Trinidad, 7 Feb 2022 – A medida que Manuela Molina* salía de la piragua y se dirigía a la costa en Trinidad, el pánico se iba convirtiendo en alivio. Si bien el viaje desde Venezuela había sido peligroso, ella se había sentido obligada a hacerlo. Durante años, la situación económica en su país de origen le había dificultado encontrar un medio de subsistencia y esa misión se hizo definitivamente imposible en 2019 cuando el padre de sus hijos la abandonó.
Vivir en Trinidad nunca había sido el sueño de Manuela, pero ahora esta isla le ofrecía la oportunidad de comenzar de nuevo y tener una mejor vida para ella y su familia. Esta madre de tres hijos ni siquiera sospechaba que su esperanza se esfumaría tan rápidamente.
Minutos después de su llegada, Manuela, a quien le habían prometido un empleo digno, fue forzada por un grupo de hombres a ingresar a un vehículo, para conducirla a un lugar secreto donde ya había otras mujeres retenidas.
“Esas personas nos mantuvieron en cautiverio durante aproximadamente un mes. Nos forzaron a trabajar como trabajadoras sexuales”, relata Manuela. “Al intentar escapar, terminé siendo arrestada. Estuve en prisión”.
Manuela fue objeto de comercio y explotada para el logro de un beneficio, pero logró sobrevivir al delito de trata de personas. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) defendió a Manuela para poder liberarla de prisión.
Tras haber recuperado la libertad, Manuela tuvo que luchar arduamente para poder dejar atrás el trauma generado.
“Esta experiencia ha sido la peor de mi vida”, compartió Manuela tímidamente. “La OIM me ayudó para que tuviera una sesión con un psicólogo y tuve que enfocarme en lo verdaderamente importante porque debo seguir procurando un sustento para mis hijos. No quiero que ellos corran los mismos peligros que yo y terminen en una situación parecida”.
La trata de personas afecta de manera desproporcionada a las mujeres y a las jóvenes. El Informe Mundial 2020 sobre Trata de Personas de UNODC (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) – en su versión más reciente – estableció que el 72% de las víctimas de trata detectadas a nivel mundial son jóvenes de menos de 18 años, y un 50% de las víctimas son objeto de trata para explotación sexual.
Muchos de los factores que aumentan la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia basada en género – pobreza, género, discriminación, acceso inadecuado a la educación, conflictos y desastres naturales – son también factores de expulsión de mujeres que deben abandonar su hogar a la búsqueda de nuevas oportunidades. Esto las pone en riesgo de caer en manos de tratantes que a menudo usan la violencia o diversos artilugios – como por ejemplo ofertas de empleos falsos y oportunidades educativas – para de tal modo engañar a las víctimas.
Las mujeres migrantes, tratadas desde países sudamericanos vecinos, han terminado en Trinidad y Tobago siendo abusadas sexual, física, y mentalmente, y en algunos casos, han estado también sujetas a cautiverio.
“Si bien el gobierno ha demostrado su compromiso en cuanto a abordar esta problemática, deberán incrementarse los esfuerzos para investigar, procesar y lo que resulta aún más importante, condenar a los autores del delito de trata”, dice Jewel Ali, jefe de la Oficina de la OIM en Trinidad y Tobago. “La OIM seguirá cooperando con sus asociados, aprenderá, aplicará y compartirá las mejores prácticas, y también será innovadora en cuanto a buscar soluciones para brindar protección y asistencia a las víctimas de trata”.
La OIM también alienta a las víctimas a que se acerquen a pedir ayuda. Se dice que muchas de esas víctimas de trata sufren en silencio porque no se las ha identificado formalmente.
“La mayor parte de las víctimas son extranjeras y, por ese motivo, deben enfrentarse a barreras culturales y lingüísticas, además de otras problemáticas, como por ejemplo la falta de documentación que se convierte en un obstáculo para poder acceder a los servicios psicosociales”, señaló Ali.
La pandemia de COVID-19 trajo consigo nuevos niveles de vulnerabilidad, de acuerdo con las palabras de Manuela. “Se necesitan más oportunidades laborales y un acceso más amplio al apoyo psicológico porque muchas mujeres se encuentran en la misma situación y necesitan ayuda psicológica para poder trabajar todas estas dificultades y sobrevivir”, añadió.
Los organismos como la OIM juegan un rol crucial en ayudar a que los migrantes puedan luchar y sobrellevar las situaciones que les tocan, subraya Manuela. La Organización ofrece una variedad de apoyo a los sobrevivientes de trata, entre ellos el de alojamiento, asistencia de emergencia, servicios de salud, capacitación vocacional y apoyo psicológico.
“Los sueldos que recibimos como migrantes a menudo están por debajo del salario mínimo y el costo de vida es muy difícil de cubrir”, explica Manuela. “El apoyo que nos brindan hace una diferencia porque si recibo alojamiento o apoyo para alimentos, puedo usar el dinero restante para mis hijos”. Ahora todos han podido reunirse en Trinidad.
Los tratantes, que sometieron a Manuela a abuso mental y físico, siguen en libertad. A Manuela le gustaría que ellos supieran que logró sobrevivir.
“¿Cómo podría alguien sentirse bien, sabiendo que obtienes tu sustento a expensas del sufrimiento de las mujeres?”, se pregunta ella. “Quiero estudiar y hacer más con mi vida. Tener posibilidades reales. En cuanto a mis hijos, quisiera que fueran buenas personas y que tuvieran una vida digna”.
*A fin de proteger su identidad, el nombre de la superviviente fue cambiado y se han omitido algunos detalles de su historia.
Para más información, puede contactar en OIM en Puerto España con el Consultor en Redes Sociales y Comunicaciones Julien Neaves, Correo electrónico: jneaves@iom.int, o a la Oficial de Informes y Comunicaciones Kandy Serrant, Correo electrónico: kserrant@iom.int.