Halima Hassan con sus hijos en el nuevo albergue en Barwaqo 2. Foto: OIM/Foresight Films 2020

La vida no ha sido fácil para Barlin Abdi Ali, de 30 años de edad y madre de siete hijos. La sequía castigó fuertemente la mayor parte de las regiones de Somalia en 2018 y forzó a esta joven madre y a su familia a dejar su aldea en la Región de Bay. “No teníamos agua. Nos fuimos a la búsqueda de una vida mejor”, dijo.  

La sequía hizo que Barlin y su marido no pudieran arar la tierra. Sus animales también murieron. “No solamente tuvimos que enfrentar la sequía”, dijo ella, “sino que también tuvimos que enfrentar una gran presión de parte de los grupos extremistas. A medida que las cosas iban empeorando, mi marido y yo decidimos escapar e intentar refugiarnos en los campamentos cercanos”.

La familia de Barlin no fue la única que debió escapar. Otros residentes de su aldea también decidieron intentar tener una mejor vida en algún otro lugar. Muchos de ellos terminaron en Baidoa, la capital del Estado del Sudoeste en Somalia que actualmente aloja a una de las mayores poblaciones de Personas Desplazadas Internamente (IDP) del país. Al mes de agosto de 2020, había casi 60.000 familias desplazadas viviendo en 514 asentamientos en Baidoa y sus alrededores. Las cifras siguen aumentando debido a los conflictos y a los peligros naturales.

Comunidades desplazadas antes de su reubicación en Baidoa, Somalia. Foto: OIM/Foresight Films 2019

Halima, otra joven madre que huyó hacia Baidoa, le dijo a la OIM que grupos armados intentaron reclutar forzosamente a sus hijos. "No tuve más opción que irme. No quería que mis hijos se involucraran en los enfrentamientos".

El camino hacia la protección y la seguridad ha sido difícil para las familias de Barlin y de Halima. Y esto se ha visto agravado aún más por otro obstáculo: la amenaza siempre latente de ser desalojados. Sin ningún acuerdo formal con los terratenientes, las familias desplazadas pueden ser forzadas a dejar los hogares que habían ocupado recientemente. Además, los sitios no planificados en donde a menudo se asientan plantean serios riesgos en materia de protección, higiene y seguridad para estas poblaciones.

Cuando la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) conoció a Barlin hace dos años, la familia se encontraba viviendo en Marmarsoon, uno de los muchos campamentos congestionados en Baidoa establecidos sobre terrenos privados. Antes de eso, la familia había sido desalojada ya en dos oportunidades. “Es muy duro para nosotros estar pensando todo el tiempo que podemos ser desalojados nuevamente después de haber estado dando tantas vueltas”, dijo Barlin.

Eventualmente, a Barlin y a otros residentes en Marmarsoon se les pidió que desalojaran su campamento, después de que un desarrollador privado reclamara el terreno. Una vez más, se vieron obligados a mudarse para encontrar el próximo lugar al cual llamarían, nuevamente, su hogar.

La comunidad humanitaria estima que hay actualmente más de 2.6 millones de IDP que viven en Somalia, la mayor parte de ellos en Mogadishu. Foto: OIM/Foresight Films 2019

La nueva ciudad de Baidoa

Para brindar soluciones duraderas y mitigar el riesgo de que estas familias sigan sufriendo un desalojo tras otro, el Gobierno del Estado del Sudoeste en Somalia asignó terrenos públicos para reubicar a las familias que, como la de Barlin, son vulnerables al riesgo de desalojo.

En 2019, la OIM lanzó un proyecto para reubicar a las IDP hacia los sitios públicos que habían sido cedidos, en sociedad con el Gobierno del Estado del Sudoeste, con el Consorcio de Soluciones Duraderas de Danwadaag y con otros asociados humanitarios.

El nuevo sitio, Barwaqo 2 – que ahora se conoce localmente con el nombre de ‘la nueva ciudad de Baidoa’– se encuentra a seis kilómetros al norte de Baidoa. Está compuesto de cuatro áreas con la capacidad de albergar a más de 48.000 personas.  

Por medio del proyecto, diferentes asociados han coordinado el desarrollo del sitio, involucrando a la comunidad desde el principio a fin de asegurar que participen en el diseño y el planeamiento de lo que se supone será su nuevo hogar.

Gracias a esto pudieron construirse caminos, alumbrado público, una escuela, dos estaciones de policía, un centro de salud, letrinas y sistemas sustentables de provisión de agua. Para evitar que las familias reubicadas vendan los terrenos y queden expuestas a nuevos desalojos, a los residentes se les informó que podrán recibir las escrituras traslativas de dominio recién a los dos años de haberse reasentado.

Cerca de 1.000 familias desde ese momento han sido reubicadas en el nuevo sitio y otras 1.009 serán reasentadas hasta finales de marzo de 2021.  Cada familia recibió asistencia en efectivo y un lote de terreno para construir sus nuevos albergues. 

Vista panorámica de Barwaqo 2, un año después de la reubicación. Foto: OIM/Foresight Films 2020

La bienvenida fue una gran sorpresa para la familia de Barlin y para muchos más. “Siempre tuvimos la preocupación de ser desalojados”, dijo Barlin. “Pero aquí, afortunadamente, esa preocupación ha desaparecido."

La familia de Halima también se encontraba entre las que corrieron esta suerte. Junto a otras familias desplazadas, se prepararon para mudarse en junio de 2019 y tras varios días de empacar y viajar, fueron reasentados en sus nuevos hogares.

Para Barlin, el cambio más crítico en sus circunstancias personales estuvo relacionado con que iba a tener la titularidad de su lote de terreno. “Lo que me encanta de vivir aquí es que esta tierra nos pertenece; podemos desarrollar lo que queramos, tenemos nuestros propios sanitarios y libre acceso a servicio de agua”, explicó.

Zeynab Farah parada delante del nuevo albergue en Barwaqo 2, unas semanas después de haber sido reubicada. Foto: OIM/Foresight Films 2019

Se puede seguir mejorando

Un año después de su reubicación, la familia de Barlin y otros están disfrutando de acceso mejorado a los servicios. La recientemente establecida clínica de salud brinda cuidados sanitarios gratuitos a todos los residentes de Barwaqo 2. Además, los hijos de Barlin se benefician de escolaridad también gratuita y tienen acceso a suministro de agua cerca de su casa en cualquier momento del día.

En general las familias reubicadas están muy agradecidas por la oportunidad de poder recomenzar sus vidas en un nuevo lugar, y normalmente están muy satisfechas con los servicios que se les brindan. Pero aún así, hay familias que opinan que se puede seguir mejorando. “Necesitamos contar con un mercado en el sitio, ya que en este momento no tenemos ninguno, e incluso para la compra de pequeños artículos tenemos que ir a la ciudad”, dijo Halima.

Si bien Barwaqo 2 fue diseñada como la extensión de una ciudad que ha tenido en cuenta la expansión urbana de larga data de Baidoa, el sitio aún no experimenta gran actividad comercial. El nuevo sitio se encuentra a poco más de una hora de a pie desde el centro de la ciudad de Baidoa. Y si bien como parte del proyecto se construyeron caminos de acceso, los residentes deben aún viajar largas distancias para poder comprar artículos básicos.

Afortunadamente no necesitarán esperar mucho tiempo para ver un cambio. El Gobierno del Estado del Sudoeste ha colocado la piedra fundacional de un nuevo hospital en las cercanías del sitio de Barwaqo y un nuevo programa conjunto de las Naciones Unidas llamado Saameynta estará promoviendo proactivamente la inversión de parte del sector privado en esta zona.  

Para muchos, la vida cotidiana en el nuevo sitio consiste en un desayuno familiar si hay comida, seguido de la escuela para los niños y niñas. Los adultos buscan trabajos temporales en la ciudad. “Algunas veces conseguimos trabajo, pero otras volvemos a casa con las manos vacías”, dijo Barlin. “A la noche comemos lo que tenemos, vamos a dormir, y a la mañana siguiente, empezamos otra vez”.

Mientras que los miembros de  la familia de Barlin dicen que el nuevo albergue en Barwaqo2 es mucho mejor que su anterior hogar, Barlin siente que esa vivienda con un solo cuarto es demasiado pequeña para una familia de nueve. “Nos gustaría mucho poder agregar dos o más habitaciones a la casa”, dice ella.

Barlin juega con su hijo en el nuevo albergue inmediatamente después de haber sido reubicados. Foto: OIM/Foresight Films 2019

A pesar de las adversidades, los residentes de Barwaqo 2 siguen siendo optimistas y comprometidos en cuanto a tener un futuro en este lugar. “No tenemos ninguna intención de retornar a nuestra zona de origen en el futuro inmediato; algunos de los problemas por los cuales tuvimos que abandonar nuestro pueblo no han desaparecido”, explicó Barlin.

Hassan, padre de cuatro hijos, quien también se vio obligado a dejar su pueblo debido a los conflictos, agregó: “Ahora que tengo un lugar tan bueno para mí y para mi familia que podemos llamar nuestro hogar, espero poder comenzar con algún negocio propio”.

Barwaqo 2 es un ejemplo de cómo el nexo entre la acción humanitaria, las soluciones duraderas, los actores del ámbito de la protección y del gobierno puede ser apuntalado para lograr un mayor impacto, atendiendo no solamente las necesidades inmediatas sino procurando también soluciones duraderas a largo plazo para las poblaciones desplazadas en Somalia.

La OIM cree que avanzar simplemente respondiendo a las necesidades humanitarias para resolverlas de manera sustentable es fundamental para lograr una recuperación a largo plazo.

Para conocer más acerca del enfoque de la OIM lea: ‘Community stabilisation and operationalising the nexus: lessons from Zimbabwe, Mozambique and Somalia’ (“Estabilizar la comunidad y lograr que el nexo sea operativo: lecciones aprendidas en Zimbabwe, Mozambique y Somalia”).

El proyecto de Reubicación de Baidoa ha sido implementado por la OIM y por el Consorcio de Soluciones Duraderas de Danwadaag en coordinación con el Grupo Sectorial de Coordinación y Gestión de Campamentos, con ONU Hábitat, con el Programa Mundial de Alimentos, con el Consejo Danés de Refugiados, el Consejo Noruego de Refugiados, Save the Children, Mercy Corps, Concern Worldwide, World Vision, la Organización para la Agricultura y la Educación Rural (READO), el Observatorio de Derechos y Bienestar de la Infancia de Somalia y por la Organización Médica Deeg-roor.

El proyecto de Reubicación de Baidoa fue posible gracias a fondos aportados por el Ministerio de Relaciones Exteriores, del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO), por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), por la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO) y por el Gobierno de Japón.​​​​​​​

Texto por Claudia Barrios Rosel, Oficial de Comunicaciones de la OIM en Somalia.

Para información adicional, puede seguir a la OIM Somalia en Twitter y Facebook o contactarnos en iomsomaliapsu@iom.int

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