Hadramawt, 22 de junio de 2022 – Se suponía que Fátima, de dieciocho años, iba a terminar sus estudios este año y que iba a comenzar a prepararse para la universidad. Pero el conflicto en Yemen desarraigó su vida y provocó un retroceso en sus planes.
“Siempre soñé con obtener una maestría pero el conflicto tuvo un impacto negativo en mi vida. A veces he pensado en abandonar los estudios completamente”, dijo Fátima, quien ahora se encuentra dos años retrasada en su educación en comparación con sus pares.
En 2018, Fátima y su familia fueron desplazados hacia Hadramawt por enfrentamientos armados que tuvieron lugar en Al Hodeidah, al otro lado del país.
No tuvo más opción que abandonar sus clases a mitad de año y esperar otro más para poder inscribirse en la escuela en su nuevo hogar. Luego, las dificultades derivadas de la transferencia de sus certificados de estudio y el brote de COVID-19 implicaron un retraso aún mayor.
“Me sentía mal cuando veía cómo mis pares iban a la escuela mientras yo me quedaba en casa esperando. Cada día sentía que el futuro se me escurría por las manos. Estaba preocupada de no llegar a lograr nada en mi vida”.
Siete años de conflictos, una decadencia económica severa y la pandemia de COVID-19 han impedido en gran medida el acceso a la educación de muchos jóvenes de ambos sexos en edad escolar. El sistema educativo de Yemen está al borde del colapso y esta situación afecta a 6,1 millones de jóvenes inscriptos en el régimen de educación formal.
El padre de Fátima, Ali, sabe que mantener en la escuela a su hijo y a sus cuatro hijas es muy importante.
“Llegamos a Hadramawt a la búsqueda de un lugar más seguro en el que mis hijos pudieran vivir y continuar con sus estudios. Quiero brindarles una buena educación para que no vivan en la ignorancia”, dice Ali.
“La educación es lo más importante de nuestras vidas. Debemos sacrificarnos pero es por una buena causa”.
Fátima es una de los 870.000 menores en Yemen cuya educación se ha interrumpido por el frecuente desplazamiento y el conflicto en curso en ese país.
“Fue doloroso ver a Fátima llorar cuando quedó fuera de la escuela a pesar de que yo hice todos mis esfuerzos para encontrarle un lugar en el aula”.
“Las escuelas les brindan conocimiento a los menores, y el conocimiento es un arma poderosa que puede protegerlos de todo. Las escuelas también promueven la compasión en la comunidad y crean una generación educada que ama la paz y ve con malos ojos los conflictos”, agrega Ali.
En 2020, Fátima y su padre se sintieron aliviados cuando ella finalmente pudo inscribirse en la Escuela Al Khansa ubicada cerca de su nuevo lugar de residencia.
“Es importante contar con escuelas que estén cerca de los lugares en los que los estudiantes residen. Es difícil sobre todo para las estudiantes tener que viajar a escuelas distantes y las cuestiones de su seguridad y de los gastos de transporte agota y preocupa a los padres”, dijo Ali.
“Esta escuela fue el primer lugar que me dio la bienvenida después de haber sido desplazada. Me sentía muy feliz y aliviada de poder finalmente retornar a la escuela en la que otras chicas estaban estudiando. Ya no me sentí más desamparada por mi situación”, agregó Fátima.
Fátima se sintió también aliviada porque podía ir de a pie a esta nueva escuela. Pero aun así la Escuela Al Khansa distaba mucho de ser el lugar ideal para estudiar. Las aulas eran pequeñas y estaban llenas de estudiantes, con más de 90 en cada una. Era muy difícil para los estudiantes poder concentrarse o asimilar los contenidos.
Se estima que más de 2.900 escuelas en Yemen han sido destruidas, dañadas o usadas para fines no educativos, afectando el aprendizaje de cerca de 1,5 millones de jóvenes de ambos sexos en edad escolar.
Al mismo tiempo, incluso las escuelas que funcionan en el país están atestadas y no cuentan con recursos suficientes, lo cual las vuelve con frecuencia inaccesibles. Muchas no cuentan con suficientes libros de textos o con materiales para enseñar y aprender, ni tampoco con instalaciones de agua, saneamiento e higiene para todos (WASH) sensibles a las cuestiones de géneros. Estas preocupaciones vinculadas a la protección y a la seguridad llevan a que muchos padres no permitan que sus hijos, en especial las hijas, asistan a la escuela.
Para permitir que todos los estudiantes pudieran retornar a la escuela y brindar apoyo a los entornos educativos en Hadramawt, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro de Socorro y Asistencia Humanitaria Rey Salman (KSrelief) se asociaron en la tarea de rehabilitar cuatro escuelas en Hadramawt.
Los trabajos de rehabilitación y construcción en las escuelas fueron emprendidos teniendo en cuenta los daños y las necesidades de cada una de ellas.
La intervención de la Escuela Al Khansa incluyó la construcción de un edificio de dos pisos para nuevas aulas, letrinas y un salón para tareas administrativas. El edificio fue pintado nuevamente y se instalaron aparatos de aire acondicionado, mejor mobiliario y ventanas de mayor tamaño para que entrara más luz solar.
“La Escuela Al Khansa cambio completamente después de estas intervenciones. Esta escuela ha salvado y asegurado el futuro de jóvenes desplazadas que llegaron a Hadramawt. Las recibió con los brazos abiertos y les ha brindado un espacio para que pudieran continuar estudiando”.
“Ya nada evita que las jóvenes puedan seguir educándose y que tengan muchas esperanzas de un futuro mejor”, agregó Fátima que ahora es una de las estudiantes con mejores clasificaciones en su clase.
“Además del apoyo a la educación de los y las estudiantes en la zona, esta intervención también ha ayudado a reducir la tensión entre la comunidad de acogida y las personas recién llegadas. Mejora la capacidad de la escuela para recibir a estudiantes recientemente desplazados lo cual reduce la tensión entre las dos comunidades”, dijo Nawwar Al Namri, Asistente del Proyecto de Transición y Recuperación de la OIM en Hadramawt.
La OIM y KSrelief se asociaron para construir o rehabilitar 15 escuelas en cuatro gobernaciones en Yemen. Este proyecto aspira a cubrir las principales brechas en la escolaridad y la educación a fin de mejorar los servicios educativos para los retornados, las comunidades de acogida, y las comunidades de personas desplazadas.
Esta historia fue escrita por Elham Al Oqabi y por Mennatallah Homaid, Asistentes de Comunicaciones de la OIM