Giyan, 12 de agosto de 2022 – Cuando llueve mucho en Afganistán lo normal es que los caminos queden bloqueados. Sin embargo, las malas condiciones climáticas rara vez detienen a los equipos sanitarios móviles de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Para atender a las comunidades más afectadas por el terremoto del 22 de junio, los equipos sanitarios conducen sus vehículos cargados a través de lechos de ríos, por colinas, a través de valles y de montañas. A veces tales equipos deben encontrar una vía alternativa para poder llegar a los pueblos más remotos de a pie. Desde el inicio de la respuesta humanitaria al reciente terremoto, los equipos sanitarios de la OIM han estado acampando en los centros humanitarios construidos por la OIM.

Se acomodan en un espacio abierto verde, justo abajo de una pequeña aldea que se vio afectada por el terremoto. El personal de apoyo psicosocial y salud mental de la OIM (MHPSS) instala sus tiendas de color azul para organizar allí las sesiones con niños y niñas de un lado y con mujeres del otro, en tanto que se dispone de mesas en torno al espacio abierto para poder escuchar también a los hombres. Los miembros de la comunidad han identificado el apoyo psicosocial como su necesidad más importante.

Los miembros del equipo sanitario descienden por las colinas para realizar controles médicos en las tiendas. Las consultas médicas son organizadas a un lado en tanto que en el otro se instala una farmacia móvil.

Los equipos sanitarios móviles atienden consultas médicas en zonas remotas de Afganistán. Foto: OIM/Léo Torréton

“Sayda, una niña de diez años, perdió la visión en su ojo izquierdo después de que el cielorraso se desplomara sobre ella. Cuando la vi por primera vez estaba aún en estado de shock, se la veía agotada y un poco confundida, y nadie la acompañaba. Perdió a dos miembros de su familia, tenía mucho miedo y comentó que sufría dolores de cabeza y pesadillas. No se atreve a ingresar a las habitaciones por temor a que el cielorraso vuelva a desplomarse”, explicó Setayesh, una consejera en MHPSS de la OIM.

“La mayor parte de las personas que viven entre las regiones de Paktika y Khost necesitan con urgencia acceder a cuidados de emergencia. También necesitan contar con el apoyo de consejeros ya que los sobrevivientes están severamente afectados”, agregó.

Badam, un padre de 32 años, contó que sigue habiendo temblores secundarios en la región los cuales mantienen en vilo a las personas en Giyan. “Cuando la tierra empezó a sacudirse nuevamente corrí hacia la tienda y me tiré al suelo. Pensé que todo estaba comenzando nuevamente si bien nada quedaba en pie”, recordó. “Durante estas sesiones por primera vez aprendimos sobre nuestros sentimientos y hablamos sobre ellos y también sobre el modo de procesar todo lo que nos ha ocurrido”.

Badam recibe asesoramiento durante una de las sesiones. Foto: OIM/Léo Torréton

Setayesh está organizando una sesión con los menores de la aldea con el objetivo de brindarles la oportunidad de hablar acerca de sus experiencias, sus sentimientos, sus sueños y vidas tras el desastre. Los niños y niñas luego dibujan lo que a ellos les gustaría llegar a ser cuando sean adultos y comienzan a reír al momento de comparar lo que han dibujado.

Niños y niñas dibujan en una de las sesiones coordinada por Setayesh. Foto: OIM/Léo Torréton

Juntos preparan barquitos de papel en los que han escrito sus pensamientos más dolorosos. Los colocan en una pequeña corriente de agua en medio del espacio abierto. Los botecitos navegan corriente abajo mientras el resto de la aldea observa el evento, en silencio.

Setayesh y Sayda ponen sus barquitos de papel en el río. Foto: OIM/Léo Torréton

Al mismo tiempo un coche llega a la escena. Una mujer está sentada en él, pero no puede bajarse del auto porque tiene presión sanguínea alta. Los doctores corren para asistirla. Ha estado sufriendo en su casa por días.

Habitualmente los hombres y los menores viajan sin problema para acceder a los servicios médicos que necesitan. En cambio, muchas mujeres informan que no pueden recibir tales servicios con regularidad porque se les impone restricciones a su desplazamiento las cuales son un obstáculo para poder llegar a las instalaciones sanitarias.

El hecho que los equipos sanitarios de la OIM sean móviles  permite prestar servicios a mujeres directamente en sus hogares. Sin embargo, el acceso sigue siendo complicado y la urgencia de brindar asistencia implica una carrera contra el tiempo puesto que la temporada invernal se está acercando.

Los equipos sanitarios de la OIM asisten a una mujer que no puede salir del auto debido a que tiene alta su presión sanguínea. Foto: OIM/Léo Torréton

En la provincia de Paktika los rumores, los conceptos erróneos y la falta de información fidedigna acerca de los servicios humanitarios plantean otro desafío para el acceso de la comunidad, sobre todo de las mujeres.

“Los jefes de familia y la mayor parte de los integrantes tienen un concepto errado de los servicios provistos por los actores humanitarios pues piensan que son brindados a cambio de compartir las fotos de las mujeres con los hombres o con no musulmanes y a cambio de cargar esas fotos en la Internet. Por otra parte, algunos líderes comunitarios también han pensado que esos servicios estaban vinculados sobre todo a casos de violencia doméstica y tendrían un impacto negativo sobre sus vidas que podrían llevar a conflictos familiares”, señala la Dra. Nadia Hakim, integrante del equipo de MHPSS de la OIM.

Farahnaz, una de las seis consejeras que están trabajando en la provincia de Paktika. Foto: OIM/Léo Torréton

Desde agosto de 2021, el acceso a los cuidados de la salud ha implicado riesgos mayores para las mujeres en Afganistán. Muchas sufren en silencio varias enfermedades mientras se les impide el acceso al tan necesario apoyo médico. Las mujeres se ven impactadas de forma desproporcionada por los obstáculos para acceder a los servicios de salud porque se adoptan decisiones restrictivas en cuanto a su movilidad, además de normas de género que les prohíben interactuar con cualquier persona que no sea un miembro de sus familias. A raíz de esto, son los hombres los que acceden a los servicios sanitarios y las mujeres no participan en los procesos de toma de decisiones.

Este sentimiento fue compartido por Badam que explicó lo siguiente: “Cuando me pidieron revisar a las mujeres, no estuve de acuerdo con el personal de la OIM que quería imponernos sus costumbres  y cambiar nuestra cultura. No me sentía cómodo con la idea de que las mujeres concurrieran a las sesiones y fueran influenciadas”.

Las respuestas humanitarias de la OIM son adaptadas al contexto cultural de cada país y región. Con total consciencia del modo en el que la provisión de servicios tales como las sesiones de consejería pueden percibirse en las comunidades, los consejeros de MHPSS en Afganistán se han reunido con los líderes comunitarios con el objetivo de explicarles el objetivo de las actividades humanitarias. Los miembros de la comunidad de sexo masculino son invitados a sesiones de psicoeducación y concientización comunitaria sobre salud y salud mental, y se organizan sesiones grupales de apoyo para los miembros de la comunidad de sexo masculino.

Año tras año, las heladas temperaturas invernales, sobre todo en las regiones montañosas de Afganistán, aumentan los brotes de enfermedades respiratorias tales como el asma y la neumonía. Para los equipos sanitarios móviles de la OIM la inminente temporada de frío podría generar desafíos de relevancia para poder llegar hasta las diversas comunidades. A pesar de todos los desafíos que el invierno plantea, los equipos sanitarios móviles de la OIM trabajarán las 24 horas para asegurar que se pueda ofrecer cuidados y tratamientos vitales y oportunos en los lugares de difícil acceso.

Esta historia fue escrita por Léo Torréton, Funcionario de Prensa de la OIM Afganistán. Para más información por favor contactar con: ltorreton@iom.int

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