Mae Sot, 26 de septiembre de 2022 – La vida en Tailandia la única que Ah May ha conocido.

Ah tiene 22 años y es nativo del grupo étnico Karen de Myanmar. Nunca había puesto un pie en su país de origen. Su madre partió a Tailandia a los 19 años y lo tuvo siendo aún muy joven.

Desde los seis años, Ah vivió en el sitio de albergue temporal de Umpiem Mai – a 12 kilómetros de la frontera con Myanmar, en la provincia tailandesa de Tak. Se estima que unas 10.600* personas residen en este sitio, sobre todo personas pertenecientes a la etnia Karen que escaparon del conflicto hace décadas.

“La vida ha sido difícil. No tuve nunca oportunidades, ni esperanza, ni identidad”, lamenta al hablar de lo que implica vivir en el limbo. “Recibo un subsidio de aproximadamente 250 THB (unos 7 dólares EEUU)** por mes. Pero esa cifra no es suficiente porque todo aumenta constantemente. A veces no tenemos suficiente comida”.

La vida para Ah está a punto de cambiar drásticamente mientras se prepara para embarcar en un avión por primera vez para volver a empezar en los Estados Unidos.

El trabajo de reasentamiento de la OIM en Tailandia se retrotrae a la década de 1970. Aquí una familia de refugiados de Indochina se prepara para partir rumbo a Francia. Foto: OIM/Karl Zirbs

Ah es uno de los más de 145.000 refugiados que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Tailandia ha asistido desde 2004 para su reasentamiento en terceros países – sobre todo en los Estados Unidos, Australia y Canadá, pero también en muchos otros.

La OIM ha estado trabajando muy estrechamente con el Gobierno Real de Tailandia y con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) desde 1975, cuando comenzó a asistir a aproximadamente medio millón de refugiados de Indonesia para que pudieran recomenzar sus vidas en el exterior.

Unas 91.000* personas siguen alojadas en nueve sitios de albergue temporal a lo largo de la frontera entre Myanmar y Tailandia. La mayor parte de estas personas han residido en esos albergues durante décadas, y un 84% pertenece a la etnia Karen.

“El reasentamiento es un proceso importante para apoyar a las personas que escapan de la persecución y es posible gracias al compromiso y la generosidad de los países receptores”, señala Francesco Supit, responsable de la Sub-Oficina de la OIM en Mae Sot, donde se manejan la mayor parte de las operaciones de reasentamiento en Tailandia.

En años recientes, el trabajo de la OIM en Tailandia ha puesto el foco en la facilitación del asentamiento de refugiados que han vivido en albergues temporales por períodos prolongados. Muchos habían sido aceptados por el ACNUR hasta cinco años atrás.

En 2021, la OIM apoyó el reasentamiento de 901 refugiados de Tailandia – la menor cifra desde 2006. “Debemos recordar que el reasentamiento no es una solución sustentable para todos. Por consiguiente debe haber otro entorno que permita que otros refugiados puedan retornar a sus hogares en condiciones seguras cuando el tiempo lo permita o para que puedan integrarse a nivel local”, agregó Supit

La despedida final para un refugiado que parte desde el albergue temporal Mae, ubicado a aproximadamente una hora en coche desde Mae Sot. Foto: OIM

Una vez que las personas han sido aceptadas para su reasentamiento, la OIM recibe notificaciones de los países receptores. Las personas deben someterse a evaluaciones completas de su estado de salud y a chequeos médicos antes de la partida para asegurar que están en condiciones de viajar.

“El proceso incluye controles médicos completos y pruebas de laboratorio, de acuerdo con las instrucciones técnicas del país de reasentamiento. Vacunamos y brindamos asesoramiento y tratamiento para la estabilización previa a la partida”, explica el Dr. Poe Sandi Oo, médico de la OIM.

“Desgraciadamente el entorno y las condiciones de vida en los albergues pueden originar condiciones adversas de salud como la malnutrición y diversas enfermedades transmisibles y no transmisibles. Necesitamos garantizar que los refugiados puedan viajar en buenas condiciones de salud”.

Una vez los refugiados shan sido autorizados a viajar, la OIM se encarga de todos los arreglos pertinentes.

Una familia de tres integrantes espera también su reasentamiento en los Estados Unidos, uniéndosele a Ah en sus últimos días en Tailandia. Foto: OIM/Miko Alazas

Un día antes de su vuelo a los Estados Unidos, Ah se sienta al lado de Maung Maung y Mu Kyong Paw en las instalaciones de la OIM en Mae Sot.

Tanto Maung como Mu huyeron de Myanmar siendo niños y no recuerdan exactamente a qué edad. Ahora están en la mitad de susveinte y tampoco recuerdan con exactitud de qué parte de Myanmar proceden. Se conocieron en el albergue Umpiem Mai, se casaron y ahora tienen un hijo de siete años, que apenas si ha conocido lo que es vivir en Tailandia.

Los cuatro están participando de una orientación previa a la partida, durante la cual un capacitador experimentado los lleva a través de diversos aspectos del viaje que cambiará sus vidas y que están a punto de emprender. Dado que será la primera vez que la mayoría, y tal vez todos, vuelen en avión, las lecciones incluyen aspectos básicos como por ejemplo el modo de embarcar en un avión, cómo ajustar el cinturón de seguridad, cómo usar el baño, qué hacer durante una escala, etc.

Esta orientación es un componente crítico de la preparación de las personas para sus nuevas vidas en el exterior y busca brindarles información práctica acerca de sus nuevos países y empoderarlos con las capacidades y actitudes que necesitarán para que les vaya bien en el exterior.

En Tailandia, la OIM coordina programas de capacitación específicos de varios días de duración, destinados a personas que van a reasentarse en Australia y Canadá.

El rol de Khun Khu Khu es brindar orientación antes de la partida. Foto: OIM/Miko Alazas

Si bien la orientación logra buenos resultados en cuanto a aliviar algunos de sus temores, Ah no duda en expresar cuáles son algunos de los desafíos que él espera. “Tendré que aprender un nuevo idioma, acostumbrarme a un entorno totalmente nuevo, aprender a usar un nuevo sistema de transporte. La adaptación me llevará tiempo”.

Si bien Maung y Mu comparten las mismas reservas, están muy agradecidos por las oportunidades y las elecciones que su hijo tendrá. Sus reservas se alivian cuando recuerdan que los padres de Mu habían sido reasentados en la misma ciudad en los Estados Unidos hace un año y estarán a mano para ayudarlos a establecer sus nuevas vidas. “Su padre trabaja en una fábrica de productos de cerdo”, dice Maung. “Espero poder encontrar rápidamente un trabajo. Cualquier tipo de empleo me dejará contento”.

Desgraciadamente, los padres de Maung siguen estando en Umpiem – al igual que la madre de Ah. “Fue muy triste tener que despedirme de mi madre y de mis amigos”, dice Ah, “pero por ahora debo pensar en mi futuro”.

Ah espera poder regresar a la escuela, obtener un diploma y encontrar un trabajo. Cuando se le pregunta qué tipo de trabajo le gustaría conseguir, él inmediatamente responde: “Quiero un empleo en el que yo pueda ayudar a otros a integrarse de la mejor manera posible cuando llegan a los Estados Unidos. Quiero estar allí para ayudar a otros”.

Mientras que algunos se sienten intimidados por un vuelo de larga distancia a través del mundo, para otros, el viaje significa una cuerda salvavidas, un camino para empezar de nuevo.

Datos del ACNUR a agosto de 2022

** Los residentes del sitio de albergue temporal de Umpiem Mai reciben un estipendio mensual de alimentos de parte del The Border Consortium, (Consorcio Fronterizo), por un monto que va desde los 240 a los 370 THB, es decir unos 6 a 10 dólares EEUU, de acuerdo con criterios de vulnerabilidad.

Historia escrita por Miko Alazas, Oficial de Prensa de la OIM en Tailandia.

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