Sherrynorth de Ghana, de 27 años de edad, y Adaku de Nigeria, de 18, han debido soportar mucho en sus vidas. Ambas son inteligentes y creativas. Ambas tienen grandes sueños para sus futuros. Ambas han logrado sobrevivir a la trata de personas.
Esperan que sus historias logren crear conciencia acerca de este flagelo en el seno de sus comunidades, en especial entre sus jóvenes hermanas.
Sherrynorth fue a Iraq convencida de que podría prosperar; cuando llegó, el horror la golpeó – cayó en una red de trata.
“Me fui de Ghana en abril de 2019. Cuando llegué al aeropuerto en Erbil, me habían quitado el pasaporte. Fue horrible. Me llevaron a Bagdad junto a otras mujeres. Nos forzaron a trabajar muchas horas sin descanso ni tiempo libre”, recuerda. “Cuando necesité apoyo médico, nos lo negaban. Fui abusada física, mental y emocionalmente. Eventualmente, logré escapar”.
En octubre de 2019, con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y de la Oficina para el Monitoreo y la Lucha contra la Trata de Personas del Departamento de Estado de los Estados Unidos, fue asistida mediante retorno voluntario para poder regresar a Ghana. Su proceso de reintegración fue un verdadero desafío incluso más después de que la pandemia de COVID-19 llegara en marzo de 2020, pero ahora trabaja como costurera y tiene un local de ropa de segunda mano. Forma parte de un grupo de retornados que fabrican mascarillas para apoyar al gobierno en su respuesta ante la pandemia de COVID-19, en el marco de la Iniciativa Conjunta UE-OIM para la Protección y Reintegración de Migrantes, financiada por el Fondo Fiduciario de Emergencia de la Unión Europea para África. “Al menos pude ayudar a salvar algunas vidas aquí”, dice.
Pero los sueños de Sherrynorth son aún mayores.
“Mi aspiración es convertirme en periodista para llegar a los jóvenes y a otras mujeres como yo. Así que además del negocio de ropa de segunda mano, estoy estudiando en una escuela de periodismo”, dice. “No quisiera que ninguna otra chica joven tuviera que pasar por lo que yo pasé. Tuve suerte de haber podido regresar a mi casa pues sé muy bien que algunas de mis hermanas mueren sin dejar rastro alguno. Uno debe enfocarse en lo poco que uno puede hacer por uno mismo en su propio país, en donde se pueda estar en paz y nadie vaya a atormentarte, e intentar comenzar alguna cosa aquí”, les dice a las jóvenes.
Al igual que Sherrynorth, Adaku se fue de su casa en 2019 para buscar mejores oportunidades económicas. En Nigeria, trabajaba como aprendiz de peluquería. Tenía solamente 17 años y fue tratada por una mujer de Nigeria y llevada a Ghana.
“Esta mujer me dijo que yo iba a trabajar en Ghana y que iba a poder tener una buena vida. Luego descubrí que en realidad me había traído para ejercer la prostitución. Me fui lo más rápido que pude. Fui a la policía y ellos me derivaron a la OIM”, dice Adaku.
Durante su estadía en un albergue manejado por el gobierno y destinado a víctimas de trata, Adaku usó poesía, música y escritura para poder procesar aquello que había sufrido. Escribió más de 20 canciones, y una breve obra teatral. Ahora urge a sus hermanas de Nigeria a pensarlo dos veces antes de tomar la decisión de viajar. “Uno debe tener mucho cuidado si alguien te ofrece un futuro mejor en el exterior. Podría tratarse de mentirosos que quieren aprovecharse de ti”.
La pandemia de COVID-19 evitó que Adaku pudiera retornar a su hogar en Nigeria hasta que Ghana reabrió sus fronteras aéreas en septiembre de 2020. “Estoy esperando ansiosamente regresar a la escuela para estudiar teatro. Quiero ser actriz, ese es mi mayor sueño”, dijo Adaku.
Las mujeres y jóvenes como ellas son importantes mensajeras para sus pares. “Quiero defender derechos y liderar siendo un buen ejemplo”, dice Sherrynorth."Necesitamos llegar a todas las demás y apoyarnos mutuamente. Las jóvenes deben enfrentar numerosos desafíos que ponen en jaque su libertad cada día. Necesitamos asegurar que cada muchacha y cada mujer tengan el poder total sobre su propia vida, con libertad de movimientos, con libertad de vivir como quieran, libertad de socializar, libertad de decir lo que quieran, y libertad de accionar para generar cambios positivos, sin temor a sufrir discriminación o violencia o acoso. Esta es mi visión acerca del futuro que yo quiero para las jóvenes”.
La OIM Ghana tiene el orgullo de compartir las voces de mujeres y jóvenes fuertes y resilientes. Juntos brindémosles apoyo para que su visión de un futuro igualitario se convierta en realidad.
El retorno y la reintegración de las dos sobrevivientes de trata ha recibido el apoyo de la Oficina para el Monitoreo y la Lucha contra la Trata de Personas, del Departamento de Estado de los Estados Unidos (J/TIP).
Historia escrita por Juliane Reissig, Oficial de Información Pública, OIM Ghana, JREISSIG@iom.int