Sabit conectando la tubería del tractor de saneamiento con una de las letrinas. Foto: Nabie Loyce/IOM 2020

Malakal– Cerca de 30.000 personas desplazadas internamente han podido escapar del peligro de años de violencia comunal para irse a vivir a un Sitio de Protección de Civiles (PoC por su sigla en inglés) de las Naciones Unidas aquí en Sudán del Sur. Pero un peligro cotidiano aún acecha, a menudo desde el interior de todos los que llegan aquí y que virtualmente lo llevan dentro de sí.

Los desechos humanos y su tratamiento son cuestiones ineludibles en todos aquellos lugares donde convive una gran cantidad de personas. En lugares como Malakal— en donde tanto los hombres como las mujeres y los menores enfrentan desafíos para el cuidado de su salud bajo condiciones de gran estrés— el manejo de los desechos puede marcar una diferencia trascendental entre el bienestar y un contagio agudo como ocurre por ejemplo con el cólera.

Los desechos humanos, si no son manejados adecuadamente, pueden ser tan letales como las balas o las bombas.

“Requiere de compromiso, coraje y determinación hacer este trabajo”, señala Sebit Michael, uno de los 27 miembros contratados localmente a fin de integrar el Equipo de Trabajo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Malakal para el Manejo de Desechos Líquidos.

Sabit guía al conductor para aparcar el tractor correctamente y evitar que los desechos salpiquen fuera del estanque. Foto: Nabie Loyce/IOM 2020

La unidad—a la que también se la denomina Equipo de Vaciamiento—se encarga de vaciar y mantener más de 1.200 letrinas de pozo en el sitio de Protección de Civiles, cada una de las cuales es usada docenas de veces a diario.

“Cuando empecé, mis amigos se reían de mí, porque decían que mi trabajo era muy sucio. Algunos incluso decían que yo tenía mal olor”, dice Sebit, de 36 años. “Pero el amor que tengo por mi comunidad me mantuvo en carrera. Sé que gracias a mi trabajo se salvan vidas. Les dije a mis amigos que era mejor hacer este trabajo que andar por ahí robando”.

Esta mañana Sebit empuja un caño pesado y largo conectado al tractor de remoción de desechos que ha llegado hasta una de las letrinas de pozo para varones. La remoción de desechos empieza con el vaciamiento de las letrinas cuyo contenido es colocado en el tanque del tractor. Ese contenido se lleva para ser descartado en una cisterna de estabilización de desechos ubicado a una milla de distancia.

La OIM construyó estas cisternas para desechos a fin de contar con un volumen combinado de más de 8.600 metros cúbicos. Cada estanque contiene toneladas de aguas residuales que los 30.000 habitantes del sitio de Protección de Civiles de Malakal reponen diariamente. A Sebit y a su equipo le insume aproximadamente una hora la tarea de bombear las aguas residuales de una letrina y llevar los desechos hasta el estanque de estabilización, luego volver y seguir con la siguiente letrina.

Sabit y el chófer preparados para otra ronda de saneamiento. Foto: Nabie Loyce/IOM2020

“Esto no es un tipo de trabajo convencional. No se puede hacer esto si uno no tiene un corazón fuerte y un gran amor por la seguridad de tu comunidad”, dice Sebit mientras conecta el caño a otra letrina. Usa una máscara y guantes largos, y le hace una señal al conductor del tractor de remoción para que encienda el generador. En este lugar, lleva exactamente diez minutos vaciar la letrina.

“Este trabajo es esencial para poder mantener buenas condiciones de saneamiento en el sitio de Protección de Civiles”, explica Onekalit James, Ingeniero Asistente de los Servicios de Agua, Saneamiento e Higiene para Todos (WASH) de la OIM de Sudán del Sur.

Hay dos cisternas de gran profundidad – que también se conocen con el nombre de cisternas “anaeróbicas” – en los que los desechos se separan, y otra cisterna poco profunda o “facultativo” en el cual la OIM monitorea las reacciones químicas y la temperatura del agua y su estabilidad. Asimismo, se realizan las mediciones de acidez. Los canales de desagüe se llevan el agua.

“Desde su construcción en 2015, los estanques de estabilización de desechos han sido muy efectivos en cuanto a reducir una buena cantidad de brotes de enfermedades, en especial en el sitio de Protección de Civiles”, agrega Onekalit James.

Sabit posa para una foto en el tractor. Foto: Nabie Loyce/IOM2020

“Actualmente tenemos suerte; no hay material que no sea biodegradable en la letrina, que es usualmente el mayor desafío que enfrentar”, dice Sebit intentando ser realista mientras retira el caño. “Si así no fuera, yo debería dejar de bombear la letrina para poder retirar los desechos sólidos y eso retrasaría nuestra labor”. 

Mientras nos dirigimos a un estanque para desechos, un olor desagradable nos indica que nos estamos acercando. Sebit se baja con rapidez del tractor y le dice al conductor que lo estacione con cuidado de modo tal que los desechos de los estanques no salpiquen.

Sebit abre el tapón del tanque del tractor, le hace nuevamente una seña al conductor y tras un cambio de marcha una sustancia verdosa comienza a caer en el estanque. Ahora el olor desagradable es aún más intenso. Pero Sebit espera pacientemente al lado del tanque para asegurarse que el mismo se vacíe completamente.

El proyecto de la OIM de transformación de desechos en Sudán del Sur se implementa en el marco de la Unidad WASH y recibe el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), de la Oficina de Asistencia Humanitaria (USAID BHA), del Ministerio de Relaciones Exteriores del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO) y de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO).

Este artículo fue redactado por Nabie Loyce, Asistente de Prensa y Comunicaciones de la OIM en Sudán del Sur.

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