Koukourou, Provincia de Borkou, 17 de abril de 2023– Caminando por sus campos de cebolla, ajo y jamaica, Ngala se siente realizada.
“Nuestras vidas de hoy no pueden compararse con las de ayer”, dice, mientras sostiene una ristra de ajos en la mano. “¡Todo ha mejorado!”.
Cuando su esposo falleció en 2008, Ngala se encargó de la parcela de tierra familiar. Si bien la herencia pasó a sus hijos de acuerdo con las costumbres locales, confiaron en que su madre lograría que esa tierra fuera altamente productiva.
Pero esta madre de dos hijos enfrentaba un gran reto: el tema de la irrigación.
Koukourou, su comunidad local ubicada en la provincia de Borkou en Chad, contaba solamente con un punto de provisión de agua compartido por muchos granjeros. Para garantizar que todos tuvieran acceso a agua, la comunidad había decidido racionar el uso de este recurso tan valioso. Los granjeros reservaban turnos y de esa manera se garantizaba el acceso igualitario y se reducían toda posibilidad de conflicto.
“Nuestro turno era los domingos y solamente podíamos llenar 10 baldes de agua para el huerto cada semana”, recuerda Ngala. “Sabíamos que nuestro huerto tenía potencial, pero el problema era el agua”.
Como Ngala, cientos de granjeros en las regiones áridas de Chad tienen problemas para acceder a agua para beber y para los cultivos, a pesar de que se cuenta con recursos tanto subterráneos como en superficie.
“Si bien hay agua, son napas subterráneas, y los granjeros no tienen medios económicos ni capacidad técnica como para hacer perforaciones y bombear el agua para el riego”, explica Alassane Dembele, Funcionario del Programa de Consolidación de la Paz de la OIM en la zona norte de Chad. En relación a este problema, sigue explicando que: “La productividad agrícola está condicionada por la variabilidad de las precipitaciones, y los medios de subsistencia siguen siendo frágiles y vulnerables ante los cambios climáticos”.
Como parte de las iniciativas de consolidación de la paz y de estabilización comunitaria en el norte de Chad, la OIM brinda su apoyo a granjeros a pequeña escala y a huertos comunitarios reforzando los sistemas de riego para fomentar la productividad agrícola y empoderar a los granjeros de la comunidad para que logren ser más resilientes.
“En comunidades debidamente identificadas y sobre la base de las necesidades expresadas por sus miembros, brindamos apoyo para reforzar el riego y este apoyo puede consistir en la construcción de un punto de suministro de agua en donde el acceso a agua superficial sea sencillo, cavar un pozo de perforación para que el agua fluya o bien instalar un sistema de irrigación a base de energía solar en las zonas en las que el agua está a mayor profundidad”, explica Alassane Dembele.
En Koukourou, Ngala y sus hijos pudieron cavar un pozo pero no lograron bombear una cantidad de agua suficiente como para regar el gran huerto. En sociedad con el Centro de Capacitación Técnica y Vocacional local, que también recibe el apoyo de la OIM, se instalaron 12 paneles solares en el huerto de Koukourou que proveían de energía a los canales de irrigación.
Para Ngala y su familia esto representó un punto de inflexión. Al contar con mayor cantidad de agua, ahora podían cultivar una superficie mayor y producir una amplia gama de vegetales. Ella decidió unir esfuerzos con vecinas y juntas establecieron una cooperativa agrícola con suficiente mano de obra como para poder cultivar la totalidad del terreno.
“Nuestra producción ha cambiado. Con este volumen de agua ahora hay verde por todas partes. Hemos cultivado zanahorias, remolachas, cebollas, lechuga, de todo”, dice entusiasmada. “Vendemos regularmente nuestros productos en el gran mercado y también a pequeños revendedores, y luego usamos las ganancias y las reinvertimos en comprar nuevas semillas para cultivo”.
Más allá de los beneficios económicos, el “nuevo huerto Koukourou” ha empoderado a Ngala y a sus vecinos granjeros para que sean autónomos.
“Antes dependíamos de nuestros maridos para cualquier gasto que quisiéramos hacer. Pero ahora es diferente”, dice Hawa, integrante de la cooperativa. “Con lo que ganamos acá, podemos enviar a nuestros hijos a la escuela, pagar los gastos médicos y otros gastos personales sin pedirles nada a nuestros esposos. Y estamos todos contentos”, agrega.
En las provincias de Borkou, Ennedi-Ouest y Tibesti, la OIM ha brindando su apoyo a micro proyectos para el fortalecimiento de los sistemas de irrigación en 19 comunidades, lo cual beneficiará a más de 20.000 personas. Lo ha hecho gracias a fondos aportados por los Gobiernos de la República Federal de Alemania, Japón y Suiza y por el Fondo para la Consolidación de la Paz de Naciones Unidas.
Esta historia fue escrita por Francois-Xavier Ada, Oficial de Comunicaciones de la OIM Chad.