Agadez, 10 de enero de 2023 – Ibrahima ha sido elegido como delegado de alrededor de 300 migrantes originarios de Mali que actualmente se encuentran en el centro de tránsito coordinado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en la ciudad de Agadez, en el corazón del Desierto del Sahara en Níger.
Se fue de su hogar en el sudoeste de Mali y dejó a su familia en 2008 en busca de una vida mejor.
“En mi pueblo en Mali yo vendía agua. Un día logré reunir una buena suma de dinero y decidí irme a Marruecos con la esperanza de seguir rumbo a España por mar”, relata. “El viaje en bote fue un verdadero desastre, e incluso algunas personas fallecieron en altamar. Finalmente, nos enviaron de regreso a Marruecos”.
Pero Ibrahima estaba totalmente decidido a intentar nuevamente el viaje hacia Europa, esta vez vía Argelia. “Decidí caminar todo el trayecto. Terminé varado en la frontera con Argelia”.
En septiembre de 2022, sin medios para continuar con el viaje o para poder regresar a su casa, Ibrahima logró llegar hasta el centro de tránsito de la OIM en Assamaka, una comuna en la región de Agadez. Unos días más tarde, fue transferido al centro de tránsito de la OIM en Arlit antes de llegar finalmente al centro en Agadez.
En el centro de tránsito, los migrantes tienen un lugar donde dormir, alimento, agua, cuidados médicos y apoyo psicosocial. Con más de 1.000 personas alojadas en el mismo lugar, las tensiones entre los migrantes con frecuencia suelen exacerbarse.
“Después de todo lo que hemos tenido que atravesar, una discusión pequeña a veces lleva a confrontaciones físicas o verbales que es necesario aplacar o prevenir para que no nos convirtamos en enemigos”, explica Ibrahima.
Para facilitar las comunicaciones en el centro, se ha establecido un sistema de representantes de país. Cada comunidad designa un representante cuyo rol es crucial para el mantenimiento de la paz y para la promoción de la cohesión social entre los migrantes.
“Mis compatriotas me han elegido a mí y es un honor representarlos”, cuenta Ibrahima.
“La mayor parte de esas personas no puede leer ni escribir, no hablan francés ni inglés. Solamente hablan y comprenden su lengua materna. Los ayudamos a comprender todos los mensajes clave que son compartidos por el personal”.
A fin de facilitar el retorno voluntario de los migrantes a sus países de origen, los delegados facilitan la logística vinculada a las partidas. También promueven los servicios de los que se dispone en el centro y sensibilizan a los migrantes acerca de la importancia que tienen las actividades recreativas.
“Cuento con una buena formación cultural, con lo que puedo contribuir a las actividades. Por ejemplo, propuse la iniciativa 'un niño o niña migrante, un libro', la cual permite que los jóvenes migrantes que se encuentran en el centro tengan acceso a libros”.
Ibrahima dice que estos son algunos de los recuerdos de su viaje migratorio que él llevará orgullosamente a su hogar y espera que su trabajo perdure a través de los futuros delegados. Mientras tanto, aguarda con impaciencia su retorno para reunirse junto a su familia e hijos en Mali, y poder recomenzar su vida.
“Pienso que he realizado una valiosa contribución al centro de tránsito. Les digo a mis amigos, los delegados, que sigan perseverando. Es una gran responsabilidad, pero vale la pena”.
Esta historia fue escrita por Aïssatou Sy, Oficial de Información Pública de la OIM Níger, aisy@iom.int