Belet Weyne, 8 de agosto de 2023 – Zamzam conoce muy bien la devastación que provocan los impactos del cambio climático. Primero la sequía la obligó a irse del lugar que ella había llamado su hogar durante años, luego las inundaciones barrieron el nuevo hogar que ella había empezado a construir para ella y su familia.
Tras haber sido testigo de la implacable sequía en Somalia, Zamzam, abuela de 60 años, se embarcó en un desafiante viaje junto a sus tres nietos, a la búsqueda de alimentos, agua y asistencia humanitaria. Obligados a irse de su aldea por la falta de recursos, finalmente encontraron refugio en un sitio de desplazamiento en la ciudad de Belet Weyne, zona central de Somalia, a cerca de 300 km. de su hogar.
En los últimos años, Belet Weyne se vio impactada por una crisis dual que ha puesto a prueba la resiliencia de sus residentes. Desde 2021, la comunidad ha tenido que enfrentar la falta extrema de agua mientras Somalia soporta su sequía más larga y más devastadora en años recientes, tras cinco temporadas consecutivas de lluvias por debajo del promedio habitual.
En todo el país, el alto nivel de desplazamiento provocado por estos fenómenos forzó a 1,3 millones de personas a abandonar sus hogares. La sequía también provocó una devastadora crisis en materia de alimentos y suministro de agua, llevando a más de 7 millones de personas – casi la mitad de la población del país – al borde de la hambruna.
La rápida respuesta y el apoyo cada vez mayor del Gobierno, las organizaciones de asistencia y los asociados internacionales aliviaron las acuciantes necesidades de las personas y evitaron la hambruna inminente en algunas zonas del país. Sin embargo, cuando las personas estaban por empezar a recuperarse, otra crisis asoló a la región.
La llegada de la temporada de lluvias conocida con el nombre de Gu, que normalmente se extiende de abril a junio, no trajo el alivio anticipado esperado por las comunidades de Belet Weyne y por otras regiones en la zona sur y centro de Somalia. En lugar de eso, las lluvias incesantes provocaron las inundaciones más destructivas que el país haya vivido en décadas, sembrando el caos en las vidas de más de 468.000 personas y desplazando a casi 419.000.
Estas inundaciones no solamente han agravado el sufrimiento de quienes siguen luchando contra la sequía sino que también han hecho que la recuperación se vuelva casi imposible para quienes ya lo habían perdido todo.
"Si bien las lluvias brindaron algo de alivio a las zonas asoladas por la sequía, la situación sigue siendo grave. Las copiosas precipitaciones han exacerbado las vulnerabilidades de la población que no ha tenido tiempo de recuperarse de los efectos de estos impactos climáticos”, declaró Frantz Celestin, Jefe de Misión de la OIM.
Antes de que las inundaciones comenzaran la OIM había lanzado una respuesta coordinada en sociedad con UNICEF, con el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y con asociados locales, que se conoció con el nombre de paquete mínimo de respuesta (MRP por su sigla en inglés). Esta iniciativa tuvo como objetivo salvar vidas y brindar apoyo a personas recientemente desplazadas afectadas por la sequía. El paquete incluía artículos esenciales de socorro de primera línea tales como agua, kits de higiene, asistencia en efectivo, materiales para albergues y suplementos nutricionales.
"Recibimos esterillas, lonas plásticas, bidones tipo jerry y otros elementos esenciales cuando nos instalamos en el sitio de desplazamiento. Estos insumos nos ayudaron mucho”, expresó Zamzam, que se encontraba entre los miles de personas que se beneficiaron con este paquete de ayuda. “Usamos las lonas plásticas para cubrir nuestro albergue y los bidones para almacenar agua”.
Por medio del MRP, entre enero y marzo de 2023 la OIM y sus asociados asistieron a casi 200.000 personas en Belet Weyne,Banadir y Baidoa.
Zamzam también recibió apoyo financiero a través de su teléfono celular. Por dos meses usó ese efectivo para adquirir alimentos básicos como arroz, harina y aceite de cocina, asegurándose de que sus nietos contaran con comidas a diario. También usó parte del dinero para cancelar algunas deudas que tenía.
Sin embargo, en el momento en que Zamzam y sus nietos estaban empezando a reconstruir sus vidas, las inundaciones arrasaron con la ciudad.
"Una noche estábamos durmiendo tranquilamente y de repente nos despertamos pues una fuerte lluvia se estaba colando en nuestro albergue. Era muy tarde en la noche y nos sentimos muy indefensos”.
En medio de todo este caos ella logró poner a resguardo algunas de sus pertenencias, entre ellas una esterilla, una lona plástica y algunos bidones. Incluso uno de sus nietos casi pierde la vida.
“Uno de mis nietos fue arrastrado por las aguas, pero afortunadamente algunas personas lograron rescatarlo”.
Nuevamente la familia tuvo que enfrentar estas enormes pérdidas y procuraron refugio en tierras altas fuera de la ciudad y lejos de las zonas afectadas por las inundaciones.
“Apenas si habían pasado un par de semanas tras la distribución de artículos de socorro a las personas afectadas por la sequía y de nuevo esta gente estaba en medio de otra catástrofe. Nuestros equipos debieron incrementar rápidamente el apoyo y comenzamos a organizar la distribución de insumos en todo el país”, dijo Celestin de la OIM.
Nuestros equipos han estado asistiendo a las personas afectadas por la sequía y compilando datos sobre desplazamiento y movilidad transfronteriza para dar forma a los trabajos de respuesta. Hasta ahora la OIM ha podido coordinar el rápido despliegue de asistencia a 8.000 familias en Baardheere y Belet Weyne, dos de las ciudades más afectadas. La asistencia provista incluye kits de higiene, agua transportada en camiones, materiales para albergues de emergencia y servicios de saneamiento.
Zamzam y su familia se encontraban entre las personas que se beneficiaron con este apoyo tan vital.
Adicionalmente la OIM ha comenzado a trabajar en campañas regulares para promover la higiene y concientizar acerca del riesgo de enfermedades originadas en la mala calidad del agua y mitigar ese peligro. Los equipos también han comenzado con la rehabilitación de las fuentes de provisión de agua existentes, para garantizar que las familias desplazadas como la de Zamzam cuenten con acceso a agua potable segura mientras esta crisis continúe.
Zamzam y sus nietos se sientan ahora sobre la esterilla que logró salvar y muestran su resiliencia y determinación para seguir a pesar de todos estos eventos climáticos desastrosos.
Gracias a los Gobiernos del Reino Unido, de los Estados Unidos, Japón, a la Unión Europea y al CERF por los generosos fondos aportados.
Para más información por favor contactar con el Equipo de Comunicaciones de la OIM Somalia en la siguiente dirección: smsom-media@iom.int
Escrito por Claudia Rosel y Muthoni Njenga / OIM Somalia