La pareja camina a diario hasta el hotel en el que trabajan. Foto: OIM/Gema Cortes

Tubarão, Santa Catarina, Brasil – En la ciudad de Tubarão, enclavada en el pintoresco estado de Santa Catarina en el sur de Brasil, la familia Álvarez está escribiendo un nuevo capítulo en sus vidas tras haber dejado atrás las dificultades en Venezuela.  

Miguel, un ex periodista radial de 53 años de Ciudad Bolívar, en el sudeste de Venezuela, ha encontrado contención en una comunidad estrechamente unida en la que la resiliencia, el duro trabajo y la calidez de los brasileños dan forma a la nueva realidad de su familia junto a su esposa Nataly, de 43, y sus hijos Ángeles, de 16 e Isaías de 10. “Fue difícil dejar nuestra cultura, amigos y todo lo demás para tener una nueva vida, pero Brasil es un gigante que nos ha recibido con los brazos abiertos”, dice.  

Después de haberse ido de Venezuela en 2023 la familia Álvarez pasó tres meses en Boa Vista, al norte de Brasil, antes de poder regularizar su condición. Por medio de un programa de reubicación para venezolanos en situación de vulnerabilidad llamado Interiorização o interiorización, consiguieron puestos de trabajo en un hotel a 5.000 km en Santa Catarina. En febrero se reubicaron desde Boa Vista a Tubarão para dar inicio a este nuevo capítulo de sus vidas.  

Miguel, venezolano de 53 años de edad trabajó con anterioridad como periodista radial y ahora se desempeña como recepcionista en un hotel de turismo en Brasil. Foto: OIM/Gema Cortes

Nataly, de 43 años trabaja en la lavandería de un hotel turístico en la zona sur de Brasil. Foto: OIM/Gema Cortes

Nathaly recuerda vívidamente el momento en el que llegó a Brasil, recibiendo un permiso e instalándose luego en un puesto de recepción en la ciudad fronteriza de Pacaraima, la principal plataforma de aterrizaje para la mayor parte de los migrantes y refugiados de Venezuela en el Estado de Roraima. “Viajamos con muy pocos recursos, y cuando llegamos mi marido tuvo que trabajar descargando camiones ya que no teníamos dinero como para alquilar y teníamos que vivir con conocidos”, recuerda Nataly. “Nos pusimos muy felices cuando nos enteramos de que nos iban a reubicar”.  

Su reubicación a Tubarão fue facilitada por la respuesta humanitaria de Brasil, “Operação Acolhida” (Operación Acogida) la cual fue establecida por el gobierno federal en 2018 para gestionar el influjo de refugiados y migrantes de Venezuela. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) brinda su apoyo al programa de tres pilares, que ha beneficiado con la estrategia de reubicación a más de 120.000 personas.  

El paso inicial de la gestión de fronteras incluye servicios de recepción, identificación, documentación, cuidados médicos básicos e inmunizaciones. Una segunda fase involucra la provisión de alojamiento en el que los migrantes y refugiados reciben alimentos y acceso a servicios básicos (salud, asistencia social y protección). Finalmente a los venezolanos se les ofrece reubicación voluntaria a otras partes de Brasil en donde pueden tener mejores oportunidades para la integración económica.  

La familia muy rápidamente se integró al vecindario de Tubarão. Miguel y Nataly empezaron a trabajar en un hotel para turistas como recepcionista y en la lavandería, en tanto que los niños fueron enviados a la escuela. Para la familia contar con un empleo ofrece un punto de apoyo en la sociedad que les permite reconstruir sus vidas.  

 “A partir de ahora mi única expectativa es poder mantener esta calidad de vida”, agrega Miguel, enfatizando su determinación de trabajar duro para el bienestar de su familia.  

Brasil se ha convertido en el tercer destino en América del Sur para los más de 7,7 millones de venezolanos que se han ido de su lugar de origen.  

Miguel interactúa con pasajeros en la recepción del hotel de turismo en el que trabaja. Foto: OIM/Gema Cortes

La familia Álvarez vive en un apartamento modesto de un solo dormitorio en el sur de Brasil. Foto: OIM/Gema Cortes

Una presencia cada vez mayor  

Santa Catarina, estado conocido por su belleza natural, su fuerte economía y su cultura acogedora, se está convirtiendo con gran rapidez en un nuevo hogar para los venezolanos que realmente desean recomenzar sus vidas. Para ayudarlos con la integración el gobierno local ha lanzado iniciativas tales como apoyo al empleo, programas de viviendas y clases de idiomas.  

Carlos Langue, director del hotel en el que Miguel y Nathaly trabajan, brinda testimonio del impacto positivo de la iniciativa, destacando las contribuciones de los migrantes a la comunidad. “Actualmente tenemos cuatro migrantes trabajando en el hotel y muchos más vendrán en los próximos meses. Su integración por lo general no presenta mayores complicaciones, hay buenos trabajadores, por lo común son personas calificadas que cuidan muy bien a la clientela”, dijo.  

Miguel, desde su modesto apartamento de un dormitorio reflexiona acerca del cambio positivo que se dio en sus vidas, transicionando desde periodista radial en Venezuela a su actual puesto de trabajo en Tubarao. Le encanta que su familia haya podido adaptarse sin mayores dificultades a la nueva ciudad. Su optimismo en cuanto al futuro se hace eco en Nathaly, quien compartió sus sueños de abrir una panadería y de lograr independencia financiera. “Es un nuevo comienzo. Ahora podemos mirar hacia adelante e imaginar un nuevo futuro para todos nosotros, podemos trabajar y dar un nuevo sentido a nuestras vidas”.  

La familia Álvarez – Miguel, de 53 años, Nataly, de 43, Ángeles, de 16, e Isaías, de 10 – está escribiendo un nuevo capítulo de sus vidas en Brasil. Foto: OIM/Gema Cortes

Esta historia fue escrita por  Gema Cortés, Unidad de Prensa de la OIM, Oficina del Enviado Especial para la Respuesta Regional a la Situación en Venezuela.  

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