“Nuestro grupo étnico – el Chakma – se mudó aquí hace unos 60 o 70 años. Más tarde, llegaron los rohingyas y aprendimos a vivir juntos como hermanos”, recuerda Nichabong.
Uno de los residentes de más larga data en el campamento, el miembro de la comunidad de acogida Nichabong y su familia, han estado viviendo por décadas en lo que hoy se conoce como Campamento 22.
Los múltiples campamentos en Cox’s Bazar tienen como característica distintiva una demografía mixta, que comprende tanto a los miembros de la comunidad de acogida y a los refugiados rohingyas que se asentaron durante el influjo del año 2017 e incluso antes. La comunidad de acogida chakma en el Campamento 22 en Cox’s Bazar ha estado dando la bienvenida a refugiados por mucho tiempo y hasta el presente mantiene vínculos muy estrechos con sus vecinos.
Cuando las familias rohingyas comenzaron a asentarse en la zona en 2017, faltaba infraestructura, servicios e instalaciones. “No había desagües, caminos ni albergues”, recuerda Sokhina, una refugiada rohingya que huyó de Myanmar en aquel entonces. Los residentes tuvieron que adaptarse e improvisar hasta que junto a la comunidad la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) comenzó a implementar Proyectos de Efecto Rápido (QIP).
En 2018, como parte de su Proyecto Participativo para Mujeres (WPP), la OIM introdujo Comités de Mujeres en varios campamentos con el objetivo de incentivar la participación de las mujeres y generar medios de subsistencia. La representación de las mujeres en la gobernanza de los campamentos y su significativa participación en el proceso de toma de decisiones en los mismos han sido reconocidos como un factor clave para mitigar la inestabilidad económica y los riesgos en materia de protección.
Para fortalecer aún más los vínculos entre los refugiados rohingyas y los miembros de la comunidad de acogida, los Comités de Mujeres en el distrito de Teknaf incluyen a miembros de ambas comunidades. Estos comités conjuntos dan a los miembros la posibilidad de discutir asuntos de interés común y abordarlos colectivamente.
Partiendo de la base de su exitosa iniciativa WPP, la OIM seleccionó varios proyectos para abordar las necesidades inmediatas de refugiados y comunidades de acogida para ayudarlos a generar un ingreso. Nichabong, Sokhina y sus comunidades, todas ellas identificaron infraestructura comunal clave que necesitaba reparación como por ejemplo escaleras, caminos y sistemas de desagüe.
Estos trabajos generales para el mejoramiento de los sitios ponen el foco en aumentar la calidad de vida y reducir los riesgos relacionados con los sistemas de desagüe y los trabajos de acceso y estabilización. Para asegurar la seguridad integral de la población afectada, se identifican las zonas en riesgo de sufrir peligros naturales como inundaciones y aludes por medio de evaluaciones regulares de la Reducción de Riesgos de Desastres.
Por medio de un proceso consultivo con la comunidad, se identificaron 11 proyectos de trabajo a cambio de dinero en efectivo (CfW). Un total de 1.000 refugiados rohingyas y miembros de las comunidades de acogida participaron en los trabajos que siguieron después.
“Cuando el trabajo de construcción estaba en marcha, también contribuimos e incluso ganamos algo de dinero”, observa Nichabong.
La laguna en el Campamento 24 ha sido usada por años por los refugiados y miembros de la comunidad de acogida con fines domésticos. “Cuando llegamos aquí, no había vallas en torno a la laguna”, dice Fatema, una refugiada rohingya. Solo el año pasado se informó acerca del ahogamiento de dos menores en esa laguna.
Varios otros incidentes de ahogamiento han sido reportados en campamentos de refugiados en Cox’s Bazar debido a la falta de vallas cerca de otras masas de agua. De acuerdo con informes recientes, el ahogamiento de menores en Bangladesh es un tema serio, puesto que se ha podido identificar que el ahogamiento es la causa principal de muerte entre menores de 1 a 17 años.
Asimismo, debido a la pandemia de COVID-19 y sus consiguientes restricciones, miles de menores no asistieron a las escuelas y contaban con mucho tiempo libre, yendo con frecuencia a jugar en canales o lagunas. Teniendo eso presente, la comunidad identificó con rapidez la necesidad de contar con vallas y tierras para poder seguir usando el agua de manera segura, en especial debido al aumento en los niveles de la misma durante la estación de lluvias.
“Los menores ahora pueden jugar en condiciones de seguridad y ya no estamos tan estresados”, señala Fatema.
Entre los proyectos claves de infraestructura implementados se pueden mencionar una geo bolsa de 25 metros (bolsa de arena) y una escalera de bambú instalada en una zona empinada del campamento, en donde el movimiento durante la temporada de monzones es complicado. “Cuando llega la temporada de lluvias, tenemos serios problemas en nuestra aldea”, dice Nichabong.
Cuando los líderes comunitarios Chakma fueron a corroborar esos problemas, se encontraron con que este popular camino necesitaba imperiosamente ser mejorado.
Un total de 16 refugiados y miembros de la comunidad trabajaron en la instalación de la escalera, y ahora más de 100 personas se benefician con la misma. “Podemos con gran facilidad acarrear agua por la escalera y visitar a nuestros vecinos”, menciona Nichabong.
El objetivo es mejorar holísticamente los asentamientos y sus entornos inmediatos, con la participación activa de la comunidad en todas las fases – desde la planificación hasta la construcción y el mantenimiento – a fin de crear condiciones de vidas seguras, dignas, y resilientes. Para facilitar el proceso y promover un enfoque impulsado por la comunidad, los equipos incrementaron la cifra de trabajos de mejoramiento de sitios identificados por la comunidad por medio de varios mecanismos de defensa.
La selección de infraestructura estuvo vinculada a una evaluación integral de la vulnerabilidad que fue llevada a cabo por equipos de la OIM en estrecha consulta con la comunidad. Desde procesos de toma de decisiones hasta actividades de trabajo a cambio de efectivo, las intervenciones aseguraron y promovieron la participación de mujeres, hombres, personas extremadamente vulnerables y personas con discapacidades, tanto de las comunidades de refugiados como de las de acogida.
“Los rohingyas y los aldeanos están trabajando muy bien juntos”, dice Sokhina.
Personas vulnerables como los discapacitados se han visto especialmente afectados por la pobre infraestructura. La OIM y sus asociados en la implementación están trabajando en terreno muy de cerca con otros actores del ámbito de la protección, a fin de integrar otras actividades como reubicaciones, mecanismos de retroalimentación y actividades de respuesta a emergencias.
Los caminos y la escalera son ahora accesibles por las mujeres embarazadas, ancianos y personas con discapacidades, que con anterioridad dependían de las personas de su entorno para desplazarse por el campamento.
“Teníamos que ayudarlos a caminar o bien trasladarlos”, recuerda Sokhina. “Ya no necesitamos hacer eso”.
Los Proyectos de Efecto Rápido implementados en seis campamentos en Cox’s Bazar fueron posibles gracias al apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO).
Esta historia fue escrita por Monica Chiriac, Oficial de Información Pública de la OIM en Cox’s Bazar, Tel: +880 1880 084 048, Correo electrónico: mchiriac@iom.int.