Lagos, noviembre de 2022–Una sonrisa ilumina el rostro de Lilian mientras saborea el arroz “jollof” de Nigeria por primera vez, tras haber pasado cinco años en Libia.

“Cuando estaba embarazada, tenía antojo de plátano y arroz “jollof”. Buscaba fotos en Facebook y soñaba con esa comida”. Esta mujer de 32 años es madre de dos niñas, Sofía y Sonia, de 4 años y 5 meses respectivamente. Dio a luz por sus propios medios en Trípoli mientras su esposo Ahmed estaba trabajando para conseguir el sustento para una familia en aumento.

“Di a luz en mi casa”, recuerda Lilian. “Me encontraba sola. Estuve con trabajo de parto durante tres días sin que nadie lo supiera”. Fue luego al hospital local a pedir ayuda cuando sintió que ya estaba por dar a luz. Sin embargo, por no contar con la documentación adecuada –como por ejemplo un pasaporte, un certificado de matrimonio o una prueba de COVID-19– tal ayuda le fue negada. Totalmente desamparada y sola con la pequeña Sofía en su casa, no tuvo más opción que de dar a luz por sus propios medios.

Lilian en el Centro de Tránsito para Migrantes en Lagos. Foto: OIM/Stylia Kampani

“Estaba agotada. No comí durante tres días”.

Lilian llegó a Libia a fines de julio de 2017 a la búsqueda de un futuro mejor. Habiendo perdido a sus padres de muy joven, creció sola en los suburbios de la Ciudad de Benín al sur de Nigeria.

“Fue difícil. Tenía que hacerme cargo de todo y no tenía a quién recurrir para que me ayudara”. De joven, Lilian soñaba con convertirse en enfermera, pero no tenía suficiente dinero como para pagar el curso. Algunos de sus amigos le habían contado historias sobre nigerianos que ganaban buen dinero en Libia y eventualmente ella sucumbió a esos relatos acerca de una mejor vida en ese país. Después de 15 duros días viajando desde la Ciudad de Benín a Kano, Níger, y a través del Desierto del Sahara, finalmente logró llegar a Trípoli.

En Trípoli se conectó con otros nigerianos y encontró trabajo de limpieza en una casa. “La gente no era amable conmigo por la simple razón de que yo era africana”.

La vida en Libia no era como había imaginado. Secuestros, golpizas, encarcelamientos, extorsión y abusos son moneda corriente para los migrantes que viven en Libia o se encuentran en tránsito.

 “En Libia dormimos con un solo ojo. Necesitábamos estar alerta por si eventualmente había que salir corriendo”, enfatiza Lilian. 

Recuerda una noche en la que su familia fue obligada a irse de la casa en la cual se encontraban porque el casero les pedía más dinero para la renta. “Si uno no puede pagarla, te echan de la casa de inmediato. Incluso vienen a veces con armas de fuego o bates de metal, dispuestos a usarlos contra ti”.

Lilian asistiendo a una sesión de apoyo psicosocial y de salud mental en el Centro de Tránsito para Migrantes en Lagos. Foto: OIM/Stylia Kampani

Sin posibilidad alguna de pagar la renta aumentada, no tuvieron más opción que empacar sus pertenencias e irse en medio de la noche.

Por algunos días la familia de Lilian se quedó con otros nigerianos que ocupaban ilegalmente una propiedad hasta que su marido encontró otra habitación. Sin embargo, en la nueva casa el casero hacía comentarios inadecuados y acosaba a Lilian. Un día, cuando su esposo Ahmed no estaba porque se había ido a trabajar fuera de Trípoli, el casero se puso agresivo e intentó apretar su cuerpo contra el de Lilian, pero ella logró resistir tales avances.

El casero no tardó en vengarse por lo ocurrido, y de inmediato echó a la familia de la casa. Nuevamente tuvieron que pasar varios días en la calle.

En ese momento, Lilian recibía productos para bebé, alimentos y medicamentos de parte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Libia, ya que no tenía suficiente dinero. También había escuchado hablar de la asistencia para el retorno y la reintegración proporcionada por la OIM y decidió, después de años de padecimientos en Libia, regresar a Nigeria.

Cuenta que “poder regresar a casa fue como una especie de sueño después de todo lo que nos había ocurrido en Libia”. Lilian se encuentra entre los 126 nigerianos que pudieron regresar desde Libia a sus hogares en condiciones de seguridad el 13 de octubre de 2022. Desde enero de 2022 hasta el día de hoy, más de 3.000 nigerianos han sido asistidos por la OIM por medio del retorno voluntario desde Libia. El partenariado entre la Unión Europea y la OIM en el marco de la Iniciativa Conjunta OIM-UE para la Protección y Reintegración de los Migrantes han sido instrumentales poder brindar a estas personas nigerianas una nueva perspectiva de regreso en sus hogares.

Por Stylia Kampani, Funcionaria de Información Pública, OIM Nigeria

SDG 3 - SALUD Y BIENESTAR
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 16 - PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS