Massagada, 22 de mayo de 2023 – Nima estaba durmiendo cuando, hace siete meses, el desastre golpeó a su puerta.
“Nos despertamos con agua en los pies y tuvimos que dejar todo y huir rápidamente”, dice ella al recordar aquella noche fatídica en la que las aguas del Lago Chad inundaron su hogar en Tchoukoukapi, una pequeña aldea en las orillas de uno de los mayores lagos de África.
En medio de la noche Nima se despertó, recogió algunas pertenencias y se fue de su casa buscando seguridad. Esa noche, campos enteros con cosechas fueron destruidos mientras la totalidad de la aldea quedaba bajo las aguas.
Después de un largo y peligroso viaje de a pie a través de otras aldeas más pequeñas, Nima y su familia pudieron llegar a Massagada, un asentamiento espontáneo fundado por personas desplazadas por las inundaciones, asentamiento que se iba a convertir en su nuevo hogar.
Tras haber perdido su casa, lo único que ella deseaba era volver a tener un techo sobre su cabeza.
En 2022, Chad experimentó una de las peores inundaciones de su historia reciente. Un desborde de los ríos Logone y Chari, que cruzan por la capital N’Djamena y son afluentes del Lago Chad, destruyó casi 500.000 hectáreas de campos de cultivo en todo el país, afectando a más de un millón de personas según datos de las Naciones Unidas.
Estas tremendas inundaciones provocaron que el nivel de las aguas del Lago Chad aumentara e inundara muchas de las islas del Lago, destruyendo varios pueblos situados en la costa y forzando a miles de personas a escapar a la búsqueda de seguridad.
Esa misma noche, Alhadji y su esposa Hadje también estaban durmiendo cuando el aumento del nivel de las aguas del lago los despertó. Si bien vivir este tipo es situaciones no era algo extraño para ellos, en este caso no estaban preparados para la escala de estas inundaciones. “No pensamos que podrían llegar a tragarse nuestras viviendas”, señala Alhadji, mientras echa una mirada a los pocos elementos que pudo salvar de la inundación.
“A nuestros hijos pequeños los pusimos a lomo de burro junto a algunas de nuestros peculios más queridas, y los demás caminamos, teniendo que abandonar el resto de nuestras pertenencias”, agrega.
Para las familias como las de Nima y Alhadji que han sido desplazadas y lo han perdido todo, encontrar un albergue es vital.
“Perder tu casa es una experiencia devastadora; por esa razón la entrega de albergues a las víctimas de desastres y a personas desplazadas internamente (IDP por su sigla en inglés) ocupa un lugar central en las intervenciones humanitarias”, señala Tamia Ngodji, Experta en Albergues que trabaja en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Chad.
En Massagada la OIM se asoció a la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas para la construcción de 400 albergues que servirán para brindar socorro inmediato a las víctimas de las inundaciones.
“Los albergues brindan seguridad y protección personal y ayudan en la tarea de restaurar la dignidad de las comunidades a la par que las empoderan para que se vuelvan más resilientes a futuros embates”, agregó.
Los albergues han sido construidos con paredes de paja construidos sobre una estructura de madera lo cual los hace más resistentes al clima extremo y a la vez permite la circulación del aire. De conformidad con los patrones establecidos por , los albergues cuentan con suficiente espacio para una familia e incluyen una separación interna para mayor privacidad y comodidad.
A Nima el albergue le ha cambiado la vida. Cuando llegaron a Massagada, ella y su familia tuvieron que vivir en una tienda temporal hecha con trozos de madera seca cubierta de telas y dependían de la compasión de sus anfitriones para poder sobrevivir. “Las esterillas y frazadas que puedes ver nos fueron entregadas por los residentes locales”, dice, señalando una pila de cobertores.
Pero actualmente ella vive en un nuevo hogar y tiene esperanzas a futuro. “Me siento bien aquí; anteriormente no teníamos agua ni acceso a cuidados de la salud pero en la actualidad vivimos cerca de un pozo y nos sentimos seguros en nuestro albergue”.
Con apoyo de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO) la OIM ha construido 650 albergues de emergencia que brindan seguridad y protección a más de 3.470 personas afectadas por las inundaciones del año pasado en Chad.
Esta historia fue escrita por François-Xavier Ada.