorprendió al escuchar que golpeaban la puerta fuertemente. Era el equipo de seguridad en los campamentos que les pedía que abandonaran inmediatamente el albergue. Faiz se sintió aterrorizado e impactado, sin saber muy bien qué era lo que estaba ocurriendo.
“No sabía muy bien cómo funcionaban las inundaciones en Ma’rib; el terreno es arenoso en este lugar”, cuenta Faiz, recordando la primera vez que tuvo que experimentar lluvias torrenciales en Ma’rib. “Yo pensé que sería similar al valle en el que vivíamos, pero era mucho peor. La fuerza de las inundaciones era imparable”.
Esa noche las inundaciones arrastraron innumerables albergues y nuevamente Faiz perdió el suyo.
En Ma’rib muchos sitios de desplazamiento están ubicados cerca de los lugares por los que pasan las inundaciones. No hay vallas de contención adecuadas para frenar el agua y los albergues brindan muy poca protección de las lluvias torrenciales. En 2022 las inundaciones y los vientos causaron estragos, destruyendo los albergues y las casas de unas 600 familias y dañando parcialmente los albergues de casi 4.000 en sitios de desplazamiento gestionados por la OIM en toda la Gobernación.
“Lo más doloroso fue cuando las inundaciones arremetieron por la noche y tuve que salir corriendo con mis hijos del albergue, no sabiendo bien qué dirección tomar en medio de la oscuridad y el frío”, cuenta.
“Las comunidades locales en Ma’rib estaban acostumbradas a cierto nivel de precipitaciones cada año. Planificaban actividades agrícolas y preparaban sus albergues teniendo en cuenta ese nivel”, explica Mohammed Faisal, Asistente de Proyecto en la Unidad de Ingeniería de Apoyo de la OIM en Ma’rib. “Esto ha cambiado ahora pues estamos siendo testigos de patrones climáticos inesperados, a menudo extremos y muy difíciles de manejar”.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda su apoyo a las familias afectadas por las inundaciones en Ma’rib por medio de una respuesta multi sectorial que incluye las necesidades inmediatas y otras a largo plazo, y en esa respuesta encontramos desde proyectos de reducción del riesgo de desastres hasta la distribución de kits de mecanismo de respuesta rápida y kits de albergues de emergencia, entre otros artículos esenciales de socorro. El kit para albergue de emergencia que Faiz recibió le permitió reconstruir el albergue para su familia.
Para mitigar el riesgo de inundaciones en Al Jufainah, la OIM inició un plan de dos fases, construyendo muros de gavión a lo largo de las principales corrientes de agua y mejorando el sistema de desagüe dentro de los campamentos por medio de canales transportadores de agua.
“Hemos instalado un gavión de 2.600 metros de longitud a lo largo de la ruta de las inundaciones”, explica Mohammed. “Adicionalmente hemos construido paredes para mitigar los efectos de las inundaciones y establecimos canales de desagüe dentro del campamento”.
Si bien el gavión tal vez no llegue a evitar totalmente que las inundaciones lleguen a los albergues, ha reducido de manera significativa el volumen de daños. Antes de la construcción del muro, más de 3.750 familias habían experimentado daños parciales o totales a sus albergues. De acuerdo con Mohammed, la pared de gavión y el sistema de desagüe han mejorado la situación en un 70%.
Faiz recuerda claramente una noche cuando de repente empezó a llover con intensidad cerca de la medianoche. Se levantaron con sus hijos y se quedaron de pie frente a su albergue, mirando cómo las inundaciones arrasaban con todo a su paso.
“Ese día me sentí bendecido porque mi albergue no había sufrido daños y porque no tuve que arrancar desde cero nuevamente”.
El Proyecto de reducción de riesgo de desastres de la OIM en Ma’rib es financiado por Asistencia Humanitaria de la UE y por USAID, la Oficina de Asistencia Humanitaria y el Fondo Central de Socorro de Emergencia.
Esta historia fue escrita por Mennatallah Homaid, Asistente Sénior de Visibilidad y Comunicaciones de la OIM Yemen.