Sinjar, 19 de agosto de 2022 – El 3 de agosto de  2014, el Estado Islámico de Iraq y el Levante (EIIL) lanzó su ofensiva en  Sinjar – la patria  ancestral de los yezidíes en Iraq, una minoría étnico-religiosa que habla kurdo y que históricamente ha debido enfrentar marginalización y persecución. Miles  fueron asesinados durante la campaña de terror del EIIL en tanto que otros fueron forzados a escapar al cercano Monte Sinjar, donde muchos fallecieron debido al nivel de exposición en la ladera de su montaña sagrada.

Ocho años después, la pregunta sigue siendo la misma: ¿cómo puede sanar una comunidad?

La ciudad antigua de Sinjar. Foto: OIM 2022/Sarah Gold

Actualmente la ciudad antigua de Sinjar está completamente en ruinas y solamente quedan restos de lo que alguna vez fuera su vibrante existencia – una lata vacía de hojas de vid marinadas, una baraja usada de cartas tiradas en el suelo, la frazada preferida de un niño – todo esto esparcido en medio de los escombros.

Las vidas de los supervivientes han cambiado de forma irreparable debido a horrores inimaginables. Ejecuciones en masa, conversiones forzosas, secuestros y reducción a la esclavitud, violencia sexual sistemática y otros actos viles perpetrados por el EIIL ponen de manifiesto un mecanismo genocida para el exterminio de la comunidad yezidi.

Ceremonia de Segundo entierro en  Kocho, Distrito de Sinjar. Foto: OIM 2021/Raber Aziz

Los supervivientes – incluyendo a los yezidíes, pero también los miembros de las minorías  Shabak, Turcomana y Cristiana – no pueden siquiera hacer el duelo por los seres queridos, amigos y vecinos que han perdido, puesto que muchos de ellos siguen en tumbas colectivas sin ser identificados y a la espera de su exhumación.  

La ciudad antigua de Sinjar. Foto: OIM 2022/Sarah Gold

"La escala de las atrocidades cometidas contra la comunidad de yezidíes es de tal magnitud que sin duda tendrá un impacto en las generaciones futuras. El Gobierno de Iraq y la comunidad internacional deben crear condiciones para garantizar a los yezidíes que tales atrocidades no vuelvan a repetirse y brindarles apoyo para poder sanar y reconstruir sus vidas”, dice Sandra Orlovic, Funcionaria de Reparaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Iraq.

Hogar en la ciudad Antigua de  Sinjar. Foto: OIM 2022/Sarah Gold

Los activistas yezidíes y las organizaciones de la sociedad civil han estado trabajando incansablemente para lograr seguridad y una justicia significativa para su comunidad, en tanto que grupos como el  Yazda- Red de Supervivientes Yezidíes  colaboran con los esfuerzos de autodeterminación de los supervivientes, con la promoción de la rendición de cuentas y de la protección de los derechos humanos y con la defensa de los servicios para los supervivientes.  

Campamento Kabarto para personas desplazadas internamente, Gobernación de Dohuk. Foto: OIM 2021/Raber Aziz

“Lo que yo quiero es que el gobierno iraquí se haga cargo de nosotros como ciudadanos iraquíes y que nos brinde apoyo financiero de modo tal que yo tenga la chance de criar a mis hijos en condiciones dignas”, dice una persona desplazada internamente (IDP)* yezidi que vive en  Duhok.

Las mujeres deben enfrentar barreras particularmente complejas para contar con oportunidades de medios de subsistencia y de independencia financiera – un problema que se ha vuelto más serio debido al alto número de familias que han quedado a cargo de mujeres por el  genocidio. Las organizaciones de la sociedad civil y de base comunitaria yezidíes han estado trabajando muy duro para poder revivir los negocios y avanzar en el ámbito de la reintegración de Sinjar en los mercados iraquíes.

Taller de la OIM Iraq con supervivientes de la violencia sexual vinculada a conflictos. Foto: OIM  2019/Anjam Rasool

En marzo de  2021, activistas yezidíes y de la sociedad civil, con el apoyo de la OIM Iraq, de otras organizaciones internacionales y de contrapartes gubernamentales, lograron un hito destacable: el Consejo Iraquí de Representantes promulgó la Ley de los Supervivientes Yezidíes,  reconociendo oficialmente los actos genocidas perpetrados por el EIIL y otros grupos minoritarios y estableciendo un marco para la provisión de apoyo financiero y otras formas de reparación a los supervivientes. Tales reparaciones incluyen un salario mensual, albergue y asistencia educativa, acceso a servicios de salud y de salud mental, entre otros.

El Directorio General de Asuntos de los supervivientes,  recientemente establecido, tiene a su cargo la tarea de implementar la ley promulgada.  

Sitio informal en Khanke, Gobernación de Dohuk. Foto: OIM 2021/Raber Aziz

“El Directorio General de Asuntos de los supervivientes ha sido inaugurado en Mosul y vamos a abrir una sucursal en el Distrito de Sinjar en los próximos días con el apoyo de USAID y la Iniciativa de Nadia”, señala  Sarab Alias,  Directora General del Directorio. “El Directorio está trabajando muy intensamente y poniendo su mayor empeño para comenzar con el proceso de registración de los supervivientes”.

Para lograrlo, sigue diciendo ella, “[el Directorio] necesita que haya esfuerzos conjuntos y apoyo de todas las partes involucradas – tanto a nivel internacional como gubernamental  [y también de parte de] organizaciones de la sociedad civil locales e internacionales”.

La ciudad antigua de Sinjar. Foto: OIM 2022/Sarah Gold

A pesar del innovador avance en los últimos ocho años en apoyo a los supervivientes del genocidio del EIIL, la sanación y la reconstrucción necesitarán mucho tiempo.  

Pero  el mismo interrogante permanece: ¿cómo puede sanar una comunidad después de un genocidio? No hay respuestas claras a esta pregunta, pero invertir más en el desarrollo de las capacidades de los yezidíes, los shabak, los turcomanos y cristianos que lideran el cambio es sin duda un primer paso de gran importancia.

Consulta de la OIM Iraq con las familias yezidíes en el campamento de  Qadia respecto de la construcción de nuevas viviendas y de monumentos en memoria de los fallecidos en Kocho, Distrito de Sinjar. Foto: OIM 2021/Yad Abdulkader

*Los nombres de los supervivientes han sido omitidos para proteger sus identidades.

Escrito por  Sarah Gold, Funcionaria de Prensa de la OIM en Iraq

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