Cofradía/Villanueva/Chamelecón, 10 de abril de 2023 – “Por la falta de oportunidades laborales en Honduras, tomé la decisión de dejar mi pueblo y mi familia para irme del país”, recuerda Miguel Ayala, migrante hondureño originario de Cofradía, al norte de ese país. “Sin saber bien qué esperar, me convertí en  una víctima más de la ruta migratoria elegida y perdí ambas piernas”. Tras el accidente, Miguel regresó a su ciudad y como muchas otras personas debió enfrentar verdaderos desafíos para poder reintegrarse.

Pedro Madrid es un joven de la Municipalidad de Villanueva, también en la zona norte de Honduras, que decidió unirse a los flujos masivos de personas que hace algunos años se fueron del país. Su objetivo era poder brindarle a su familia estabilidad económica. Sin embargo, tras un largo viaje, vio cómo numerosos obstáculos que ponían en peligro su vida se le presentaban en el camino. Después de eso, tomó la decisión de no continuar y regresar inmediatamente a su país de origen.

Si bien retornar permite que las personas puedan reconectarse con sus raíces, la reintegración no siempre es un proceso sencillo. Por el contrario, lleva tiempo e implica revertir los factores que hicieron que esas personas migraran irregularmente; para algunos, es un proceso plagado de dificultades.

Por otra parte, no lograr el objetivo y presenciar o vivir situaciones en las que los derechos humanos son vulnerados tiene serias implicancias sobre la salud psicosocial de las personas. Asimismo, las personas pueden tener graves complicaciones para poder sostenerse ellas mismas y ayudar a sus familias.

Pedro Madrid dice que el simple hecho de contarle a su familia que se iba a ir del país fue muy duro. Ahora tiene un criadero de aves de corral y una motocicleta. Fotos: OIM Honduras/S. Lagos

Regresar para descubrir que las condiciones socio económicas que llevaron a las personas a migrar no han cambiado puede llenarlas de desesperanza.

Esto fue lo que le ocurrió a Jenny Vásquez, quien antes de la pandemia de COVID-19 migró desde Honduras a España, en donde se dedicó a cuidar adultos mayores. En noviembre de 2020, mientras se encontraba en Madrid, recibió la terrible noticia de que Chamelecón, su ciudad natal, había sido seriamente afectada por las tormentas tropicales Eta y Iota.

“Eso fue lo que me motivó a regresar a Honduras, mis hijos todavía estaban allí, y después de lo ocurrido, sentí que debía estar con ellos. Fue un gran impacto ver de qué manera las lluvias lo habían dañado todo”, recuerda Jenny. “Al principio fue sumamente complicado y no sabíamos muy bien cómo arrancar desde cero”.

Según el Observatorio Consular y Migratorio del Gobierno de Honduras, la cifra de retornados fue en aumento y llegó a 88.555 personas en 2022, casi un 62% más que en 2021. México y los Estados Unidos fueron los países desde donde la mayor parte de los hondureños regresaron.

En la última década Honduras ha hecho progresos significativos en cuanto a crear mecanismos e infraestructura que brindan atención inmediata a las personas que allí llegan, lo cual queda evidenciado por la implementación de Centros de Atención al Migrante Retornado (CAMR).

Sin embargo, el principal desafío para este país de Centroamérica es el de generar una respuesta más duradera de modo tal que las personas asistidas en los CAMR logren una reintegración sostenible.

“La reintegración puede considerarse sostenible cuando las personas retornadas han alcanzado un nivel de auto suficiencia económica, de estabilidad social en sus comunidades, y un bienestar psicosocial que les permita hacer frente a los factores que motivan a las personas a migrar”, explica Nicola Graviano, Jefe de Misión de la OIM de Honduras y El Salvador.

Jenny dice que el salón de belleza le ha permitido generar el ingreso necesario para sostener a su familia y su deseo es poder ampliarlo en el futuro. Foto: OIM Honduras/E. Canales

El Pacto Mundial sobre Migración hace un enérgico llamado para facilitar la reintegración sostenible en la vida comunitaria de las personas migrantes que retornan, brindándoles idéntico acceso a la protección y los servicios sociales, a la justicia, asistencia psicosocial, capacitación profesional, oportunidades de empleo y trabajo decente.

Por este motivo con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Honduras ha implementado el programa Respuesta Integrales sobre Migración en Centroamérica. Una de sus áreas de interés es la generación de medios de subsistencia para las personas que regresan a Honduras a través de procesos de capacitación, apoyo psicosocial, desarrollo de capacidades y compra de materiales para el lanzamiento de micro emprendimientos. Esto se hace con la participación de los gobiernos locales, de asociados estratégicos y del sector privado.

 “Nunca perdí la esperanza de prosperar”, dice Miguel Ayala, mientras moldea las partes que darán forma a una de las sillas que produce en su taller de carpintería. Es uno de los beneficiarios de este programa y obtuvo capital semilla para comenzar su propio negocio como carpintero.

Por su parte Pedro Madrid habla acerca de sus nuevos emprendimientos con gran emoción. “Yo logré establecer mi propio negocio dedicado a la venta de motocicletas y también un criadero de aves de corral que produce huevos que vendemos en el almacén de mi esposa”.

Mientras tanto en su hogar en Chamelecón, Jenny Vásquez ha inaugurado su propio salón de belleza en donde a diario atiende a su clientela.

En todo el mundo miles de personas regresan a sus comunidades llenas de incertidumbre. Como Miguel, Pedro y Jenny, en 2022 la OIM le brindó su apoyo a aproximadamente 2.000 retornados o miembros de la comunidad por medio de fortalecimiento técnico para el empleo o capital semilla para sus emprendimientos.

“Después de regresar a su hogar, el proceso no fue sencillo pero hoy puedo decir que gracias al éxito de mis emprendimientos he podido lograr la independencia económica que siempre he deseado”, dice Pedro con un brillo de luz en sus ojos.

Esta historia fue escrita por Erick Escoto y por Ismael Cruceta de la Unidad de  Comunicaciones y de Información Pública de la OIM Honduras.

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SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
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