Zahara, cabeza de familia, de pie y rodeada por sus seres queridos, muestra orgullosa su albergue. Foto: OIM/Mónica Chiriac

Costa Occidental, Yemen – En su hogar costero en Mokha, Zahara se ocupa con empeño de cocinar. Como cabeza de familia, sus días están llenos de tareas domésticas. Vestida con un atuendo tradicional de vibrantes colores, controla la cocción de los alimentos y se asegura de que los niños estén bien. Cuando uno observa su semblante sereno, es fácil no darse cuenta de los desafíos que ella realmente enfrenta.

Tiene que cuidar a su marido cuya salud es frágil y se asegura de que cada uno de sus parientes no directos esté contento y bien alimentado. Siente que a todos ellos les debe mucho por el apoyo que le brindaron hace siete años cuando su familia fue forzada a irse del caos provocado por el conflicto en su distrito de origen, At Tuhayta.

Ahora la familia de Zahara compuesta por diez integrantes, junto a otras tres familias, conforman una comunidad muy armónica unida por lazos familiares y por el mutuo apoyo que se brindan. En su nuevo albergue han encontrado un refugio seguro donde se protegen de los fuertes vientos y las torrenciales inundaciones de Mokha, y donde también han logrado tener la privacidad que han anhelado durante tanto tiempo en medio de la ajetreada convivencia comunitaria.

Hace más de un año recibieron un nuevo albergue transicional de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Diseñado para soportar la ferocidad de los vientos costeros y lluvias estacionales de Yemen, ofrece no solamente protección física sino también seguridad y privacidad – un raro lujo para las personas desplazadas.

“Gracias a nuestro albergue, finalmente nos sentimos seguros”, dice Zahara. “Nos protege de las inclemencias climáticas y nos brinda un espacio propio. No nos dábamos cuenta de cuánto lo necesitábamos hasta que lo recibimos”.

Los hermanos Ali y Abdu, al igual que muchas otras personas en la Costa Occidental de Yemen, logran llegar a fin de mes por medio de la pesca y la actividad agrícola. Foto: OIM/Mónica Chiriac

El conflicto extendido en Yemen ha originado una severa crisis humanitaria, llevando a millones de yemenitas a una situación de desplazamiento.  Ha provocado bajas civiles, destrucción de infraestructura y la interrupción de servicios esenciales. Este caos ha hecho que los yemenitas busquen protección dentro de los confines de su propio país o en la zona de fronteras, ejerciendo una gran presión sobre los recursos y empeorando la severa situación humanitaria.

Las personas desplazadas están ahora enfrentando un sinnúmero de desafíos que incluyen el tener que convivir en condiciones de vida inadecuadas, hacinadas, lo cual aumenta su vulnerabilidad a las enfermedades y a diversos peligros. Los albergues temporales tradicionales que son los más comunes en los sitios de desplazamiento, plantean serios peligros ambientales porque tienen una vida útil limitada, necesitan ser reemplazados con frecuencia y generan desechos plásticos, enfatizando la urgente necesidad de contar con soluciones sostenibles.

La agitación socio política en Yemen se ve agravada aún más por la frecuencia cada vez mayor de eventos climáticos extremos que incluyen sequías, inundaciones y tormentas, las cuales plantean amenazas directas como la mal nutrición y las enfermedades originadas en las aguas contaminadas, además de exacerbar las tensiones existentes para acceder a los escasos recursos como el agua y la energía.

Meciéndose en hamacas colgadas afuera los más pequeños disfrutan del suave vaivén y de la tan necesaria brisa. Foto: OIM/Mónica Chiriac

La OIM prioriza a las familias manejadas por mujeres, a las personas con necesidades especiales que necesitan albergues diseñados de acuerdo con esas necesidades, y otras personas que viven en condiciones inadecuadas. Foto: OIM/Mónica Chiriac

El cambio climático ha alterado los patrones típicos de precipitaciones en Yemen, derivando en intensos aguaceros que saturan el suelo y originan inundaciones. En 2023 severas lluvias e inundaciones provocaron desplazamientos, daños considerables a casas, albergues, caminos y a otros tipos de infraestructura, interrumpiendo la provisión de servicios vitales esenciales. Se estima que en 2024 unos 6,7 millones de personas, incluyendo personas desplazadas, retornadas y comunidades de acogida, requerirán de albergue y de asistencia.

Para el abordaje de todos estos problemas tan graves la OIM ha realizado numerosas consultas, incluso con las comunidades afectadas, para poder diseñar soluciones sostenibles adaptadas a las necesidades y preferencias específicas. Por medio de este enfoque inclusivo se concibieron varias iniciativas: la construcción de albergues transicionales de madera contrachapada, la distribución de asistencia en efectivo para la construcción de cocinas, y apoyo financiero para estufas eco amigables.

Incorporando materiales producidos localmente y prácticas sustentables de construcción, la OIM no solamente entrega albergues sino que también logra abordar inquietudes vinculadas al medio ambiente en las comunidades de personas desplazadas, reduciendo la necesidad de estar desplazándose todo el tiempo.

A su edad, Ali, pariente de Zahara, encuentra tranquilidad pasando tiempo con los niños en la casa, y se refugia en la seguridad que le brinda el nuevo albergue. Foto: OIM/Mónica Chiriac

“Hemos advertido que el diseño del albergue ha mejorado gracias a nuestras ideas”, dice Zahara. “Era importante para nosotros que estuvieran bien ventilados porque se pone muy caluroso en este lugar”. En el transcurso de los años desde que se mudaron, la familia ha hecho propio el albergue entregado, agregándole toques personales para convertirlo en un verdadero hogar.

Desde 2023 estas intervenciones han brindado apoyo a cerca de 2.500 familias por medio de albergues transicionales, a más de 1.000 con apoyo para la cocina y a más de 4.000 con artículos no alimentarios, abarcando a regiones como Ma’rib, la Costa Occidental y South Ta’iz. Estas intervenciones buscan mitigar los desafíos inmediatos que las personas desplazadas enfrentan y promover la resiliencia y sostenibilidad a largo plazo de las comunidades afectadas.

“El albergue no es solamente un techo sobre nuestras cabezas, es una verdadera cuerda salvavidas”, explica Zahara. “Me hace sentir esperanzada y me hace pensar que en algún momento todo estará bien”.

Tras un día de duro trabajo, Ali y sus amigos esperan ansiosamente poder relajarse en su hogar y pasar tiempo de calidad con sus familias. Foto: OIM/Mónica Chiriac

En el ámbito de los albergues la respuesta de la OIM en Yemen se materializó por medio de la entrega de albergues transicionales, respuesta que fue financiada por la Oficina de Asistencia Humanitaria (BHA) de USAID, por la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO), por el Centro de Socorro y Asistencia Humanitaria King Salman (KSrelief), por la Oficina Federal de Asuntos Exteriores de Alemania (GFFO) y por el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) de Naciones Unidas.

Esta historia fue escrita por Mónica Chiriac, Oficial de Prensa de la OIM Yemen.

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