Mosul, 23 de agosto de 2023 – Más de 2.000 millones de personas en todo el mundo han visto la Final de la Copa del Mundo de Fútbol Femenino el domingo pasado, 20 de agosto de 2023. Ese día, en la alejada ribera izquierda del Río Tigris en Mosul, Iraq, un grupo de adolescentes y sus familias buscaron por internet los mejores sitios para poder ver ese partido. La transmisión fue algo ruidosa pero la imagen fue clara. Todas pensaron que tal vez un día, el Club de Fútbol de Jóvenes de Mosul podría llegar a estar jugando en un campo de juego similar.
Rama (de 13 años), Zubaida (de 14) y Hadeel (de 15) comparten una historia de pérdidas y desplazamiento – el nombre de la ciudad en la que viven, Mosul, era sinónimo de muerte, destrucción y desesperación hasta hace poco menos de una década. Muchas familias, incluyendo las de ellas, han retornado a Mosul tras haber estado en el limbo por mucho tiempo y están intentando forjar un futuro más venturoso para sus hijos. Los bazares, las escuelas, los centros comunitarios, están reabriendo sus puertas y siendo reconstruidos – la ciudad se está sacudiendo e intentando dejar atrás años de angustia y pena y las comunidades están reviviendo su cultura y tradiciones de milenios. También están dándoles la bienvenida a nuevas prácticas y abrazando el cambio.
“No somos chicos”, dice Rama mientras se prepara para la práctica de fútbol en el Club Al Ammal de Mosul. “Generalmente las mujeres y las jóvenes no practican deportes en Mosul. No es común. Mi madre tenía miedo de que yo me cayera y me golpeara. Pero eventualmente lo aceptó. Ahora ella es mi porrista más entusiasta”.
Muchas otras jóvenes del equipo de la ciudad dicen que sus familias y parientes también tenían dudas al principio pero que ahora aprueban la práctica con muy pocas reservas. Hoy la mayor parte de las jóvenes tienen el apoyo incondicional de toda la comunidad.
“Cada vez que jugamos un partido, la gente viene a vernos”, dice Hadeel, a quien le encanta conducir, caminar y hacer cualquier otra actividad que desafíe las normas de género. “La directora de nuestra escuela publica con regularidad en Facebook actualizaciones sobre nuestros partidos en Facebook – quien hizo goles, quien ganó y quien jugó bien. Mi padre está feliz cuando ve que pude hacer algún gol y me incentiva a seguir”. Las chicas son celebridades locales y una gran inspiración para sus pares.
El equipo de fútbol empezó en 2021 como proyecto implementado por la Fundación para la Paz Sostenible (SPF) de Mosul, entidad liderada por Shahad Khaleel. Khaleel, de 29 años, y su equipo trabajaron con docentes, líderes comunitarios y padres para promover la participación de las jóvenes en su proyecto Sports for Peace (Deportes para la paz). La SPF es una de las 22 organizaciones de base que cuentan con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Iraq a través del Fondo para la Sociedad Civil Wasl, con el propósito de diseñar e implementar proyectos comunitarios que abordan los agentes impulsores de la inestabilidad, el desplazamiento y el extremismo violento. El proyecto forma parte de la visión de la SPF que busca proveer un espacio seguro para los y las jóvenes de modo que puedan participar en deportes en equipo que desafíen las normas de género, que aumenten la participación de la juventud y la resiliencia de la comunidad, con un objetivo preponderante que es el de prevenir el extremismo violento y los riesgos asociados al mismo.
“La lección más importante es el trabajo en equipo”, dice Zubaida entre partido y partido. “Cuando comenzamos a jugar en equipo no estábamos muy seguras de cómo íbamos a funcionar juntas y había cierta tensión. El fútbol nos brindó un terreno común para resolver algunas problemáticas y nos ayudó a fortalecernos como equipo. Ahora dominamos el campo”. Quince equipos compuestos por diez chicas cada uno, junto a 20 mujeres entrenadoras, se han unido gracias a su pasión compartida por el fútbol en los últimos diez meses. Juntas entrenan, compiten e inspiran a otras jóvenes y mujeres para que se animen a practicar deportes.
Más del 60% de la población de Iraq calculada en 43,5 millones de personas tienen menos de 25 años. Muchos jóvenes fueron testigos de cómo su país atravesaba ciclos de violencia extrema, conflicto e inestabilidad, y aun así siguen teniendo un rol muy limitado en los esfuerzos nacionales para lograr la paz y la reconciliación. Sin la participación y el compromiso activo de los y las jóvenes, los trabajos para aliviar y mitigar los factores que las hacen vulnerables al extremismo violento quedarán incompletos.
“Es el caso sobre todo de las mujeres y las jóvenes”, agrega Khaleel. “Se piensa erróneamente que ellas no han padecido el extremismo violento o que no han sido forzadas a cometer actos de violencia. Pero ahora sabemos bien que Daesh pudo consolidad su reinado del terror en Mosul y en otros lugares por medio de la explotación de mujeres y de jóvenes marginalizadas, aprovechándose de su pobre condición financiera y de la falta de oportunidades que padecían”.
Por medio del desarrollo del espíritu de equipo y del intercambio de ideas, Sports for Peace busca brindar una plataforma común para la próxima generación de jóvenes en Mosul, para que puedan retar normas, desafiar las expectativas de la sociedad y promover una coexistencia pacífica. El proyecto ha sido extendido por otros seis meses y continuará trabajando con más de 150 chicas en diez equipos de Mosul. Iniciativas similares han recibido el apoyo del Fondo para la Sociedad Civil Wasl de la OIM en Fallujah y Halabja, en donde las organizaciones locales reúnen a integrantes de comunidades dispares para realizar excursiones a lugares históricos, jugar en torneos y promover el diálogo acerca de la cohesión social.
“Los y las jóvenes de Iraq son muy apasionados y están muy motivados para trabajar en favor de un mejor futuro para sus comunidades”, declara Giorgi Gigauri, Jefe de Misión de la OIM Iraq. “El Club de Fútbol Femenino de Mosul encarna la determinación y el coraje de la próxima generación de Iraq y necesitamos invertir en estos esfuerzos para alentarlos sobre todo cuando sirven para que las personas se unan para trabajar por un mejor mañana”.
Mientras tanto en el club de fútbol Al Ammal el partido está en plena acción: Zubaida acaba de marcar un gol de penal en el segundo tiempo; Hadeel y Rama festejan con la gente.
“En diez días me convertiré en una jugadora de fútbol profesional”, dice Rama con total confianza. “Porque nada es imposible. Y si dios quiere, jugaré representando a mi país”.
Con un candor típico de la generación Z, Hadeel termina diciendo: “Al final, sólo se vive una vez. De modo que debemos usar todo ese tiempo para divertirnos y mantenernos ocupados con actividades emocionantes e interesantes”. Marcar goles, ganar torneos, desafiar las percepciones sobre las mujeres en los deportes y prevenir el extremismo violento – son todos objetivos muy interesantes y emocionantes.
Historia escrita por Deepika Nath y Daniah Al-Sadoon, OIM Iraq