Lagos, 1 de agosto de 2022– Ejike está ocupado terminando pedidos en su taller del mercado de Ijegun, en Lagos. Va vestido con pulcritud, con un atuendo nigeriano moderno de color marrón confeccionado por él mismo. En el primer piso de un pequeño taller situado en una de las concurridas calles del mercado, él y sus dos empleados trabajan incansablemente para satisfacer las demandas de sus clientes. Tienen un gran número de pedidos de clientes aficionados a sus diseños.

"Esta semana llegaremos a las 2.000 prendas, además de algunas más, que se venderán en el mercado cercano. Gracias a Dios el negocio va bien".

Este hombre de 33 años no siempre disfrutó de este nivel de éxito. Hace cinco años, luchaba por llegar a fin de mes. La ropa y las telas que vendía entonces apenas daban para alimentar a sus ancianos padres. Estaba entre la espada y la pared y, acuciado por la necesidad imperiosa de seguir manteniendo a su familia, decidió abandonar Nigeria en busca de pastos más verdes en Italia.

Sin la documentación adecuada, Ejike se vio obligado a utilizar canales irregulares y pagó cerca de 1 millón de NGN (aproximadamente USD 2.400) a contrabandistas por el viaje desde Nigeria que lo llevó a Libia, donde se escondió de las autoridades y de las bandas criminales, o fue mantenido arbitrariamente en campos de detención mientras esperaba la oportunidad de cruzar el mar. Pasaban días sin comida ni agua.

Cuando llegó el día de intentar la travesía por el Mediterráneo, él y otros migrantes fueron llevados a un campamento en Qaraboli, cerca de Trípoli, donde fueron despojados de todas sus pertenencias o documentación y obligados a subir a un endeble bote de goma.

Ejike en su taller en Ijegun Market Satellite City en Lagos. Foto: OIM 2022/StyliaKampani

"Desde ese lugar, el viaje dura mucho más, pero hay menos posibilidades de ser detenidos".

Al caer la noche, las altas olas sacudieron el barco, empujando a algunos de los migrantes al agua. Por la mañana, se dieron cuenta de que 14 personas habían desaparecido.

"No quiero volver a viajar de esta manera, solo de forma oficial", dice Ejike, recordando su decisión de volver a Nigeria. "Estaba harto de Libia, quería volver a casa después de todo este sufrimiento".

Regresó en un vuelo humanitario voluntario organizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en marzo de 2018, tras ser rescatado en el Mediterráneo por los guardacostas libios y llevado de vuelta a Libia, donde pasó 10 meses antes de su regreso a Nigeria.

"Si hubiera tenido la información correcta, nunca lo habría hecho. Desperdicié mucho dinero en este viaje", reflexiona.

A su regreso, Ejike pasó los primeros meses en Lagos, cerca de su hermano menor, que tiene una pequeña tienda. Otro retornado le informó de los cursos de formación que la OIM ofrece a los retornados como parte de la asistencia para la reintegración a su regreso, pero él tenía dudas. Estaba decidido a iniciar su propio negocio y desconfiaba del apoyo externo.

Ejike y sus dos colegas en el taller en Ijegun Market Satellite City en Lagos. Foto: OIM 2022/StyliaKampani

Se centró en aprender a confeccionar, utilizando máquinas de coser, que tomó prestadas de amigos y conocidos. Solo tardó unos meses en perfeccionar sus habilidades, inspirado por uno de los momentos más oscuros de su vida. "Fue durante el transcurso del viaje cuando se me ocurrió la idea de un negocio de diseño de moda. Quería empezar algo propio". 

Finalmente, después de que otro amigo le convenciera, Ejike, aunque escéptico, decidió intentarlo.

A lo largo de las sesiones, su interés creció a medida que perfeccionaba sus habilidades y técnicas que resultaron útiles para su sueño de montar un negocio. La formación práctica le permitió adquirir conocimientos empresariales como la elaboración de un plan de negocios, estrategias de marketing y gestión de las finanzas.

A continuación, obtuvo una ayuda financiera de la Unión Europea para poner en marcha su negocio en la Ijegun Market Satellite City, en Lagos.

"Utilicé la subvención para comprar artículos de sastrería y máquinas para mi negocio. Me alegré mucho del apoyo de la OIM".

Hoy no solo es autosuficiente, sino que ha contratado a dos empleados y está pensando en ampliar el negocio.

La vista desde el taller. Foto: OIM 2022/StyliaKampani

"No quiero ser un sastre normal, mi objetivo es tener un negocio en cadena. Hay altibajos, pero creo que lo conseguiré". Además de los encargos por encargo, tiene un puesto en la zona del mercado donde vende prendas ya confeccionadas.

"Tengo confianza en mí mismo. Quiero construir algo que lleve mi nombre".

Su próximo plan es abrir una pequeña sala de exposiciones con sus diseños y poder recibir a los clientes en un entorno agradable. Su último sueño es abrir tiendas por todo el país y tener su propia marca.

"Desde el principio de su proceso de reinserción, Ejike demostró una motivación y una fuerza excepcionales para reconstruir su vida y convertirse en empresario. Es un apasionado y ama su trabajo; por eso creo que prosperará aún más. Es una de las historias de éxito de la OIM", dice Peace, la gestora de casos de la OIM que ha seguido de cerca su proceso de reintegración y su bienestar.

Ejike es uno de los 13.000 retornados nigerianos que, desde abril de 2017, han recibido asistencia para la reintegración en el marco de la Iniciativa Conjunta UE-OIM.

Esta historia fue escrita por StyliaKampani, Oficial de Información Pública de la OIM Nigeria.

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