Los sobrevivientes al terremoto más grave en dos décadas en Afganistán acceden a apoyo para albergues y artículos hogareños esenciales distribuidos por la OIM. Foto: OIM/Leo Torréton

Ginebra – En las últimas dos décadas, los conflictos extendidos, las necesidades humanitarias, la frecuencia cada vez mayor de los brotes de enfermedades y las tensiones geopolíticas también en aumento han seguido proliferando. Las crisis emergentes, agravadas por el cambio climático y las presiones financieras mundiales, vienen a agregarse a la complejidad de las necesidades humanitarias. La OIM pone la seguridad, la dignidad y la protección de las personas en un lugar prioritario en los contextos de respuesta a crisis más desafiantes de todo el mundo. 

Mientras el desplazamiento aumenta hasta alcanzar niveles record, ha aparecido una verdad resonante: la migración no es solamente una consecuencia de las crisis sino que es también una respuesta, una estrategia de adaptación, y una oportunidad de que las personas puedan tener mejores vidas y comunidades mucho más sólidas. El primer Llamamiento Mundial de la OIM para 2024 de la historia ha sido diseñado para que la mencionada promesa pueda cumplirse. Contar con la totalidad de los fondos necesarios permitiría que la OIM prestara servicios a casi 140 millones de personas, incluyendo personas desplazadas internamente y las comunidades que las acogen. Asimismo también permitiría un aumento dramático del trabajo de la OIM en el ámbito del desarrollo, lo cual serviría para prevenir futuros desplazamientos.  

Tetiana se sienta en su cocina en Sopino, Ucrania, en medio de los grandes daños ocasionados al piso y al techo por bombardeos de artillería. Foto: OIM/Muse Mohammed

Ucrania

Dos años después del estallido de la guerra a gran escala en Ucrania, casi 3,7 millones de personas siguen estando desplazadas en todo el país, en tanto que más de 4,5 millones han regresado. Muchas han gastado la totalidad de sus ahorros y necesitan de asistencia financiera. En todo el país están soportando abrumadoras pérdidas mientras sus hogares, comunidades y sentido de seguridad se desintegran. La guerra ha tenido un severo impacto sobre su salud mental que tal vez persista en las futuras generaciones y tiene efectos debilitantes que van desde el estrés mental y emocional hasta dificultades para integrarse a las nuevas comunidades.

Mahmoud y su familia, todos ellos personas refugiadas de Siria que viven en un pueblo cercano a  Gaziantep, se mudaron a una tienda mientras las autoridades evaluaban si su edificio, que presentaba grietas visibles en su estructura tras los terremotos, era un lugar seguro para retornar. Foto: OIM/Emrah Özesen 

Türkiye

Los terremotos que asolaron a Türkiye y al noroeste de Siria en febrero de 2023 se llevaron las vidas de cientos de miles de personas y dejaron a otras tantas sin un techo. Aproximadamente  3 millones de personas quedaron desplazadas en Türkiye y más de 100.000 resultaron heridas. En tiempos de crisis, brindar albergue y artículos de socorro, establecer instalaciones de higiene y organizar los asentamientos para que sean habitables para todos – incluso los ancianos y personas con discapacidades – es crucial. La respuesta de la OIM se asienta sobre tres pilares: crear condiciones que favorezcan el retorno de las personas a sus hogares, apuntalar la movilidad para la recuperación económica e incrementar el nivel de preparación para futuros desastres.  

Nimo se encuentra entre los casi 4 millones de personas desplazadas por la sequía extrema en Somalia. Luego de perder todo su ganado y de quedarse sin agua y comida, encontró refugio en un asentamiento para personas desplazadas internamente. Allí vive al día. Foto: OIM/Claudia Rosel Barrios

Somalia

En Somalia, 4,6 millones de personas enfrentan una crisis de desplazamiento a medida que los impactos del cambio climático y de los conflictos aumentan. La sequía provocó una devastadora inundación y una crisis de recursos acuíferos, llevando a más de 7 millones de personas – casi la mitad de la población del país – al borde de la hambruna. Las mujeres y los niños y niñas son los más afectados. Las mujeres migrantes con frecuencia relatan haber sufrido episodios de desesperación y horror debido a los abusos y al acoso que han padecido en sus travesías migratorias a lo largo de la Ruta Oriental rumbo a los países del Golfo – desde ser víctimas de matrimonios forzosos con los traficantes hasta ser objeto de trata para situaciones de explotación cuando buscaban empleo en Medio Oriente.  

Personas recién llegadas al asentamiento de personas refugiadas rohingya de Balukhali, Cox's Bazar, Bangladesh, en donde se las recibe con albergues, artículos hogareños y otros elementos de asistencia sumamente importantes que la OIM les entrega. Foto: OIM/Olivia Headon

Bangladesh

Ahora en su séptimo año, la crisis de los rohingyas ha dejado cientos de miles de personas dependientes de la asistencia humanitaria para poder paliar sus necesidades básicas. Oportunidades limitadas y falta de acceso a educación y al desarrollo de capacidades, contribuyen adicionalmente con la demanda cada vez mayor de asistencia humanitaria. Sobre todo los grupos vulnerables como las personas con discapacidades y las familias a cargo de mujeres se han vuelto más susceptibles a la trata de personas y al tráfico de migrantes. Los impactos de los desastres inducidos por el clima han afectado la esperanza de las personas de encontrar estabilidad. En los últimos meses, varios campamentos de refugiados rohingyas padecieron incendios, ciclones reiterados y una intensa temporada de monzones.  

Sifa se encuentra entre los 1.500 residentes del campamento de Kibabi de personas internamente desplazadas en la República Democrática del Congo. Ella ha estado en ese campamento desde 2012 luego de haber tenido que escapar de la aldea en la que vivía tras un ataque por parte de las milicias locales que derivaron en las muertes de su esposo y de sus dos hijos. Foto: OIM/Muse Mohammed

República Democrática del Congo  

Décadas de crisis interconectadas han derivado en una de las emergencias humanitarias más complejas del mundo en la República Democrática del Congo. Se trata de una crisis que no está financiada adecuadamente y está marcada por desplazamiento masivo, serias violaciones a los derechos humanos y necesidades básicas cruciales no atendidas. Casi 7 millones de personas se encuentran desplazadas internamente, y más de 25 millones enfrentan inseguridad alimentaria de nivel crítico. Hay un contraste profundo entre las necesidades humanitarias severas y urgentes por un lado, y un telón de fondo de limitación de recursos y acceso a servicios. Sin embargo, la asistencia humanitaria por sí misma no puede resolver la crisis; deben abordarse las causas de origen y es necesario buscar soluciones a largo plazo para poder cubrir las acuciantes necesidades de las comunidades afectadas por el desplazamiento interno extendido y reiterado.  

Krushnal y su hijo caminan entre las ruinas de su vivienda colapsada en Barmal, Afganistán, tras los fatales terremotos de junio de 2022. Foto: OIM/Léo Torréton

Afganistán

En Afganistán las turbulencias políticas de agosto de 2021 hicieron que el país terminara en un estado de gran agitación. Actualmente Afganistán está enfrentando una crisis humanitaria sin precedentes. Dos tercios de la población requieren de asistencia humanitaria. Las mujeres y las jóvenes son discriminadas sistemáticamente y marginalizadas de la sociedad. La economía al borde del colapso, interrupción del flujo de asistencia y de las cadenas de suministro, combinadas con la actual sequía y los elevados costos de los alimentos han tenido un efecto devastador. Las personas en la Provincia de Hérat han quedado tambaleantes tras una serie de mortales terremotos ocurridos en la región en octubre que destruyeron miles de hogares, aplastando infraestructura crítica y dejando a más de 50.000 familias con necesidad de contar con asistencia. Las fronteras han colapsado por el dramático aumento en la cantidad de afganos retornados a la fuerza desde Pakistán. Más de 500.000 personas han regresado desde ese país en los últimos cuatro meses, 10.000 de ellas tan solo en la primera mitad de enero. Las necesidades siguen aumentando a un nivel alarmante. Las personas de Afganistán necesitan soluciones sostenibles a largo plazo para aliviar la crisis humanitaria, incluyendo la muy necesaria asistencia para el desarrollo que los donantes internacionales en la actualidad no financian.    

Ali, originario de Jartum ahora se ve forzado a dormir al aire libre en el norte de Sudán. La de contar con albergues es una de las necesidades más acuciantes para millones de personas desplazadas por la violencia. Foto: OIM/Noory Taha

Sudán  

La de Sudán es la mayor crisis de desplazamiento del mundo, con más de 10 millones de personas desplazadas por los conflictos, 9 millones dentro del país, a enero de 2024. El reciente aluvión de personas desplazadas recientemente en Sudán ha ejercido una presión inmensa sobre los servicios públicos y los recursos en las áreas de recepción, llevando a condiciones de vida deplorables para millones de personas que están luchando para sobrevivir. La situación se ve empeorada por daños sustanciales a la infraestructura, el quiebre de servicios bancarios y financieros, frecuentes interrupciones de los servicios de internet, telecomunicaciones, servicio eléctrico y la destrucción de instalaciones sanitarias – poniendo de relieve la urgente necesidad de esfuerzos humanitarios intensificados y de una mayor atención en todo el mundo.  


El personal de la OIM está trabajando incansablemente para paliar las necesidades de las personas afectadas por los más desafiantes contextos de respuesta a crisis en el mundo, pero es necesario hacer mucho más. Reconociendo la necesidad de contar con asistencia humanitaria y para el desarrollo el Plan Estratégico de la OIM enfatiza tres temas claves: salvar vidas, encontrar soluciones al desplazamiento y facilitar vías regulares para la migración. El Llamamiento Mundial de la OIM sirve como una herramienta para implementar acciones alineadas con estos temas, promoviendo la participación a largo plazo para apoyar la respuesta humanitaria durante las crisis y a posteriori, junto con trabajo proactivo para destrabar el gran potencial de la migración para el crecimiento económico y el desarrollo humano.  

Escrito por Tanishqua Kanetkar

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