Bentiu, 7 de abril de 2022– Cuando en junio pasado las aguas de las inundaciones taparon totalmente la aldea de Nhialdiu, cercana a la ciudad de Bentiu, al norte de Sudán del Sur, Ángela Chagor nunca imaginó que la situación iba a durar semanas e incluso meses.

Pero el nivel de las aguas siguió aumentando día tras día, tapando las casas y todo aquello que encontraba a su paso.

“Tuve que dejar todas mis pertenencias, absolutamente todas – la estera donde dormía y todo lo demás, porque mi prioridad era salvar a mis hijos de la inundación”, cuenta Ángela, que ahora vive con sus cuatro hijos en uno de los sitios recientemente establecidos para personas desplazadas por las inundaciones en Bentiu.

A pesar de estar refugiada temporalmente en el albergue temporal en Bentiu– a unos 40 kilómetros de su casa – Ángela no se siente segura.

“El futuro de mis hijos me preocupa. ¿Qué voy a hacer si este lugar desaparece a causa de las inundaciones?, se pregunta.

En los últimos meses se han instalado en Bentiu cinco sitios de desplazamiento para personas afectadas por las inundaciones , los cuales albergan en conjunto un promedio de 19.000 personas.

Los pocos terrenos secos que quedan en Bentiu, Estado de Unity, son protegidos por los diques. Foto: OIM /Jale Richard

La ciudad de Bentiu , incluyendo el mayor campamento para personas desplazadas en el Condado de Rubkona, está totalmente rodeada de agua. Dentro del campamento hay más de 110.000 personas que fueron afectadas por el conflicto.

Sudán del Sur ha estado padeciendo los efectos extremos del cambio climático con la peor inundación de los últimos 60 años. Más de 850.000 personas han sido afectadas y necesitan con urgencia acceder a apoyo vital. El más afectado es el Estado de Unity en donde 220.000 personas se han visto afectadas, incluyendo a 110.000 que ya estaban en situación de desplazamiento por el conflicto.

La inundación es un duro golpe para la nación más joven del mundo, que ya está enfrentando una de las peores crisis humanitarias con cerca de 8,9 millones de personas que necesitan acceder a asistencia humanitaria y de protección este año a causa de los conflictos, desastres, y el cambió climático, en comparación con los 8,3 millones de personas con necesidades que fue la cifra registrada en 2021.

En Bentiu las familias están luchando para paliar el devastador impacto de las inundaciones. Han perdido sus cabezas de ganado y cosechas, los medios de subsistencia con que contaban en su totalidad, se han quedado sin un lugar donde vivir y además experimentan inseguridad alimentaria y la amenaza de enfermedades cada vez mayor.

“Es difícil poder imaginar lo ocurrido”, dijo Amy Pope, Directora General Adjunta de Reformas y Gestión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) durante una visita en febrero a las personas afectadas por las inundaciones en Bentiu.

Las actividades WASH incluyen la reparación y el mantenimiento de pozos de perforación a fin de garantizar la provisión de agua potable segura a las personas desplazadas. Foto: OIM /Jale Richard

“Las personas han tenido que irse de sus comunidades, han perdido sus cabezas de ganado, deben enfrentar inseguridad alimentaria y amenazas como la malaria y otras enfermedades”.

“Las inundaciones tienen un efecto devastador sobre las personas que están viviendo en esta comunidad”, agrega.

La OIM es un asociado clave en los esfuerzos tendientes a ofrecer respuesta en Sudán del Sur, habiendo ya respondido a las inundaciones en el Estado de Jonglei y en el Área Administrativa de Pibor.

Entre los esfuerzos ininterrumpidos en Bentiu pueden mencionarse la construcción y el apuntalamiento de diques y terraplenes, y la instalación de bombas para retiro de desechos que garantizan el acceso humanitario constante en el aeropuerto y a lo largo de los caminos centrales de suministro.

Adicionalmente las actividades de Agua, Saneamiento e Higiene para Todos (WASH), incluyendo la reparación de pozos de perforación y su mantenimiento, han garantizado la provisión de agua potable segura a las personas desplazadas, afectadas por las inundaciones, que se encuentran en los nuevos sitios.

“Pero para que nosotros podamos seguir paliando tanto las necesidades inmediatas como otras a largo plazo”, dice Ugochi Daniels, Director General Adjunto de Operaciones en la OIM, “es necesario que contemos con más fondos para poder asegurar a las personas en Bentiu y en zonas aledañas que no solamente estarán seguras sino que también podrán retomar sus vidas, y ser participantes activos en el desarrollo de sus comunidades y de su país”.

Los Directores Generales Adjuntos de la OIM Amy Pope y Ugochi Daniels usan una canoa para navegar a través de Bentiu, ciudad afectada por las inundaciones. OIM/Rosemary Ogola

En muchos lugares los niveles del agua siguen estancados a pesar del inicio de la temporada seca. Ahora el Gobierno del Estado de Unity y los organismos humanitarios están en una carrera contra el tiempo para proteger a Bentiu antes de la próxima temporada de lluvias que llegará pronto.

La OIM está comprometida no solamente con la tarea de ofrecer respuestas vitales sino también con el diseño de programas de mitigación a mediano y largo plazo que persiguen desarrollar la resiliencia ante los desastres naturales en Sudán del Sur.

Nyachak Keat de cuarenta y cinco años vive en la ciudad de Bentiu que ha quedado completamente rodeada por las aguas de las inundaciones.

A pesar de su discapacidad física, ella se ha unido a un grupo de mujeres que ayudan a llenar bolsas con tierra, las cuales luego son colocadas al pie del dique con el objetivo de proteger a sus aldeas para que no sean tapadas por el agua.

“Tengo que contribuir con la protección de mi zona porque para paliar la situación que padecemos es necesario que todos ayudemos”, dice.

“Estoy feliz con los diques que la OIM construyó. Sin esas obras, no sé qué hubiera ocurrido con nuestros hogares”, agregó.

Para William Dak, Ministro del Gobierno Local del Estado de Unity, la existencia de la ciudad de Bentiu se verá amenazada si no se aumenta el nivel de preparación.

“Necesitamos prepararnos para la temporada de lluvias porque si no lo hacemos no creo que podamos seguir quedándonos en Bentiu", dice Dak.

Entre los constantes esfuerzos realizados en Bentiu puede mencionarse la construcción y el apuntalamiento de diques y terraplenes. Foto: OIM/Jale Richard

Las actividades de la OIM para responder a las inundaciones en Sudán del Sur son financiadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo (FCDO), por el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de las Naciones Unidas (CERF), y por la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID.

Esta historia ha sido escrita por Jale Richard, Asistente de Prensa en Sudán del Sur.

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