Muyinga, 20 de marzo de 2023–Aulérie está cultivando maíz en su pequeña parcela de terreno en la Provincia de Muyinga, al norte de Burundi. El pasto y las hojas se ven mucho más verdes, y el suelo se siente mucho más suave después de los abundantes chaparrones típicos de Burundi. Si bien Aulérie trabaja la tierra con gran determinación, está preocupada porque no está muy segura de sí, llegado el momento, podrá cosechar el maíz.
“Tengo miedo que mis cuñados me quiten la propiedad”, explica.
Si esto le ocurriera a Aulérie, no sería la primera vez. Cuando regresó de la vecina Tanzania en 2017, esta madre de seis hijos se encontró con la sorpresa de que sus parientes políticos habían vendido parte de la propiedad familiar y habían comenzado a trabajar en un campo que le pertenecía a ella y a sus hijos. En aquel momento Aulérie acababa de perder a su marido.
“Pasé tres años en los tribunales para luchar por esto y eventualmente hubo un fallo en mi favor”.
En Burundi, el acceso a tierras no es solamente crucial para poder construir una vivienda sino también para poder desarrollar actividades agrícolas, las cuales sirven de sustento a cerca de un 90% de la población local. Los pleitos relacionados con el acceso a la tierra y a la vivienda representan más del 70% de los casos presentados en los tribunales de este país.
Las familias que no pueden acceder a una parcela de tierra y asegurársela tienen oportunidades más limitadas de generar su sustento y se encuentran en mayor riesgo de ser desalojadas, lo cual a su vez las pone también ante el peligro de ser víctimas de delitos como la trata de personas y la violencia basada en género (GBV por su sigla en inglés). Estos riesgos son particularmente relevantes para las personas desplazadas internamente (IDP, por su sigla en inglés), retornados y familias conducidas por mujeres.
Para Aulérie, a pesar de que el tribunal falló en su favor, la cuestión no quedó resuelta. “Todo el mundo recibió su parcela de terreno y yo recibí la herencia de mi marido. Pero a pesar de eso, los hermanos de mi esposo fallecido querían de todos modos apropiarse de mi propiedad. Ellos creen que tienen derecho a quitarme todo”.
En la mayoría de los países africanos, incluyendo a Burundi, las costumbres relacionadas con heredar tierras siguen un modelo patriarcal y raras veces se conoce la legislación sobre los derechos de vivienda, tierra y propiedad, sobre todo en las zonas rurales. Es por eso que las mujeres, por más que se hayan casado legalmente como en el caso de Aulérie, a menudo quedan en situación de vulnerabilidad y sus derechos son ignorados o cuestionados. Estos desafíos incluso aumentan cuando las mujeres enviudan y deben conducir su casa por ellas mismas y se involucran en largos procesos para reclamar la propiedad y la tierra a las cuales legalmente tienen derecho después del fallecimiento de sus cónyuges.
La propiedad documentada de las tierras es relativamente poco común en muchas zonas de África Sub Sahariana, en donde el sistema se apoya mayormente en sistemas consuetudinarios de mera tenencia. Considerando el calvario legal que Aulérie vivió en 2017 y el uso permanente de sus tierras por parte de sus parientes políticos, ella no logra sacarse el temor de despertarse un día y encontrarse con que su terreno ha sido ocupado y arrebatado. Para sentirse más segura, quiere obtener un certificado de propiedad de las tierras hecho a su nombre: “Necesito ayuda para poder registrar la herencia de mi esposo porque como mujer, es siempre más complicado. Es la única forma de proteger lo que me pertenece y luego que también lo puedan heredar mis hijos”.
Aulérie fue identificada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) como una de las personas que recibirán asistencia en el marco del Programa de Vivienda, Tierra y Propiedad (HLP). Aurelie recibió un resumen informativo sobre los derechos que le competen y la asistencia a la que podría acceder para proceder al registro de su tierra.
La historia exitosa de Aulérie es un ejemplo de lo que ocurre con muchas mujeres que regresan a sus hogares. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Burundi adopta una perspectiva de género en la implementación de las actividades del programa HLP y está trabajando muy estrechamente con el Gobierno de la República de Burundi a través de las autoridades locales en el abordaje de los derechos de tenencia de las tierras y para el fortalecimiento de los servicios relacionados. Se hace por medio de fortalecimiento institucional a nivel técnico, material y operativo de los servicios comunales de tierras, y por medio de tareas de sensibilización comunitaria dirigidas a retornados y sus comunidades de acogida acerca de sus derechos sobre la propiedad de la tierra.
Comprender los derechos que uno tiene y recibir apoyo para poder reclamar lo que nos pertenece es sumamente importante, explica Zawadi, también nacional de Burundi. Ella estaba en una situación bastante parecida a la de Aulérie cuando conoció a un líder de la comunidad local que había participado de una sesión de sensibilización organizada por la OIM. “Esta persona me aconsejó que registrara mi lote de terreno y me acompañó en todo el proceso. Seguí todas sus indicaciones y ahora me siento muy tranquila”.
Orgullosa, Zawadi muestra su escritura de dominio: “Miren, todo está en este certificado, los límites de mi propiedad están más que claros”.
Este pedazo de papel es un gran alivio para la joven viuda, pues la protege de cualquier intento de parte de sus parientes políticos de querer quitarle la tierra en la cual vive. “Este terreno no es solamente su fuente de subsistencia, sino que también es lo que le permite el acceso al crédito. “Ahora incluso puedo pedir un préstamo y hacer planes, podré dejarles algo a mis hijos cuando me vaya de este mundo”.
Las historias de Aulérie y Zawadi demuestran que la tenencia segura de las tierras y los derechos de propiedad para las mujeres son poderosas contribuciones en el camino hacia la igualdad de género. Sus historias nos recuerdan la importancia de respetar y proteger los derechos que las mujeres tienen a la tierra y a la propiedad.
Las actividades del Programa HLP reciben el apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estados de los Estados Unidos.
Escrito por Joëlla Bigirimana, Asistente de Comunicaciones, OIM Burundi