Ucrania, 7 de abril de 2022 –Cuatro millones de personas han huido de Ucrania y más de 7,1 millones están desplazadas dentro del país. Pero las consecuencias brutales de la guerra no terminan ahí. El gran daño medioambiental – que comenzó con el inicio de las hostilidades en Donbas en 2014 – está ya generando un impacto sobre la salud de los ucranianos que según proyecciones continuará en los próximos años.
Por generaciones, mujeres como Tatiana se han ocupado de mantener pequeños mercados que proveen de vegetales y frutas frescas a sus familias. Ella es de Vasylkiv, a aproximadamente 30 kilómetros de la capital Kiev, pero tuvo que irse de su ciudad natal cuando esta quedó bajo intensos bombardeos mientras las tropas rusas intentaban tomar un aeródromo local.
“Nos fuimos rápidamente en las primeras horas de la mañana, empacando como si nos fuéramos únicamente por el fin de semana – solamente cosas de primera necesidad, y nos fuimos con mi amigo que vive en la ciudad de Tarashcha, ubicada a unos cien kilómetros. A la mañana siguiente me enteré que varios misiles habían impactado contra un depósito de combustible cerca de Vasylkiv y que durante varios día los bomberos no pudieron apagar el fuego”, recuerda Tatiana.
“Mi hermano me dijo que incluso ahora, un mes después, ellos pueden seguir aún oliendo el humo cuando están dentro de la casa, aunque mantengan las ventanas cerradas todo el tiempo”, dijo Tatiana.
Ella desea retornar a su hogar cuando sea seguro, pero tiene dudas acerca de si podrá o no volver a cultivar vegetales o frutas pues es posible que ahora el suelo esté severamente contaminado.
El incidente en el depósito de combustible en Vasylkiv fue uno de los primeros peligros tecnogénicos provocados por la guerra. A fines de marzo, el Ministerio de Protección del Medioambiente y de Recursos Naturales de Ucrania junto a ONG locales registró 111 ataques contra sitios industriales, plantas de provisión de energía, estaciones de provisión de agua, gasoductos, y recursos naturales de gran valor. El Gobierno califica todos estos ataques como “delitos contra el medioambiente”, que provocan un impacto que perdurará entre los ucranianos por mucho tiempo, incluso mucho después de que la guerra llegue a su fin.
De acuerdo con información compartida por la ONG ucraniana Ecoaction, las regiones de Kiev, Donetsk y Luhansk han resultado las más afectadas en términos de daño medioambiental. La situación en la zona oriental de Ucrania ya era alarmante puesto que muchos sitios industriales y minas de carbón habían sido afectados por el conflicto armado que comenzó en 2014.
Mientras se convertía en una guerra total un mes atrás, el seguimiento y la evaluación del daño ecológico en medio de los enfrentamientos en curso se convirtieron en un gran desafío. Las autoridades ucranianas están decididas a documentar todos los incidentes mientras se preparan para llevar el caso ante la Corte de Justicia Internacional y ante la Corte Criminal Internacional, haciendo referencia al Primer Protocolo de las Convenciones de Ginebra que requieren que los Estados en guerra protejan el medioambiente de “daños serios a gran escala y a largo plazo”.
“En el primer mes de la guerra, más de 1.100 misiles fueron lanzados sobre el territorio de Ucrania, y cerca de 4.000 unidades de equipamiento militar de varios tipos fueron destruidos”, dijo Yevhenia Zasiadko, a cargo de Ecoaction. “Esto llevará a la acumulación de desechos carcinogénicos puesto que el combustible derramado de los misiles explotados contamina el suelo y el agua subterránea con químicos y metales pesados”.
Los hábitats de especies raras y en peligro también están siendo destruidos. Según el Grupo Conservacionista de Ucrania, un 44% de las áreas más valiosas del fondo de reservas naturales está localizado en la zona de guerra. La conocida planta nuclear de Chernobyl y otra en Zaporizhia aparentemente fueron desmanteladas, y los incendios forestales en la zona de exclusión de Chernobyl amenazan con diseminar desechos nucleares en la atmósfera.
Mientras tanto los residentes de otras ciudades, pueblos y aldeas en toda Ucrania ya pueden sentir de qué manera la guerra está contaminando el aire, el agua y el suelo. Puesto que algunos de los enfrentamientos más intensos están teniendo lugar cerca de Kiev, la calidad del aire en la ciudad ha menguado. El 19 de marzo a los residentes se les pidió que no abrieran las ventanas de sus casas o que no salieran innecesariamente, puesto que la concentración contaminante en el aire era 27,8 veces más alta que la sugerida por las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los civiles en las zonas que han sido bombardeadas intensamente (o que residen en las cercanías) se enfrentan a una exposición permanente por la inhalación de pequeñas partículas de polvo expelidas por los edificios destruidos, y que con frecuencia se mezclan con metales pesados y otras sustancias tóxicas. Este polvo carcinogénico puede provocar amenazas para la salud a largo plazo, con efectos que podrían llegar a presentarse años e incluso décadas después del final de la guerra.
El 21 de marzo los bombardeos provocaron un derrame de amoníaco en la fábrica de químicos cerca de Sumy, poniendo en peligro las zonas aledañas. Con frecuencia estos derrames peligrosos a gran escala se filtran y mezclan con el agua subterránea – y si no hay otras fuentes de provisión de agua potable, esto puede provocar daño inmediato si este agua se usa para beber. Se espera que otros peligros tales como la liberación de químicos tóxicos y de radiación de plantas de energía nuclear tengan diversas consecuencias dañinas sobre la salud de las personas.
Advierten las autoridades que en poco tiempo los ucranianos que se están quedando en zonas con gran nivel de hostilidades posiblemente sean testigos de un aumento en dolencias tales como el asma, la neumonía y la bronquitis aguda. Los efectos a largo plazo para quienes están expuestos a materiales o químicos peligrosos pueden incluir cáncer, daño a los órganos y debilitamiento del sistema inmunológico, lo cual puede ocurrir no necesariamente de inmediato sino en meses o incluso años. Teniendo en cuenta todas estas problemáticas medioambientales, los riesgos a la salud pública y la inseguridad alimentaria serán serias amenazas para los ucranianos que deberán decidir si regresan o no a sus hogares.
“Las implicancias de esta guerra durarán por mucho tiempo y llevará años a quienes han sido desplazados poder superar los impactos medioambientales y sanitarios de la guerra, sin dejar de mencionar las cicatrices psicológicas que quedarán”, dice la Jefa Adjunta de Misión de la OIM en Ucrania, Elizabeth Warn.
“Será fundamental proveer a las personas que retornan a sus hogares, tras haber sido desplazadas dentro y fuera de Ucrania, acceso a medios de subsistencia sostenibles, viviendas, empleos y cuidados de salud, para poder retomar sus vidas y fortalecer su nivel de resiliencia”.
Para ayudar a los afectados por la crisis en Ucrania la OIM ha lanzado un llamamiento de urgencia y una página para recaudar fondos.
Si usted está afectado por la crisis y necesita ayuda por favor no dude en comunicarse con una de las Líneas telefónicas de Emergencia de la OIM.
Historia escrita por Iryna Tymchyshyn, OIM Ucrania.