Uzhhorod, 12 de diciembre de 2022 – “En casa pero lejos de casa” es el concepto por detrás de este pequeño café manejado por una pareja ucraniana en un sótano en Uzhhorod, en el corazón de la región de Zakarpattia, en Ucrania.

Uno de los productos que más se venden en este café es el delicioso plov – un plato de arroz y carne originario de Asia Central pero bien conocido en Ucrania gracias a la población Tatar en Crimea. Los clientes no se pueden resistir al aroma de algo tan familiar, que de inmediato evoca la imagen de una familia reunida en torno a la mesa de la cena.

El Café Plov – que ha sido llamado así porque ofrece ese plato tan especial – ofrece variedades caseras de plov. Yurii y Larysa, una pareja desplazada de Kyiv, abrió este lugar hace tan solo un par de meses y desde su inauguración se ha convertido en un lugar de visita obligada para los residentes locales que quieren pasar un rato agradable.

“Nos encanta tener invitados”, explica Larysa. “Yurii cocina su plov especial cada vez que invitamos a alguien a comer. Es nuestra receta familiar preferida. Es comida que te pone de buen humor”.

Yurii y Larysa debutaron en la industria gastronómica y a pesar de ser nuevos en este rubro el café que abrieron es uno de los más populares de Uzhhorod. Este café se especializa en la venta del muy apreciado plov. Foto: OIM/Dariia Dovzhenko

La familia vivió en Kyiv antes de la guerra. En ese momento Yurii era propietario de una firma dedicada a la arquitectura en tanto que Larysa trabajaba como costurera. En los primeros días de la guerra tuvieron que escapar a Uzhhorod que es en lugar en donde Yurii nació y se crió.

“La ruta fue un verdadero desafío. Pasamos doce horas rumbo a Lviv y luego doce horas más hacia Uzhhorod. Había grandes embotellamientos; todo el mundo estaba nervioso y con miedo y podíamos escuchar aviones militares volando sobre nuestras cabezas. Parecía una película surrealista y era como si nosotros estuviésemos en el set”, recuerda Larysa.

En Uzhhorod se dieron cuenta que era difícil establecerse y que el dinero se iba rápidamente. Parecía que sus anteriores trabajos ya no eran requeridos en esta zona y no estaban muy seguros de cómo iban a procurar su sustento. Recordando lo que habían logrado cuando se encontraban en Kyiv, Yurii y Larysa se dieron cuenta que dependía totalmente de ellos volver a empezar.

Larysa tuvo una audaz idea: abrir un espacio que sirviera comida casera, algo que ellos habían estado soñando durante años.

“Tener un negocio en tiempos de conflictos bélicos es muy demandante, comenzar con un negocio durante la guerra es todo un desafío, pero decidimos hacerle caso a nuestra intuición”, explica Larysa. “Nos dio miedo, pero no podíamos retornar porque realmente no había ningún lugar al cual pudiéramos regresar. Lo único que podíamos hacer era explorar lo desconocido. De modo que decidimos jugarnos”.

El Café Plov se ha convertido en uno de los lugares preferidos de la gente a la que le gusta ir a pasar el rato en Uzhhorod, en donde las personas desplazadas por la guerra pueden comprar deliciosa comida casera. Foto: OIM/Dariia Dovzhenko

Cuando Yurii y Larysa descubrieron un sótano abandonado que alguna vez fue usado como depósito de juguetes, supieron que en ese espacio ellos iban a tener su futuro café.

Dado que no tenían mucho dinero tuvieron que concretar su sueño con un presupuesto magro, pero tuvieron mucha suerte de contar con un amigo que también se tentó con la idea y los ayudó con la compra del mobiliario. En menos de un mes, tras haber hecho todas las reparaciones necesarias y reacondicionado el lugar, Yurii y Larysa estuvieron listos para abrir el Café Plov.

“Personas desplazadas internamente como nosotros fueron nuestros primeros visitantes. Vino mucha gente desde Kharkiv y desde Ucrania Oriental”, recuerda Larysa. “Hablamos mucho y compartimos las dificultades que estábamos atravesando. El sufrimiento nos unió”.

Plov rápidamente se convirtió en un lugar de visita obligada para la gran cantidad de personas desplazadas que estaban en la ciudad, muchas de las cuales no podían alquilar un lugar con una cocina separada o al menos con un horno microondas. Plov es uno de los pocos lugares en la ciudad en el que las personas pueden tener comida casera lista para llevar en un par de minutos.

“En un restaurante raras veces uno ve a los dueños pues casi siempre te atienden los camareros. Lo hacemos de manera diferente aquí, atendemos nosotros mismos a la gente para que se sientan como en casa. Puesto que no tenemos casa en Uzhhorod, este café se ha convertido en nuestro segundo hogar”, explica Larysa. “Nuestros clientes hacen bromas sobre el hecho de que es el único lugar en el que los propietarios son a la vez los cocineros, ayudantes de cocina y camareros”.

Con frecuencia se lo ve ahora a Yurii cocinando su plov especial que se convertido en un símbolo del éxito de su familia en la ciudad que ahora ellos llaman su hogar. Foto: OIM/Dariia Dovzhenko

Larysa siempre trata de agregar nuevas recetas de pasteles al menú del café. Con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) los propietarios pudieron comprar una vitrina exhibidora para que Larysa pudiera mostrar sus especialidades culinarias. Ahora sus postres llaman la atención de los transeúntes y los tienta a entrar al café.

En retrospectiva esta pareja está asombrada por lo bien que les ha ido. Como Yurii y Larysa lo confiesan, la clave para el éxito radica en confiar en uno mismo, creer en las propias fortalezas y capacidades, hacer tu trabajo con mucho amor. No van a detenerse aquí sino que están considerando abrir otros cafés similares, posiblemente en Kyiv.

“No teníamos nada cuando llegamos, pero estar desplazados implica encontrar nuevas formas de salir adelante. No sabemos si este café va a seguir acá por una temporada solamente o si continuará por el resto de nuestras vidas. Lo que sí sabemos es que esta experiencia nos ha hecho lo suficientemente flexibles como para generar cambios y no aferrarnos al pasado. “Es necesario ser flexibles. Hay que hacer todo lo que uno pueda y confiar en que las cosas se darán”, aconseja la pareja. 

Yurii y Larysa pudieron hacerle mejoras a su café gracias al apoyo de la OIM y al financiamiento del Gobierno de Japón.

Esta historia fue escrita por Dariia Dovzhenko, Especialista en Comunicaciones de la OIM Ucrania, ddovzhenko@iom.int.

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