Marka, 28 de noviembre de 2022 – Como cada semana durante el último año, Nurta Haji, una joven mujer de Marka, ciudad al sur de Somalia, sale de casa para asistir a la reunión de un grupo de concientización de la comunidad local que trata cuestiones que afectan a las mujeres. Allí se encuentra con otras mujeres procedentes de diferentes áreas del distrito.
El grupo, conocido con el nombre de Grupo de Contacto entre Mujeres, se sienta por horas para discutir la manera de fortalecer la protección de mujeres y jóvenes, mejorar su bienestar, y buscar justicia para los crímenes cometidos contra ellas.
“Sentimos que es nuestra responsabilidad como mujeres compartir los incidentes relacionados con la violencia de género con la administración y con la policía para que tomen las acciones correspondientes”, dice Nurta. “Nuestras tareas incluyen la identificación de los casos, su registro y su denuncia”.
“Como mujer y víctima de violencia de género, yo no sabía dónde denunciar lo que me estaba ocurriendo”, cuenta una sobreviviente. “Aquí nos ofrecen apoyo psicosocial y otras mujeres nos aconsejan, lo cual nos permite valorarnos y encontrar algo de alivio a la pena que hemos tenido que sufrir”.
Cada día, las mujeres de esta región de Somalia enfrentan numerosos desafíos como la explotación sexual, la mutilación genital femenina (MGF), los matrimonios forzosos y los de niñas, y la negación de sus derechos fundamentales. La ausencia de un gobierno estable en Somalia exacerba aún más este problema por la ausencia de un marco de protección legal.
“Nos hemos movilizado mucho como grupo y eso ha provocado una disminución de la cantidad de casos de MGF y un aumento del acceso a la educación por parte de las jóvenes”, señala otra integrante del grupo.
A pesar de la feroz sequía que afecta a Somalia, todo este trabajo ha continuado y se ha vuelto más crucial que nunca para prevenir que las diversas problemáticas se exacerben en medio de la crisis climática.
“En sequías anteriores, los casos de violencia de género solían cuadruplicarse, pero gracias al trabajo del grupo hemos logrado reducir las cifras significativamente”, dice Nurta.
El grupo de mujeres se formó en septiembre de 2021 en Marka– ciudad costera en Somalia en la región del Lower Shabelle, a 95 km al sur de la capital, Mogadishu. Luego fue replicado en las aldeas cercanas de Buufow y Janaale, y siguió expandiéndose este año llegando a Golweyn, Shalanbood y Ceel Jaale, todas ciudades del mismo distrito.
El grupo se compone de 165 integrantes, todas ellas enfocadas en la tarea de aumentar la cooperación entre mujeres de diferentes clanes para promover la paz e incrementar su nivel de protección.
Cuando las mujeres de esta región deciden presentar una denuncia, siempre lo hacen con algo de temor y suelen ser criticadas. El grupo ayuda a disipar esos temores y a hacer caso omiso de las críticas. “Nuestros problemas eran ignorados y no les importaba nuestro sufrimiento o vergüenza, sólo recibíamos indiferencia; pero ahora las cosas han cambiado y se nos escucha, se nos cuida y se nos trata con respeto”, explica otra integrante del grupo y superviviente a la violencia de género.
Desde su creación el grupo le ha brindado su apoyo a siete casos, una buena cifra para una región en la que no es común que las mujeres hagan la denuncia. En el caso de muchas mujeres en esta zona, esta es la primera vez que se arman de coraje como para presentarse y hablar de lo que les ocurre.
“Al principio yo no quería contar mi historia. Me frenaba el miedo y la preocupación de que me discriminaran. Este grupo ha logrado que nos animemos a compartir lo que nos ha ocurrido”, dice otra superviviente.
La idea de formar un grupo surgió de una consulta comunitaria organizada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el marco del Programa Daryeel, financiado por la UE. El programa busca contribuir a la estabilidad y a consolidación de la paz en Somalia y pone el foco especialmente en brindarles a las mujeres las herramientas necesarias para ser agentes del cambio en tales procesos.
La región del Lower Shabelle ha sufrido décadas de inestabilidad, conflictos y desastres. En Marka la población fue gobernada durante seis años por Al-Shabaab hasta que en 2018 el Gobierno pudo recuperar el control de la ciudad.
Pero el grupo extremista sigue estando presente en muchas zonas del país y se estima que más de 500.000 personas siguen aún bajo su autoridad, incluyendo a las comunidades que residen en el distrito. A las mujeres que viven en el territorio de Al-Shabaab no se les permite participar en la vida pública y con frecuencia son el blanco de diferentes formas de violencia.
Desde la creación del grupo las mujeres han desarrollado y cultivado su relación con el Comité de Paz y Seguridad del Distrito de Marka. Esta institución local documenta disputas criminales entre los miembros de la comunidad y presenta los casos a las instituciones correspondientes.
“El Comité sirve como un puente entre las víctimas y los mecanismos de justicia formal. También recauda fondos para cubrir honorarios legales”, explica Amina Mohamed, Especialista en Género y Juventud de la OIM.
Tanto el grupo de mujeres como el comité tienen un rol fundamental en cuanto a resolver las disidencias por medio de un sistema tradicional de justicia basado en los clanes que se conoce con el nombre de Xeer. En ausencia de un sistema funcional de tribunales en el distrito, el trabajo de estos grupos comunitarios apunta a restaurar el sentido de justicia.
“Actuamos y resolvemos una variedad de casos: disputas familiares, conflictos entre clanes, conflictos sobre puntos de suministro de agua, disputas sobre tierras o casos de violencia de género, para garantizar que la paz y la estabilidad prevalezcan en la región”, explica Ibrahim Hassan, miembro del comité.
Desde que se formó el grupo de mujeres la OIM ha implementado también una serie de iniciativas en Marka y en las aldeas cercanas para la promoción de la integración entre mujeres de diferentes clanes.
Este año el grupo estableció un Foro de Vigilancia Policial Comunitaria junto a la policía y al comité para el fortalecimiento de la relación con las fuerzas de seguridad y para la facilitación del acceso a la justicia de los detenidos vulnerables y de las víctimas de violaciones a los derechos humanos.
Entre las actividades realizadas cabe mencionar el mejoramiento de las capacidades de las mujeres como mediadoras en conflictos por medio del uso de representaciones tradicionales a modo de plataforma para que ellas puedan dar a conocer sus opiniones y brindarles a las mujeres de diferentes comunidades las herramientas necesarias para realizar actividades para la preservación del medioambiente.
“El ejercicio de recolección de basura fortaleció la interacción entre las mujeres, la administración local y los actores del ámbito de la seguridad en todo el distrito”, dice Amina de la OIM.
Tanto el grupo de mujeres como el comité han creado grupos de WhatsApp para mejorar el intercambio de información y poder accionar de manera inmediata si se presentan cuestiones urgentes.
Gracias al trabajo del grupo y su compromiso en cuanto a procesar a los autores de delitos, las mujeres ahora cuentan con un lugar seguro al cual pueden recurrir cuando necesitan ser escuchadas.
“Finalmente hay esperanza en cuanto al acceso de las mujeres a la justicia. Siento que ahora nuestras voces son escuchadas y que somos tratadas con respeto. Si bien no hay tribunales en el distrito, las víctimas de sexo femenino reciben apoyo”, dice una mujer de la comunidad.
Daryeel es un proyecto de estabilización de tres años que recibe el apoyo de la Unión Europea y es implementado por la OIM en coordinación con el Ministerio del Interior, Asuntos Federales y Reconciliación (MoIFAR) y con los Ministerios Federales de los Estados de Jubaland, Southwest, Hirshabelle y Galmudug, en Somalia. El programa busca expandir la iniciativa a otras ciudades el próximo año.
Esta historia fue escrita por Claudia Rosel, Funcionaria de Prensa de la OIM Somalia: cbarrios@iom.int
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