Shorsh, 10 de junio de 2022 – Abdulmalik Khalid, de veintisiete años y residente en Shorsh, un sub-distrito en Chamchamal, Gobernación de Sulaymaniyah, Región de Kurdistán en Irak, había abandonado la esperanza de poder ejercer su profesión de técnico médico de laboratorio. Tras haber recibido su diploma en Técnicas Médicas de Laboratorio en 2015, tuvo varios empleos mal remunerados.

“Siempre he logrado conseguir trabajo por mis propios medios – incluso cuando otros consideraban que tales empleos no eran los adecuados para mí o si la paga era muy baja”, dice Abdulmalik Khalid. “Trabajé de asistente en un pequeño mercado y he vendido frutas en un vagón, ropa en un bazar y globos para niños en las calles. Incluso trabajé limpiando calles por tres meses- ¿pueden imaginarse lo que se siente al haberse uno graduado como uno de los estudiantes con las más altas calificaciones en tu clase y tener que barrer las calles para conseguir sustento?”.

Sin embargo, en 2018 Abdulmalik pudo desarrollar una propuesta de proyecto para abrir un laboratorio médico y fue seleccionado para participar en un Programa Individual de Asistencia para Medios de Subsistencia (ILA por su sigla en inglés) coordinado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). El Programa ILA inspiró a Abdulmalik y lo llevó a tomar la iniciativa de abrir su propio laboratorio en Shorsh.

“Nunca fui rico, de modo que nunca soñé con tener mi propio laboratorio. Siento que cuando uno no tiene recursos, tu imaginación también se ve limitada y es difícil tener ideas, mientras que cuando uno tiene dinero, las ideas llegan de todas partes”.

Mientras Irak se reconstruye tras años de devastadores conflictos, se requiere apoyo para poder enfrentar los desafíos de la inseguridad residual, del daño a la propiedad y a la infraestructura pública, del acceso insuficiente a los servicios, y de las limitadas oportunidades económicas en numerosas regiones.

Abdulmalik Khalid, de veintisiete años, en su laboratorio en la Región de Kurdistán en Irak. Foto: OIM

“Cuando la OIM me informó que yo había sido pre-seleccionado para su Programa ILA, me esforcé mucho para poder generar ideas. Algunas personas me dijeron que abriera un local para fotocopias, idea que a mí no me convencía”. Agrega: “Pasé mucho tiempo pensando el tipo de negocio que iba a proponer. Cuando fui a la oficina de la OIM una mañana, finalmente decidí usar mi educación y abrir un laboratorio. Y mi propuesta fue aceptada”.

Para Abdulmalik, dar inicio y manejar un laboratorio no fue una tarea sencilla; le llevó tiempo, un alto nivel de compromiso, el uso de su experiencia y la inversión de dinero. Encontró un asociado comercial que contaba con experiencia y junto a él emprendieron la tarea de establecer el laboratorio.

"La OIM nos hizo entrega del equipamiento y nosotros nos encargamos del resto. Mi padre pensó que yo estaba totalmente loco por querer comenzar con un laboratorio en un lugar tan pequeño como Shorsh, pero yo confiaba en que la cosa iba a funcionar.

“Sentí una gran felicidad cuando pudimos inaugurar el laboratorio en 2018. Trabajé muy duro cada día y le puse mucho empeño para tener éxito, pero apenas si hicimos alguna ganancia en los primeros meses. En Shorsh, la gente es de bajos recursos y muchos piden descuento, si bien nuestros precios son bajos”.

El laboratorio no solamente le ha devuelto a Abdulmalik la esperanza y el sentido de tener un objetivo, sino que también ha generado puestos de trabajo para tres personas más.

Abdulmalik Khalid, de veintisiete años, en su laboratorio en la Región de Kurdistán en Irak. Foto: OIM

“En el primer año tras la apertura del laboratorio, vino una mujer de Shorsh que había estudiado Microbiología Médica a pedirnos trabajo. Desgraciadamente no podíamos darnos el lujo de contratar a alguien, pero ella se ofreció para trabajar voluntariamente en el laboratorio para adquirir experiencia. La aceptamos. Tras seis meses, yo pude ver lo activa y comprometida que era con el laboratorio, y por ese motivo comencé a pagarle de mi propio bolsillo; era el único dinero con el que yo contaba. Después, mi socio y yo decidimos empezar a pagarle con el dinero que entraba al laboratorio. Afortunadamente la actividad creció y empezamos a hacernos conocidos en la ciudad. Actualmente tenemos tres empleados que trabajan a diario en el laboratorio”.

Abdulmalik sigue ampliando el laboratorio y sus cualificaciones. Se ha inscripto para cursar estudios superiores y recientemente adquirió un dispositivo para Recuento Sanguíneo Completo (CBC por su sigla en inglés) para poder ampliar también la variedad de pruebas hematológicas que ofrecen.

“Yo creo que el apoyo de la OIM me puso en una situación de la cual todavía sigo beneficiándome. Recientemente he comenzado a estudiar para obtener un diploma superior en el mismo campo de la tecnología médica de laboratorio. Con ese título podré abrir un laboratorio aún más grande y ofrecer pruebas de mayor complejidad”.

“Yo no podría solventar mis estudios si no contara con el dinero que el laboratorio genera. Muchas personas reciben apoyo del Programa ILA, pero no llegan a generar nada; siguen con los mismos desafíos que debían enfrentar un año atrás. Yo pienso que si uno es honesto con uno mismo [en cuanto a la oportunidad brindada] es posible sacar provecho de esas oportunidades y generar un buen medio de subsistencia”.

Abdulmalik pudo beneficiarse del Programa ILA de la OIM Irak gracias al apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

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