Georgetown, 23 de octubre de 2023 – A pesar de contar con títulos universitarios en ingeniería biomédica e informática y años de experiencia laboral en su país de origen, Venezuela, Mercedes y Nathaly, cuando llegaron por primera vez a Guyana en 2019, no tuvieron más opción que la de aceptar trabajar sin declarar en almacenes, oficinas y hospitales.

Cuatro años más tarde las dos amigas manejan su propia empresa, ElectroBio, y están decididas a instalarse y explorar sus talentos mientras contribuyen al desarrollo de los sectores biomédico y de tecnología en Guyana.

“Algunos amigos nos contaron sobre la vida en Guyana y decidimos tomar la ruta regular para instalarnos en este país que nos ofrecía mejores oportunidades”, recordó Mercedes, que viajó por tres días con Nathaly desde Caracas a Georgetown, la capital de Guyana, con tan sólo 20 dólares EE.UU. en su bolsillo.

“En ese momento los precios de las mercaderías y los servicios básicos en Venezuela eran drásticamente altos”.

Sentada junto al disco duro de una computadora desarmada que necesitaba reparación, Nathaly cuenta: “Era la primera vez que yo me iba de Venezuela” .

Mercedes posa con un banner de Electrobio, un negocio que ella inició con una amiga venezolana en Guyana. Foto: OIM/Gema Cortes

Nathaly arregla un dispositivo mientras charla con un cliente. Foto: OIM/Gema Cortes

Como muchos venezolanos que se fueron de su país estos últimos años, Nathaly y Mercedes se propusieron ser sus propios jefes, decidieron coordinar esfuerzos para empezar con un pequeño negocio que brindaba servicios biomédicos a hospitales y empresas privadas, además de arreglar dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes, computadoras y bicicletas eléctricas.

“Tener nuestro propio negocio nos brinda cimientos mucho más firmes para el desarrollo de nuestras carreras profesionales en un nuevo país”, dijo Mercedes.

Pero no fue sino hasta que hicieron un curso sobre emprendimientos que se dieron cuenta de que podrían llevar su pequeño negocio al siguiente nivel.

“La capacitación nos abrió los ojos y nos hizo ver que podíamos hacer más y crecer. Ha sido realmente fundamental para el negocio”, dijo Nathaly mientras organizaba citas con los clientes en un sitio de internet destinado a tal fin.

Desde 2020, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estado dictando cursos para el desarrollo de capacidades para los negocios, finanzas, marketing y capital semilla, en colaboración con Voices GY, para ayudar a las personas migrantes y refugiadas de Venezuela en Guyana de modo que incorporen las habilidades necesarias para valerse por sí mismas y que puedan hacer contribuciones a las comunidades de acogida. Hasta ahora el programa ha ayudado a cerca de 150 emprendedores para que adquieran las capacidades que necesitan no solamente para sobrevivir sino también para progresar.

El programa incita la cultura empresarial y es un ejemplo exitoso de las personas migrantes integrándose a la economía local y a la sociedad, sirviendo asimismo como ejemplo del empoderamiento de los agentes de cambio.

“La facilitación del acceso al mercado laboral formal le da a las personas migrantes y refugiadas la oportunidad de contribuir de manera consistente a las economías de los países de acogida, participar de la fuerza de trabajo, impulsar la economía e integrarse de mejor manera al país”, dijo la Asistente de Proyecto de la OIM Fiona Stoll.

Gran parte del trabajo de la OIM con los venezolanos y venezolanas en toda América Latina y el Caribe se enfoca en el aspecto de la integración, brindando las herramientas que las personas necesitan para ser contribuyentes auto suficientes en los países de acogida. La capacitación sobre emprendimientos brinda el conocimiento necesario para poder vender productos y servicios de manera segura y legal y poder llegar a obtener la tan ansiada independencia financiera.

Mercedes, ingeniera en informática de Venezuela arreglando un dispositivo electrónico. Foto: OIM/Gema Cortes

Nathaly arregla el disco duro de una computadora, un rol que por lo general es cumplido por hombres en  Guyana. Foto: OIM/Gema Cortes

“Nuestros clientes se sorprenden cuando ven que somos mujeres en roles que normalmente desempeñan los hombres. Cuando les digo que soy yo quien arregla dispositivos electrónicos, a los clientes eso les llama la atención y me preguntan si hay un mecánico. Pero nosotras creemos que cualquier cosa que un hombre puede hacer, también puede ser hecho por una mujer”, dijo Mercedes.

Habiendo llegado con tan solo un par de dólares en su bolsillo y mucha fuerza para salir adelante y lograrlo, Nathaly y Mercedes han ido de a poco reconstruyendo sus vidas en el nuevo lugar, proyecto que incluye el aprendizaje de un nuevo idioma: el inglés.

“Desde que llegamos nos enamoramos del país. Los guyaneses han sido muy cálidos y nos han ayudado mucho”, dijo Nathaly.

“Queremos seguir expandiendo nuestro negocio aquí en Guyana y también naturalizarnos como ciudadanas guyanesas”.

Vista general de una calle en el centro de Guyana. Foto: OIM/Gema Cortes

Vista aérea de la capital de Guyana, Georgetown. Foto: OIM/Gema Cortes

Esta historia fue escrita por Gema Cortes, Unidad de Prensa de la OIM, Oficina del Enviado Especial para la Respuesta Regional a la Situación en Venezuela. 

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