Beira, 24 de marzo de 2023 – En las primeras horas del miércoles 22 de febrero, a Helena, de 55 años, la despertó el sonido del viento que golpeaba el techo metálico de su casa. Mientras copiosas lluvias empezaban a caer sobre la ciudad, observaba cómo el nivel del agua comenzaba a subir a su alrededor, llevándose sus pertenencias y partes de las casas aledañas. Esto marcaría el ingreso de lo que más tarde iba a ser el ciclón de mayor duración que alguna vez haya pasado por ese lugar.
Si bien todo seguía estando muy oscuro afuera y la lluvia no daba señales de detenerse, esta viuda y abuela, que vive con su nieta en el vecindario de Ndunda en la ciudad de Beira, Mozambique, sabía que debía buscar refugio en un lugar más seguro lo antes posible. Apretó contra sí fuertemente a su nieta de 10 años mientras se iban de la casa.
"Ella quería llevarse sus dibujos para que no se mojaran ni se perdieran en el agua. Fue muy difícil explicarle que teníamos que dejar todo porque nuestras vidas eran mucho más importantes”.
En las últimas cinco semanas el Ciclón Freddy ha provocado muertes, ha inundado viviendas, se han perdido cosechas y muchas personas han quedado desplazadas en la zona sur de África. Tan solo en Mozambique, más de 975.000 personas se han visto afectadas a consecuencia de los dos impactos de Freddy y también por el brote de cólera que ha empeorado debido a las inundaciones.
En medio de la lluvia Helena y su nieta se abrieron camino hacia la Escuela Secundaria Muthemba, la cual fue acondicionada como centro de alojamiento temporal para los que necesitaban albergue. La incertidumbre en el centro era abrumadora. Cientos de familias llegaban, buscando refugio mientras sus hogares se volvían inseguros durante la tormenta.
Las copiosas lluvias sobre el suelo que ya estaba saturado siguieron inundando diversas áreas en toda la región en los días siguientes al paso de Freddy, haciendo que se volviera difícil para las personas retornar a sus hogares y contar con acceso a agua limpia y a cuidados de la salud.
La abuela Helena es la principal cuidadora de su nieta – que también se llama Helena – después de que quedara huérfana. Como encargada de sostener a la familia, ella ya luchaba mucho antes del paso de Freddy para poder llegar a fin de mes, y la pequeña Helena tuvo que dejar la escuela cuando estaba cursando tercer grado porque no podían pagar la cuota ni tampoco comprar los útiles escolares.
La abuela Helena dice: “Mi corazón se parte en dos cuando pienso que tal vez lo hemos perdido todo”.
Los días se convirtieron en semanas en el atestado centro, pero a pesar de las adversidades, Helena quiere seguir estando fuerte para su nieta para poder seguir con sus vidas cotidianas con la mayor normalidad posible. Ella recibe apoyo de parte de sus vecinos que también han procurado albergue en el centro y sigue conservando la esperanza de poder regresar muy pronto a su hogar. Mientras tanto la pequeña Helena ha hecho nuevos amigos con los cuales juega. “Pero me encantaría tener todos mis juguetes aquí, para poder jugar con ellos”.
El cambio climático está haciendo que el impacto de embates climáticos como los que ha provocado el Ciclón Freddy sean más frecuentes y más intensos. Mozambique es uno de los países en África más vulnerables al impacto del cambio climático y las familias como la de Helena que no cuentan con medios para sostenerse o son muy limitados generalmente son las más afectadas. Se necesita con urgencia mitigar los efectos del cambio climático, realizar intervenciones de adaptación y brindar soluciones duraderas para las personas afectadas para aumentar la resiliencia de las personas que corren el mayor peligro y evitar futuros daños, pérdidas y desplazamientos forzosos.
Los equipos de la OIM Mozambique están trabajando muy estrechamente junto al Gobierno de ese país y otros asociados humanitarios para poder responder a las necesidades surgidas tras el paso del Ciclón Freddy. La OIM está aumentando la respuesta a las necesidades vitales de las familias afectadas, incluyendo albergues de emergencia y herramientas para la reparación de las casas, cuidados de la salud primaria, promoción de la higiene y del cólera por medio de brigadas móviles y activistas comunitarios, como así también a través de apoyo al Gobierno por medio de la gestión de centros de alojamiento temporal y de participación comunitaria.
La respuesta de la OIM en Mozambique cuenta con el apoyo de la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID, del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones (FCDO) del Gobierno del Reino Unido y del Gobierno de Irlanda.
Esta historia fue escrita por María Toro, Oficial de Comunicaciones de la OIM Mozambique