Ivano-Frankivsk, 27 de diciembre de 2022 – “Legalmente es como si yo no existiera. Es como si recién hubiera caído del cielo”, dice Ievhen, de 31 años, sentándose con su pareja y sus dos hijos en una pequeña sala dormitorio en Ivano-Frankivsk en Ucrania a la que se mudaron recientemente.
Nacido en la Federación Rusa, Ievhen creció en varios orfanatos en Ucrania porque a su madre le habían quitado los derechos parentales y su padre había muerto joven. Los certificados de nacimiento de sus hijos, Milana y Ievhen Junior, son los únicos documentos oficiales en donde su nombre es mencionado.
Debido a su crianza tan complicada, Ievhen nunca ha podido obtener un pasaporte o acceder a muchos de sus derechos: contar con una educación, con un puesto de trabajo decente, casarse legalmente con su pareja Marharyta, abrir una cuenta bancaria o recibir beneficios de parte del estado, a los cuales ahora debería acceder por tratarse de una persona internamente desplazada.
Si bien antes de que la guerra estallara la vida en este limbo legal ya era complicada para Ievhen, la actual situación ha hecho que la situación empeore aún más.
A mediados de marzo y tras haberse refugiado en un frío sótano durante varias semanas, Ievhen junto a su pareja embarazada y a su hija de dos años Milana se vieron forzados a dejar Izium, ciudad en la región de Kharkiv. La familia tuvo la suerte de poder llegar en condiciones de seguridad a una población cerca de Kharkiv y sus planes iniciales no incluían viajar un poco más, pero un incendio en la casa en la que estaban los dejó sin techo y no tuvieron más opción que la de aceptar la oferta de un conocido para irse a la zona occidental de Ucrania.
“Le dimos todo el dinero que teníamos cuando llegamos, aproximadamente 10.000 UAH que equivalen a 270 dólares EEUU; los tomó y desapareció. Tres días más tarde una mujer se nos acercó y nos dijo que debíamos irnos porque la renta había sido pagada solamente por un par de días. No hemos podido contactarnos con ese hombre desde aquel momento y simplemente desapareció dejándonos nuevamente sin techo”, relata Ievhen.
Sin ahorros, Ievhen y Marharyta tuvieron que alojarse en una escuela cercana que estaba siendo usada como centro colectivo para personas desplazadas. Para brindarles bienestar, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) planea brindarles apoyo por medio de asistencia en efectivo para cubrir el pago de la renta de un dormitorio durante los próximos meses.
Con una familia que mantener, que iba agrandándose, Ievhen comenzó a buscar trabajo, aceptando cualquier oferta que se le propusiera. Sin documentos que comprobaran su identidad, no pudo conseguir un puesto de trabajo permanente o registrarse en calidad de persona desplazada y acceder a la asistencia social.
Procurando asesoramiento legal pudo acercarse a Caritas, una organización asociada a la OIM que derivó a la familia a servicios de protección especializados brindados por la OIM. Por medio de ellos la familia de Ievhen ha podido acceder a apoyo para la cobertura de gastos médicos en la maternidad local, para ropa, artículos para bebés, un calefactor y también para pagar deudas de servicios públicos.
Durante conversaciones con el personal de la OIM se pudo saber que Ievhen solía trabajar en construcción y que realmente deseaba poder hacer uso de sus capacidades nuevamente. La entrega de herramientas para la construcción de parte de la OIM le ha permitido recomenzar, dice, puesto que ahora tiene garantizados algunos trabajos mejores. Con el dinero que gana ha podido comprar ropa de abrigo para su familia, incluso para el niño recién nacido Ievhen Junior.
“Estamos sumamente agradecidos por la ayuda recibida. Tengo dos hijos y una esposa a la cual mantener de modo que no puedo darme el lujo de renunciar. Estoy feliz de poder trabajar y poder pensar en forjar un buen futuro para todos nosotros”, dice.
Por ahora, la pareja planea quedarse en Ivano-Frankivsk hasta que la situación mejore. Como millones de otros ucranianos y ucranianas, ahora deben enfrentar serios problemas como los apagones y la falta de agua caliente, de electricidad y de calefacción, lo cual aumenta sus necesidades. “Realmente queremos que la guerra termine muy pronto y que mi marido pueda finalmente recibir su primer documento de identidad para poder casarnos legalmente”, dice Marharyta.
Luego de todo lo vivido, Marharyta cuenta que con su pareja han tenido momentos felices pero que también cuando las cosas se pusieron difíciles han estado juntos. “Ievhen siempre me dice que no me preocupe, que detrás de las nubes, el sol siempre sigue brillando”.
La identidad legal es esencial para permitir la migración regular y para proteger los derechos de los migrantes a lo largo de sus travesías migratorias. La OIM está comprometida con la tarea de facilitar el acceso a la identidad legal de todos, apoyando así la Agenda 2030 y el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular.
La necesidad de contar con servicios de protección en Ucrania es ahora mayor que nunca. De acuerdo con una encuesta realizada por la OIM debido a los impactos de la Guerra la vulnerabilidad de los ucranianos se ha duplicado en comparación con el año pasado y muchos de ellos están expuestos al riesgo de ser víctimas de trata u otras formas de explotación. Desde que comenzó la guerra en febrero, la OIM ha brindado asistencia de protección especializada a más de 500 personas.
Esta historia ha sido escrita por Iryna Tymchyshyn, Especialista en Comunicaciones de la OIM Ucrania, itymchyshyn@iom.int.
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